Antes de partir al otro mundo, Jang Man-Wol le dará un último regalo a su amado Goo Chan-Song, una hija, Jiu. Quien está destinada a ser la próxima dueña del Hotel del Luna, heredado por su madre. Un hotel que hospeda clientes fantasmas.
¿Qué sucede...
Estaba yendo por la calle al lugar de encuentro donde vería a Gahyeon. Compraríamos algo e iríamos al hotel. Quería ver a mi hija y ver cómo van las cosas en el hotel. Así que iba caminando cuando vi a Gahyeon a lo lejos y sonreí. Solo que noté algo oscuro detrás de ella y me detuve a mirar. Era como un ente de forma oscura que quería acercarse lentamente. Recordé la anécdota de Jiu cuando me contó sobre la forma de los demonios y supe que era uno.
(Admiren la edición de FaceApp que hice de Chan Sung como anciano, gracias. XD)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Gahyeon! —Grité y ella se giró a verme.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sonrió y saludó con la mano. Solo que borró la expresión al verme. Me alerté cuando vi más de un demonio y salí corriendo.
—¡¡Gahyeon!! —Grité y corrí lo más rápido que pude.
Ella se giró y atinó a caminar hacia atrás mientras tomaba el celular. Sabía lo que hacía, llamaba a Jiu. Solo sé que cuando el demonio se lanzó encima de ella, Gahyeon se llevó el celular al oído.
—¡¡Jiu, ayuda!! ¡Demonios!
En tanto dijo eso, llegué y empujé a Gahyeon, haciéndola caer. El demonio que quiso lanzarse sobre ella me evitó de hecho y se lanzó sobre Gahyueon. No pude evitar que entrara en su cuerpo y miré sorprendido como los ojos de Gahyeon se volvían negros. Caminé hacia atrás al ver que ella se ponía de pie y caminaba hacia mí.
—Gahyeon... Sé que estás ahí dentro... —Dije y caminaba con dificultad—. Por favor, recuerda quién eres... Regresa...
Ella dibujó una sonrisa maliciosa y fue cuando sentí algo atravesar mi pecho. Miré hacia abajo y era un hierro enorme.
—¡¡NO!! —Escuché la voz de mi hija.
Miré a mi costado y la veía mirar con un gesto de completo terror. Y cuando me giré, vi la cara de un indigente con los ojos negros igual que Gahyeon. Caí al suelo sin fuerzas y Jiu me miró agitada.
—No, papá... —Dijo y llevó la mano al pecho, notando la sangre—. Papá...
—Ga... Gahyeon... —Le dije con la poca fuerza que me quedaba y fue cuando sentí mi energía evaporarse.
