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Las hojas de una tonalidad verde brillante se liberaron del agarre del árbol a causa del gran viento proveniente del sur. Aquel día la calidez era suficiente para mantener una vestimenta casual sin tantas prendas como se usaba en invierno, pero en especial ese día, no era uno para el cual estar casual.

La ventana de su habitación hizo entrar el tibio aire que levanto unos papeles del escritorio. Quiso acercarse para ordenarlo y dejar todo perfecto como siempre lo hacia, sin embargo, la fuerte queja de su padre lo hizo detenerse.

-Queda poco tiempo para la llegada de los invitados-comento sin levantar la vista de su periódico-. No lo eches a perder.

Trago con dificultad al sentir la mirada de su padre, Itadori Jin, en su espalda. Solo duro unos segundos, pero fue suficiente para hacerlo sudar.

-Listo.

El costurero que llego cuatro horas antes, afino todos los detalles que nadie lograría ver a simple vista. Lo admiraba con orgullo por traer sus costosas y ostentosas prendas para la fiesta que pronto comenzaría.

Se giro para ser evaluado por su padre, la mirada y gestos indico que le había gustado el resultado final. Se sintió aliviado dejando salir un profundo suspiro volviendo la vista hacia la ventana.

-Hubieras sido perfecto-dijo su padre-, de no haber sacado los rasgos de tu madre.

Las duras palabras afectaron más la ansiedad del muchacho, volteo. Volteo a ver su figura en los tres grandes espejos y no vio nada fuera de lo común.

-No se preocupe, señorito Yuuji-trato no de animar el costurero-. He escuchado a muchos decir que su personalidad es exquisita.

Aquello solo afirmaba las palabras de su padre.

Para las grandes familias era normal poseer unos genes extraordinarios; bellos ojos de distintas tonalidades, un cuerpo esbelto con unas curvas aceptables por los hombres, un cabello llamativo y bien cuidado y la perfecta sonrisa que hipnotizaba a los más grandes caballeros para mantener el linaje de grandeza. Yuuji era todo lo contrario.

Su cabello castaño corriente algo dañado por los constantes chapuzones en el pequeño rio detrás de su residencia, sus ojos de un color regular y una figura con nada fuera de lo común incluso con prendas de telas finas.

Quito la vista del espejo y sonrió al comprobar que efectivamente lo único que relucía de su ser era su personalidad alegre y positiva.

-También he escuchado que su hermano pronto tendrá a su primer hijo-continuo el costurero guardando sus pertenencias.

El orgullo de su padre, perfecto y aclamado por cintos de personas, Itadori Choso con su largo cabello oscuro y ojos intimidadores lograba un efecto de liderazgo que muchos deseaban para gobernar. Desposando a una princesa para guiar el reinado y a millones de personas a un futuro prospero y de gran vitalidad, no se lograba esperar menos del hermano menor.

-No lo sé-respondió con una voz monótona-. No hablo con mi hermano.

Lo cierto es que le hubiera gustado poder cruzar palabras, pero la diferencia de edad era demasiada para poder entablar una donde ambos gustos fueran aceptados. Y sin mencionar que su hermano mayor lo consideraba un defecto de la sociedad, alguien que no deberías ser mencionado Itadori no mucho menos presentarse ante la sociedad como estaba a punto de hacer.

-Es una lastima.

Al fin notar que el costurero se marcho se volvió a la ventana para poder retener su ansiedad. El aire en su rostro ayudaba bastante, el olor a tierra húmeda lo hacía recordar su infancia jugando en el lodo junto a sus caninos y el ruido del rio tranquilizaba sus palpitaciones.

AFECTO - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora