3.

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Los rayos del sol eran tan brillantes que alumbraban toda la habitación de aquel hombre.

Habían pasado 3 días desde aquel experimento loco de aquel científico desesperado por recuperar a su hija.
Lalisa no había salido de su habitación en esos 3 días, excepto para comer unos cuantos snacks.

Ya era hora de que el señor Manoban hablara con ella, así que se dirigió a la habitación de su hija, esperando que no lo atacara como lo hizo la última vez.

Tocó la puerta... Uno, dos, tres toquidos y nadie responde.

— Lalisa, ¿Hija estás ahí? — Preguntó con una voz rendida.

— ¿Que quieres? — Contestó del otro lado.

— Lisa, necesitamos hablar, tienes que salir de esa habitación tarde o temprano — Suspiró cansado — Por favor, déjame entrar — Recargó su cabeza en la puerta.

La puerta se abrió y dejó ver toda la habitación obscura, Lisa estaba de pie mirando su escritorio.

— ¿Qué quieres decir? — Preguntó Lalisa.

— Hija, cuando tu Madre y Zack murieron, me sentí tan culpable por no poder estar ahí con ellos, así que me refugié en mi trabajo, venía unos dos o tres días por semana a la casa y a penas y lograba ponerte atención. Jamás me di cuenta de lo que estabas pasando, no sabía sí te sentías sola o simplemente lo estabas superando... — Se sentó en la cama — Admito que fue mi culpa que tomaras la decisión de suicidarte, es decir, sentías que no tenías a nadie y te entiendo, pero yo siempre he estado aquí, soy tu padre y te amo, por eso mismo, decidí revivirte, para poder remediar todo lo que hice mal y poder empezar de cero. Sé que tal vez no será lo mismo pero trataré de ser mejor y de darte una razón para quedarte en este mundo, conmigo, ¿Que dices? — Sonrió levemente mirando a su hija.

— Padre... Yo ya no soy normal, ya no soy Lalisa, todos los días me despierto con una sensación diferente en mi cuerpo — Lalisa se comenzó a acercar a su padre, tocó su cabeza con la punta de sus dedos y el señor Manoban comenzó a tener visiones sobre el accidente que mató a su esposa y a sus hijos.

El señor se asustó y se apartó de inmediato de su hija, esta lo miró con una cara indescriptible.

— ¿Vez?, Ayer yo no hacía eso — Dijo.

— Lisa, cuando encendí esa máquina, yo no pretendía que te hiciera esto. Algo salió mal, jamás la había probado y creo que la radiación fue mucha, esta debió mutar tus celulas y la mitad de tu cerebro, esa mitad que aún no está estudiada — Explicó.

— No tengo idea de cosas de científico, pero de lo que estoy segura es que no puedo salir a la calle así como así, pretendiendo que soy normal, sabiendo que puedo leer mentes, que puedo hacer que las cosas se muevan de su lugar sin verlas, que con tan solo pensar en una persona, puedo ver dónde está y que hace sin estar ahí con ella... Padre, puedo hacer muchas cosas y esto me está abrumando — Comenzó a llorar.

— Hija, solo debes de aprender a controlar tus emociones y pensamientos, cuando quieras usar tus poderes, solo canaliza todo eso y tus poderes saldrán, cuando no los quieras, solo guarda todo lo que sientes y déjalo ahí, sin moverlo. Sé que esto es difícil, pero te acostumbraras a esto, lo juro — Prometió.

— ¿Entonces que debo hacer ahora?, ¿Ir a la escuela y pretender que todo está bien? — Preguntó lloriqueando.

— Por lo pronto sí, es lo que debes hacer, no deben de sospechar nada — Sugirió.

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No he podido dormir estos días, todo ha estado tan raro. Lisa no ha aparecido desde hace cuatro días y comienzo a pensar que todo fue real, lo que ví y lo que escuché, todo fue demasiado real que no sé que hacer, iría a su casa pero no sé dónde vive y dudo que alguien de esta preparatoria lo sepa.

Estoy caminando por los pasillos mientras pienso en todo esto, honestamente me tiene loca, así que no me fijo en nada a mi alrededor.
De pronto siento la presencia de alguien pasar a mi lado, esa sensación inquietante que me invade, me hace levantar la mirada y la veo, pasando justo al lado de mí, con cara de preocupación y otro sentimiento que no puedo describir.

— Lisa — Susurro asustada creyendo que no me escucharía, más sin embargo lo hizo.

— Hola — Me dijo deteniéndose para hablar conmigo.

— T-Tú, estabas... Muerta — Dije en un estado de shock.

— ¿Qué? — Preguntó con una cara de nervios.

— Y-Yo te ví, te ví en el cementerio pero al día siguiente, ya no estabas ahí y... — Me interrumpió.

— Jennie, no estoy muerta, estoy aquí — Me dijo.

— Pero... Estaba borracha pero te ví y... — Volvió a interrumpir.

— ¿Ves?, Estabas borracha, pudiste imaginarlo, es más, sí se supone que yo estoy muerta, ¿Por qué nadie pone esos carteles patéticos en mi casillero de, "eras una excelente alumna y amiga"? — Levantó una ceja.

Yo me quedé callada analizando la situación.

— Jennie, creo que necesitas descansar, estás imaginado cosas — Me sonrió y se dió la vuelta.

Yo me quedé ahí, de pie mirando como se alejaba y pensando mil cosas.

¿Qué carajo?.






Capitulo corto, si puedo mañana les subo otro, si no hasta el jueves o viernes:)... Disfruten.

night girl [JENLISA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora