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—¿No?

Mew no esperaba esa respuesta.

—¿Esperas a que me case y luzca horrible así?

Bueno, Mew ahora entendía y estaba agradecido porque ese 'no' le había dejado un sabor amargo.

—¿Me dijiste que no solo porque no quieres casarte estando embarazado?

Gulf lo vio como si hubiera dicho alguna maldición.

—Obviamente, tú estás todo guapo y yo estoy gordo. Así que puedes volver a preguntármelo cuando el bebé haya nacido.

Y sin más dejando un labio en un Mew perplejo Gulf salió de la cocina con las manos llenas de comida chatarra. Ni siquiera Mew supo cuándo había agarrado la comida.

—Me siento miserable, pero amo tanto a Gulf Kanawut que puedo esperar mil años si es posible.

Y así fue junto con su bebé para pasar tiempo con él.

3 meses después

Gulf estaba cumpliendo 8 meses de embarazo ya.

El tiempo avanzaba muy rápido y ni siquiera notaron cuando ya estaban en la recta final. Habían estado yendo al hospital pero ninguno de los dos quiso saber si iba a ser niño o niña.

El tema del matrimonio había quedado en el olvido, por ahora, pues Mew se había dedicado a ver por Gulf y su bebé. También trabajaba desde casa pero no era tan seguido.

—Tengo hambre.

Mew sonrió, jamás se iba a cansar de escuchar eso de la boca del menor.

—¿Qué quieres comer, bebé?

Mew ya estaba en la cocina esperando la respuesta de Gulf. Al no escuchar nada este se preocupó.

—¿Bebé?

Rápidamente salió de la cocina para encontrarse a Gulf viendo el suelo.

—Oye, yo creo que el bebé ya viene.

Eso alertó a Mew.

—¿¡QUÉ!? ¡¿BEBÉ?!

Gulf sabía que Mew enloquecería y aunque le parecía tierno le dolía como el infierno.

—¡MEW, CÁLMATE!

Mew estaba relajado, solamente estaba asustado, aún no podía creer que iba a ser padre. Sacando su celular llamó una ambulancia y mientras sentaba a Gulf en el sofá este se fue por las cosas que tenían preparadas para el bebé.

Este se repetía en su cabeza la misma frase "cálmate Mew, no todos los días te conviertes en padre, tú puedes", dejando eso de lado decidió enviarle un mensaje a su suegro para que llegara al hospital.

La ambulancia llegó tiempo después y con ayuda Gulf fue traslado. Mew jamás soltó la mano del menor, solamente cuando ya habían llegado al hospital y estaban en el quirófano, pues Mew se había desmayado por unos minutos.

—¿Está bien, Señor Suppasit?

Mew abría los ojos y pudo ver como las enfermeras trataban de no reírse y luego enfocó su vista en el doctor quien sí tenía una sonrisa.

¿DADDY ISSUES ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora