Lia
Corrí hasta alcanzar a Neil Toscano, quien iba caminando muy rápido por los pasillos.
— ¡Neil ¡Neil! —exclamé tratando de que se detuviera.
Cuando me escuchó, paró y me esperó unos segundos hasta que llegué a él.
— ¿Neil, sabes dónde está Luca? —pregunté un poco agitada por mi pequeña maratón. Correr no es lo mío. En general, los deportes no son lo mío.
—Buenos días Lia, ¿Cómo estás? Yo muy mal, sabes. Son las diez de la mañana de un viernes; pero en vez de tener un día prometedor, tenemos un cielo que nos grita que será un día de mierda.
—Buenos días Neil. Perdona, lo que pasa es que enserio debo encontrar a Luca.
—Está en la biblioteca.
—Gracias – empecé a marcharme, cuando lo escuché preguntar: —Leah. ¿Necesitas que Luca te de clases particulares o algo por el estilo? No sabía que en tan poco tiempo iba a llamar tanto la atención. Incluso te tiene a ti tras él. En todos los sentidos.
Rodé los ojos. Sabía a qué se refería. Ahora no solo tendré que estar tras el profesor una semana, suplicando por piedad, sino también tendré que soportar las habladurías del resto.
Lo que le agrega dramatismo a todo esto, es que Luca se había convertido rápidamente en alguien que atraía fácilmente las miradas y no ayudaba que después de años, alguien hubiera podido bajarme del primer lugar. No miento, la verdad, sí estoy un poco triste, enojada quizá. Pero que nadie se dé cuenta de que me afecta en lo más mínimo.
—Neil, lo que pasó el miércoles no fue como todos creen. Es una tontería, en realidad. Él me pidió un lapicero y se lo quise dar, pero ya sabes cómo salió.
—Bueno, contado de esa manera, no es la gran cosa. Miller fue tan malo y ya sabes cómo son los demás, les gusta hacer drama por todo. No te preocupes, dales una semana y encontrarán algo nuevo en qué ocuparse.
-Ojalá. Gracias Neil. —le dije y fui a buscarlo.
Pude verlo desde la entrada. Estaba super concentrado en un libro. A su lado derecho tenía otra pila de libros esperándolo.
Fui a sentarme al frente suyo. Cuando me escuchó llegar, cerró su libro y levantó su mirada hacia mí.
—Lia, que sorpresa.
—Sí, hola Luca. Verás, solo necesitaré unos pocos minutos de tu tiempo. Es para lo de literatura.
—Claro. Verdad. Se me había olvidado. Lo siento.
—Sí. Sí. No te preocupes.
Mientras sacaba un lápiz y una libreta de mi mochila, él habló.
—Lia. Lamento lo de ese día. Perdón. Fue mi culpa y tú saliste muy afectada. No... no fue mi intención.
—No, está bien. No fue tu culpa...
—No, pero sí lo fue. ¿Puedo hacer algo para arreglarlo?
—El profesor Miller no es tan malo como parece. Tendré que estar tras él una semana, con suerte solo unos cuatro días y se apiadará de mí. Y... me dejará dar un nuevo examen.
—Parecía tan contundente...
—Sí. Bueno. ¿Te leíste "El conde de montecristo"?
—Sí...
—Perfecto, yo también. Como es así, entonces, ¿Te parece si el lunes traes por escrito tus opiniones acerca de algunos puntos que te parezcan interesantes? Yo haré lo mismo. Las compartimos y ya está.
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Los días en que contábamos amapolas
Novela JuvenilDos genios de la escuela descubrirán que tienen mucho más en común de lo que pensaban al verse obligados competir por la beca de sus sueños. *** Lia es una estudiante ejemplar de último año, quien está muy concentrada en ganarse la beca que cualquie...