Antes de partir al otro mundo, Jang Man-Wol le dará un último regalo a su amado Goo Chan-Song, una hija, Jiu. Quien está destinada a ser la próxima dueña del Hotel del Luna, heredado por su madre. Un hotel que hospeda clientes fantasmas.
¿Qué sucede...
Estaba en un lugar todo destruido y desértico. Venía caminando con el arma que me dio Mago en la mano y encontraba a Gahyeon. Estaba sentada en un sillón destrozado y cuando me acercaba estaba mirando al piso. Y no sé por qué levantaba la mano para apuntarle con el arma. Ella me notaba y estiraba su mano hacia mí.
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Por alguna razón, sentía que algo malo sucedería y juntaba fuerzas para apretar el gatillo.
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Y cuando lo hacía, ella se hacía cenizas frente a mí. Una vez que se hacía polvo me giraba y daba un par de pasos, dándome cuenta que ahora estaba en el hotel, en los pasillos que llevan al calabozo. Solté el arma en el sueño y me sostuve la cara para llorar.
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Justo en ese instante, desperté y miré alrededor. Estaba en mi habitación y todo había sido un sueño. Me sostuve la cara y traté de aclarar las ideas. Noté que aún estaba el sol, así que debía ser de día. Me limité a salir de la cama, darme un baño y vestirme. Y supe lo que quería hacer. Así que me fui directo al calabozo. Atravesé esas paredes sacudiéndome ante el recuerdo del sueño pero sabía que había sido una simple pesadilla, reflejo de mi mayor miedo. No quería que nada le sucediera a Gahyeon.
Cuando llegué a la habitación, abrí la puerta y Sua se veía agotada. Levantó la mirada y se encontró con mi mirada. No dije nada, hice un chasquido de mis dedos y las cadenas se soltaron. Cayó al piso y respiró lentamente. Me acerqué y la tomé de los brazos, ayudándola a sostenerse.
