IV

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En su recorrido hacia el castillo del príncipe, le era imposible poder controlar sus nervios. Como él lo dijo hace dos días, su padre no estaba en contra en lo absoluto, estaba casi complacido, pensó Yuuji, en que fuera a quedarse el fin de semana junto a su prometido.

La unión de los reinos era su pensamiento principal, pero al creer que al fin podría quedarse con alguien que realmente se interesaba por su cuidado, era casi un sueño hecho realidad. Gojo Satoru era alguien que valía la pena por el cual luchar, la última vez que lo vio estaba distante y apagado, y aquello lo incomodo.

Este fin de semana serian dos días de puro placer para relajar a su futuro esposo y rey. Su trabajo en el futuro lo ayudaría con la disminución del trabajo y así poder aligerar su carga que tanto lo consumía.

Junto sus manos, aún nervioso de pasar tiempo a solas con Gojo, miro por las ventanas del carruaje y el inmenso pastizal verde lo cautivo. Había oído cientos de veces lo glorioso del castillo Gojo, pero ahora tenia la oportunidad de presenciarlo en persona. Nada comparado con su humilde hogar, que de humilde no poseía nada.

El carruaje se detuvo a un lado de la residencia que lo dejo sin palabras para poder describir lo que sentía al ver las incontables esculturas que lo rodeaban. Al final de las escaleras se encontraba Gojo Satoru con una vestimenta informal y una hermosa sonrisa.

-Espero que haya sido un viaje tranquilo-comento el príncipe besando el dorso de su mano.

-Tedioso en realidad-respondió no pudiendo contener la felicidad que le entro al ver aquella hermosa sonrisa.

-Valdrá la pena. Te lo aseguro.

El príncipe le dio un largo recorrido por todos los rincones del reino mostrando la belleza del inmenso lugar que poseía la familia real.

-¿Dónde se encuentran sus padres?-se atrevió a preguntar.

-Viajaron. Una reunión con el reino del Este.

-Los reyes en serio tienen mucho trabajo.

-No me importa si tú estas a mi lado.

Yuuji no pudo evitar reír ante el descarado coqueteo de Gojo, aunque de todas formas lo colocaba nervioso. No quería mostrar lo virgen sin remedio que era, necesitaba demostrar que estaba preparado y listo para cuando el príncipe lo necesitara. Había leído y escuchado rumores de las sirvientas sobre el tema del sexo, y en todos informaba que la primera vez abría dolor, sin embargo, no podía importarle menos, haría lo que fuera por satisfacer a su prometido.

Tomaron té en el patio personal del príncipe, disfrutaron de una charla amena e inocente. Yuuji pensó que sería él quien tomara las riendas de la situación, pero pudo notar lo indeciso que se encontraba Gojo. Tal vez pensando que no era propio desflorar a su prometido fuera del matrimonio, no era común, a pesar de ello, Yuuji quería que pasara esa misma noche.

Una vez anocheciera, lo condujo a su habitación que sorprendentemente estaba demasiado alejada del dormitorio del príncipe, aquello lo hizo dudar, pero la preocupación y lo atento que Gojo se mostraba con su persona quito toda duda de si querer seducirlo.

-Es grande-comento Yuuji acercándose hacia la ventana con vistas a un hermoso pastizal.

-Hice que encendieran la chimenea para temperar el lugar. El fuego durara toda la noche.

-Satoru-dijo Yuuji como un susurro-. ¿No quieres hacerlo?

No obtuvo respuesta, seguido del silencio y la humillación que lo envolvió queriendo poder encerrarse en una oscura celda por siempre.

Se giro tan rojo como una grana y tensó los hombros al no recibir respuesta y verlo a la cara.

Gojo Satoru estaba tan sorprendido que el claro color de sus ojos se intensifico, tal vez era por lo atrevido que había sido, pero sin importar el ser rechazado algún día debía pasar.

AFECTO - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora