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Odiaba la clase de educación física, era lo peor, el profesor Jones era un viejo amargado y divorciado que amaba ver a un montón de adolecentes que se burlaban de él a sus espaldas, golpearse con pelotas.

— Muy bien Jóvenes, hoy haremos dos equipos para jugar su juego favorito... — Dijo el profesor con una sonrisa grotesca en su rostro.

" Por favor no diga quemados, por favor no diga quemados" . Pensaba en mi cabeza.

— ¡Quemados! — Exclamó el viejo.

Todos soltamos un suspiro de cansancio y derrota, mientras el profesor hacía equipos.

— Muy bien, en el equipo azul jugarán... Elizabeth, Marco, Mary, Jonas, Peter, Lucas, Mía, Carson, Daniel, Lina y Sofía — Todos se reunieron en el lugar del equipo azul, ahora solo faltaba armar nuestro equipo.

— Ahora en el equipo rojo, irá... Jennie - Di un paso adelante - Harry, Dilon, Irene, Diana, Jason, Phoebe, Max, Clyde, Stephen y... — Todos vimos que el profesor se quedó mirando a un punto fijo pero, no sabía que decir.

Todos volteamos a dónde él miraba y vimos a esa chica extraña.

— Tú, ¿Cómo te llamas? —  Le preguntó.

— Lalisa — Dijo en voz baja.

— ¿Eres nueva? — Preguntó el profesor curioso.

— Estoy en su clase desde 7° grado — Dijo aún mirando el suelo.

— ¡Oh, si!, Bueno Lalisa, estás en el equipo rojo — Aplaudió, tratando de disipar su incomodidad debido a que no reconoció a su alumna— Bueno jóvenes, empecemos — Animó.

Nos pusimos en nuestros lugares, ví que Lalisa se acercó y se puso justo al lado de mí en posición, lista para lanzar muchas pelotas.

Por alguna razón no paré de verla todo el juego y sin darme cuenta, ya solo quedábamos nosotras dos, contra 3 del equipo azul. Lalisa era bastante buena en ese juego.

Quería hablarle pero no sabía cómo, así que se me ocurrió fingir interés en el juego, a decir verdad, me daba igual que me vencieran.

— Amm... — Me aclaré la garganta para hablar — Bien Lalisa, emm... Necesitamos acabar con ellos, podemos hacerlo — Le dije nerviosa.

— Recordaste mi nombre — Dijo casi impresionada dejando lo que estaba haciendo para voltear a verme.

— Lo sé desde que llegaste a la escuela, jamás lo he olvidado — Sonreí.

Entonces el maldito silbato del profesor sonó, indicando la ronda final y de la nada, comenzaron a llover pelotas, dispuestas a eliminarnos del juego.
Empecé a arrojarlas y conseguí eliminar a Lina, ya solo quedaban Mía y Daniel peleando contra Lalisa y yo.

Lalisa era bastante hábil, así que eliminó a Mía de un solo tiro, no necesitó de más.
Ahora éramos 2 contra 1, era nuestra oportunidad.
Entonces Daniel comenzó arrojando pelotas, pero nosotras nos defendíamos muy bien, hasta que resbalé y en ese momento, la pelota golpeó mi brazo y quedé eliminada.

Ahora solo era Lalisa y Daniel, ambos se mostraban muy competitivos, así que cualquiera podía ganar.
Lalisa lanzó la pelota, la cual casi le da en el pie a Daniel pero fue más rápido y se quitó de inmediato, después él lanzó una pelota y Lalisa la recibió en la cara, el pelotazo la hizo caer al suelo.

— ¡El equipo azul gana! — Gritó el profesor y silbó con el silbato que colgaba de su cuello.

Todos se reunieron a festejar y nuestro equipo solo se centró en su derrota, lamentándose pero yo corrí hacia Lalisa, que estaba tirada en el suelo.

— ¿Estás bien? — Pregunté agachándome para ayudarla.

— Estoy bien — Me dijo en un hilo de voz.

— Ven, levántate — Me levanté y le ofrecí mi mano para ayudarla.

Ella la tomó y la ayudé a levantarse.

— Eso... Estuvo de locos — Reí un poco.

— Sí, casi se me cae la cara — Rió también.

Ambas caminamos hacia nuestras mochilas en las gradas sin decir nada.
Nunca había visto a Lalisa reír o siquiera sonreír, creo que su risa es linda, al igual que ella.

La miré y ella estaba sacando una botella de agua de su mochila y cruzamos miradas. Yo le sonreí y ella me sonrió de vuelta, fue entonces cuando sentí algo raro en el estómago y en el pecho.

Quería invitarla por un helado, por un café o algo, solo... Quería saber más de ella, pero no me atreví y la ví marcharse.

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Era sábado, la fiesta de mi mejor amiga Rosé estaba acabándose y yo estaba demasiado borracha.
La verdad recuerdo muy poco de esa noche, lo poco que logro ver en mi memoria, es a una Rosé fajando con Jisoo en el patio trasero y yo yéndome a casa caminando porque no quería interrumpirlas.

Así que caminé por la calle borracha y de noche, dispuesta a llegar a casa entera.
Tenía miedo, ya que para llegar a casa, tenía que pasar por un cementerio que honestamente me daba escalofríos.
Cuando llegué a esa parte, le recé a todos los dioses posibles y lo que escuché me heló la sangre.

Escuché sollozos, como sí alguien estuviera llorando, quería pasar de largo, pero mi corazón pudo más y entré al cementerio, pensando en que tal vez alguien estaba pasando por un mal momento a las 2 de la mañana.

Prendí la linterna de mi teléfono y me adentré al cementerio. Cada vez que caminaba, podía escuchar los sollozos más cerca, lo cual me ponía la piel de gallina.

Llegué a un área donde había muchas tumbas y a unos metros, según lo que recuerdo, ví a una chica jóven, más o menos de mi edad parada en una tumba.

— Te extraño tanto Zack, a tí y a mamá — Dijo la voz de aquella chica, la cual se me hacía familiar — Lamento todo lo que ocasioné, si no hubiera sido por mí, seguirían aquí — Sollozó.

La chica se dió la vuelta y yo me escondí detrás de una tumba, comencé a marearme y mi vista se volvió algo borrosa, sentía que todo el alcohol de la fiesta estaba haciendo efecto, así que me senté pero mis piernas me fallaron y caí al suelo.

Lo último que ví o lo que recuerdo que ví, es que la chica sacó un arma de su bolso y susurró algo así cómo: "Los veré muy pronto". Y se disparó en la garganta.
Logré ver cómo su cuerpo cayó al suelo y su cara quedó al fin iluminada por la luz de la luna.

— ¿Lalisa? — dije antes de quedar desmayada.

night girl [JENLISA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora