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—¡Hasta que apareces!— exclamó Agustín al ver a su hermana acercarse hacia ellos

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—¡Hasta que apareces!— exclamó Agustín al ver a su hermana acercarse hacia ellos. Llevaban ya un buen rato merendando juntos y la joven apenas se les unía.

—Lo siento, intentaba evitar ver tu cara de estúpido pero ya qué— replicó la castaña.

—No peleen, tengamos un momento en paz —pidió Mónica y su hija al verla no pudo evitar soltar una carcajada, pues Luna estaba maquillándola— No te burles.

—Lo siento es que...es extraño —comentó Karol— Cuando era pequeña no me dejabas maquillarte porque no querías que te hiciera alguna cosa rara en la cara, casi no jugabas conmigo o Agus...por eso es extraño verte así ahora, aunque muy lindo por otra parte— añadió ahora sonriéndole.

—Pues intento cambiar, no quiero que con mis nietos sea como con ustedes— expresó Mónica.

—Papá puede confirmar eso— soltó Agustín señalando a Miguel, este estaba siendo maquillado por Ámbar, quién al ser una bebé no sabía exactamente maquillar así que acabo pintándole toda la cara.

—Termine —soltó Luna viendo sonriente a su abuela— Eres una hermosa princesa, abue —informó poniendo el espejo frente a esta mostrándole el resultado— Tío, ¿puedo maquillarte a ti también?

—¿Me transformaras en una hermosa princesa también?— inquirió este acercándose hacia donde ella estaba para que pudiera maquillarlo.

—No, es una sorpresa.

Dicho eso comenzó con su trabajo y al cabo de unos minutos comenzó a ser evidente de que estaba maquillándolo.

—Lu —pronunció Karol— ¿Qué estás haciendo?

La niña no contestó, se mantuvo en silencio terminando de trazar la última línea rojiza sobre el rostro de su tío y una vez que terminó le pasó el espejo para que pudiera verse.

—¿Te gusta? —preguntó sonriente la pequeña— Te maquille como payaso, igual que mi papá— añadió con contentura.

—Te quedo estupendo, cielo— le dijo su abuela al notar el silencio que se formó en el ambiente.

—Papá solía dejarme jugar con su cabello, pero ahora que no está, ¿me dejas jugar con el tuyo? —inquirió la pequeña Pasquarelli viendo a su tío— Prometo que no te lastimare.

—De acuerdo— aceptó Agustín lejos de poder negarse ante la mirada de suplica de su sobrina.

—¡Si! —chillo esta con felicidad— Voy a buscar los clips con florecitas, enseguida vuelvo.

Dicho eso corrió hasta su dormitorio mientras que Agustín miró a su hermana y cambió su sonrisa por una seria expresión.

—Detesto a ese payaso— soltó haciéndola reír.

—No lo detestas, le temes que es distinto— aclaró esta con cierto tono de burla.

—¡Por supuesto que le temo, es horrendo!

The Exception [02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora