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Deberías seguir con tu viaje, Xiao.─ río agotada─ Yo y mi marido cuidaremos de los huéspedes afectados de la posada─. Anunció Verr Goldet.

─ ¡No estoy de acuerdo! ─. Gritó el Yaksha─ Me aseguraré de que algunos soldados de la geoarmada vengan y patrullen durante dos semanas como mucho.

Como gustes, querido Xiao. Pero acuérdate de que en estos instantes yo no soy la más importante ─. Verr Goldet sonrió enternecida.

¿De qué estás hablando?─ respondió el Yaksha.

Olvídalo, antes de que os vayáis debo preguntarte algo─. Río nerviosa─ ¿Buscaréis al pequeño Aether por Inazuma, cierto?

Lo más probable es que sí, a menos que lo encontramos en Mondstadt. Ahora, debo irme Verr Goldet─ gruñó por el apodo cariñoso que había dicho la mujer, después desapareció instantáneamente del lugar dejándola junto a su esposo.

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No te apresures y descansa, Xiao─. Ordenó el ex arconte.

Si vamos a este ritmo nunca llegaremos a encontrarlo, iré a Mondstadt yo solo y buscaré de inmediato a Venti─. Anunció Xiao empezando a caminar hacia la dirección de su destino.

Como gustes, pero antes de que marches avisaré a Tartaglia, si no regreso en 10 minutos ve hacia Mondstadt ─. Respondió el castaño dirigiéndose a la posada.

El pelinegro asintió con la cabeza mientras cruzaba los brazos.

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¡Maestro Albedo! Perdón si molesto pero, ¿ya está listo para la comida? Llegaremos tarde si seguimos aquí─. Gritó la peliverde desesperada corriendo junto al rubio.

Sí, Sucrose. Llevo listo desde hace una hora pero hay un pequeño problema─. Dijo mirando hacia la joven.─ Mantén la guardia, Sucrose.

¡A-Albedo! ¿¡A que se refiere con mantener la guardia?!─ Volteó rápidamente para ver arbustos de diferentes tamaños moviéndose de forma peculiar.

Aquellos arbustos de allí─ señaló los arbustos donde se había dirigido la mirada de la peliverde─ llevan moviéndose por lo menos 15 minutos, sé que cabe la posibilidad de que sea algún animal, pero un animal no se quedaría tanto tiempo en un sitio.

La muchacha estremeció aterrorizada ante las palabras del rubio. Quería escapar, obviamente, pero sus pequeños pies le habían fallado en ese instante. Ligeros sonidos de pisadas y crujidos sonaban al son alrededor de ellos dos, cosa que causó un gritó de terror en la joven peliverde.

El terror en los ojos de Sucrose se desvaneció al ver a una pequeña niña rubia con dos coletitas a los costados asomándose sigilosamente entre los arbustos pequeños.

¡Albedo!─corrió hacia él aterrorizada.─¡T-te encontré!

Albedo, al escuchar la temblorosa y aguda voz de la niña decir su nombre, fue hacia ella rápidamente rodeándola con sus brazos y acariciándole la cabeza para que se tranquilizara. Sucrose seguía un poco desconcertada ante la situación. Sin embargo, podía distinguir una aura oscura entre los arbustos que tenían los rubios alrededor, tal vez Albedo ya lo había sentido y por esa razón fue corriendo hacia Klee. Pero no, Albedo al ver a la pequeña rubia temblando solo se centró en ella olvidándose en donde se encontraba.

𝘿𝙖𝙧𝙠𝙣𝙚𝙨𝙨─-.𝘟𝘪𝘢𝘰𝘵𝘩𝘦𝘳-- (SE IRÁ PRONTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora