Cita a ciegas; capítulo 13.

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Fiel a su palabra, después del beso Mikey se separó de Takemichi y lo miró una vez más; en sus ojos había una mezcla de tristeza y culpabilidad que Takemichi sabía que iba dirigido él, y que sin embargo decidió pasar por alto para no pedirle al chico que se quedara. Cerró sus ojos y se mantuvo en su lugar cuando el calor desapareció, como los pasos que lentamente se hacían más lejanos. Su rostro se llenó de resignación cuando lo supo, esa relación no estaba destinada a suceder desde el comienzo. Takemichi jadeó tembloroso cuando finalmente la puerta se cerró y quedó solo.

Las ganas de hacer cualquier cosa se desvanecieron y solo corrió a su habitación en donde se acostó y dejó fluir las emociones del momento. Takemichi estaba triste, jamás imaginó que alejarse de Mikey dolería tanto, pero... ¿qué culpa tenía? Si todo había pasado tan rápido. Lo frustrante era que se había enamorado del idiota que sin quererlo, o tal vez sí, le rompió el corazón.

Le costó dormir después de tanto, pero finalmente sus pensamientos se pudieron en orden y llegó a la conclusión que todo lo que estaba pasando era por su bien. Vendrían cosas mejores para su solitaria vida.

...

Al día siguiente las cosas habían vuelto relativamente a la normalidad. Retomó su rutina normal, lejos de Mikey. Todo estaba exactamente igual, sin mensajes de textos al despertar, ni en el trabajo y nadie lo estaba esperando para llevarlo a casa. Y sobre todo lo que más pesaba era la soledad. Takemichi estaba solo de nuevo.

La única novedad con el pasar de los días fue el mensaje que Akkun le mandó cuando Takemichi estaba en clases. Se suponía que sus amigos habían elegido la forma más rápida y simple de recolectar dinero, Takemichi resopló y sonrió, dándole puntos extras por ser tan creativos. Hasta que se enteró de que iba todo. A veces pensaba que en su grupo de amigos faltaba el inteligente o el cuerdo, pero bueno, podría ser peor, ¿verdad?

—¿están locos? ¿en serio creen qué esto funcionara? —preguntó Takemichi, reuniéndose con Akkun después de clases.

Aprovechaba para comer algo antes de volver al trabajo, pero su apetito últimamente era pésimo y más con el estrés que esos idiotas le producían.

—¡Por supuesto! —respondió contento el pelirrojo—. Es completamente seguro "rentarse como novio". Hay gente muy solitaria y aburrida estos días —continuó Akkun como si nada.

Takemichi rodó los ojos y apartó su bandeja de comida.

—Empezando por ustedes, ¿sabes? —preguntó amargado—¸ En todo caso, ¿Por qué debería participar en eso?

—¡Porque eres el más guapo, por supuesto! —Akkun se veía tan convencido de ello, que Takemichi bufó en su vergüenza, de todos modos lo dejó seguir con su discurso—. Y porque también necesitas salir un poco, desde que terminaste con tu novio infiel has estado más triste de lo normal, estamos preocupados por ti.

—¿Y crees qué saliendo con alguien un día todo estará mejor? —preguntó Takemichi ofendido.

El descarado de Akkun se encogió de hombros y le sonrió.

—Pues no, pero seguramente es la mejor forma de vengarte. Él debe saber que no lo necesitas más, Michi. Anda, acepta de una buena vez.

No respondió por un tiempo. Estaba pensando en los pros y contras de aceptar tal locura. Lo único bueno sería el dinero, pero, ¿acaso los chicos en serio pensaban qué sería un negocio rentable?

—¿Y cómo se supone qué haremos esto, genio? —murmuró su curiosidad. Takemichi había prometido ayudar con el dinero, por lo que no le quedaba de otro que ayudar—. Ustedes son sorprendentes.

—Hay una página gratuita, no te preocupes, nosotros nos encaremos de todo; solo ponte bonito, obviamente más bonito, y olvida de una vez por todas a Mikey. De todos modos todos también saldremos a citas para reunir el dinero rápido.

Takemichi no quiso pensar mucho en ello, suficiente con sus problemas amorosos y la universidad.

...

Dos días habían pasado desde que Akkun le comentó del loco plan. Afortunadamente el tema de las citas estaba siendo muy lento y Takemichi tuvo tiempo de leer del tema. Y vaya que era interesante el negocio de alquilarse para novios y familias enteras, por una sola noche podría conseguir casi la mitad de su sueldo, eso era ganancia.

De todas formas no se hacía muchas ilusiones, estaba seguro que nada era tan bueno en la vida. Por lo que solo esperó hasta que finalmente una tarde en su trabajo Akkun lo llamó y le dijo que había salido el primer cliente —y el último—, Takemichi se había quejado de que era muy pronto, pero al final no pudo hacer nada para evitarlo.

La cita sería en su día libre, por lo que tendría algo de tiempo para matar los nervios. Akkun lo consoló, diciendo que no era tan malo como parecía, sin embargo que debía comportarse como un verdadero, aunque obviamente sin besos y toques.

Otro par de días después llegó el ansiado domingo. La semana había sido aburrida y más larga de lo normal. Mikey no había intentado comunicarse con él, y Takemichi tampoco. De hecho estuvo fingiendo que no lo conocía, hasta que llegaba la noche y sus pensamientos se inundaban del chico de sonrisas fugaces y ojos negros. Muchas veces mientras ocultaba su tristeza en la almohada, se preguntaba cuando sería el momento de olvidar porque ya se estaba cansando de ocultar las ganas que tenía de ver a Mikey.

"¿Por qué tuvo que engañarlo?", murmuró frustrado una noche que no pudo dormir.

Se preparó para la cita, colocándose la mejor de sus ropas. Estuvo mensajeando con Akkun que le mantuvo informado del lugar y la hora de la cita, y simplemente estuvo listo a la hora exacta. Se suponía que iría a un restaurante de comida tradicional, en donde su falso novio quería fingir que se veían después de varias semanas de trabajo difícil. Takemichi no estaba de humor para sonreír, pero bueno, ¿Quién era él para negarse a las peticiones de un cliente?

Llegada la hora, Takemichi se plantó frente al restaurante y con su chaqueta deportiva apenas cubriéndolo del frío de la noche, esperó varios minutos hasta que finalmente alguien tocó su hombro con timidez y supo que su cita había llegado.

—Hola, lamento la tardanza, el trabajo... ya sabes.

Takemichi levantó su cabeza y lo miró, luciendo perdido por el rostro que lo recibió, no era conocido, pero si más guapo de lo que imaginó y entonces saludó:

—Mi nombre es Takemichi, pero ya lo sabes, ¿verdad?

—¡Soy Chifuyu! —respondió su cita más animado de lo que Takemichi estaba.

Y bueno, después de eso todo debería ir bien. Estaba empezando a creer que eso de las citas no era tan malo como pensó inicialmente.

Buenas noches.

Que no se pierda la costumbre de actualizar, bueno no.

Gracias por leerme y besos en la cola.

¡Corre, Takemichi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora