*(nota de autora - Este es un spinoff de Sobre gustos no hay nada escrito, una historia que publiqué este año y que pueden encontrar en mi inicio~ les invito a leerla primero :D)
**(los nuevos personajes mencionados -excepto Victoria - pertenecen a Hana https://twitter.com/TheHana17)
—¿Georgia?
—¿Qué te parece?
—Es... peculiar.
—¿Peculiar es bueno o malo?
—Mnhh, depende.
—Entonces lo dejo como opción.
Ambos miraron el libro, y continuaron abriendo las hojas marcadas. Sentados en el sillón de la sala, testigo de tantos años, el dispar matrimonio estaba hombro con hombro mirando el libro, apoyado en las faldas de ambos.
—¿Ya los habías marcado?
—Hice mi tarea, soy aplicado... a diferencia tuya.
—Bah, cállate idiot.
—Vos sos el que debió buscar todo de nuevo.
—Pues yo no marqué nada, porque me los memoricé — respondió orondo, levantando la nariz un poco — . Harry y Charlie.
—¿Por Charlie Brown y Harry Potter? — el rubio enarcó una ceja — . Por favor no me digas que eres tan nerdo.
El punk torció la argolla de su labio en un gesto de indignación y le pegó con el puño cerrado en el brazo.
—¡Auch! ¡Bunny!
—Hablo el tolkeniano, excuse me — le reprochó — . Y deja de decirme así, es Mint Bunny. — le corrigió con dignidad
—¿Pero qué diferencia hay? No entiendo... ni siquiera tenés el pelo verde ya, no tiene sentido.
—Es un nombre con una carga emocional, fue el primer color que Iain me puso en el cabello — lo miró — . Sin contar que no soy una puta de Playboy para que me digas así.
— ... podrías. Y te iría muy bien. Una puta punk, eso cotiza en bolsa. — le respondió con desafío. El inglés entonces le dio una sonrisa suficiente.
—Quizás te iría mejor a tí, eres más del target. De paso, nos consigues un sugar daddy.
—Dejame busco en la larga lista de tus ex, a ver si alguno se ofrece... —Martín se rió, sobándose el brazo.
—Tu cartera de clientes es más amplia, babes. Yo soy algo hosco, pero tú y tus piernas largas se ofrecen enseguida.
—Tanta ofensa en la flema inglesa, Artie, y en la cama no te quejas del nombre.
—Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, Tintin — hizo un ademán el británico — . Como dices tú para salvarte de tus propias metidas de pata.
—Siempre voy a perder estas discusiones ñoñas...
Arthur se estiró y terminó el té de un sorbo largo antes de que terminara de enfriarse.
>>—¿Qué hora es?
—Casi las cuatro.
—¿Iba a buscarla tu hermano no? El kindergarten de Vicky es exigente con el horario. — el inglés quedó pensativo unos segundos.
—Hoy le tocaba a Con, creo.
—Menos mal, Fin le compra caramelos a la salida, y después no cena.
—Ya nos quedó claro el planteo el otro dia, Tintin. Un poco más parecía que estabas llamando al G20. Pero no puedes evitarlo, son sus tíos.
—Lo sé, lo sé. Al menos Francis lo tiene vigilado al marido, eso me da algo de paz para que no la consientan demasiado. — el rubio suspiró con simpatía ante la cara del otro, que cerró los ojos.
—Mejor empecemos a pensar cómo decirle que tendrá un hermano, ha pasado sola estos años.
—Es el cuento de la humanidad: Nos odiará en un primer momento, y va a ser el inicio de su larga carrera de detestar a los padres — el otro dijo con sarcasmo — . Eventualmente, le gustara la idea — el inglés sonrió burlón.
—¿Y tú te acostumbras?
—Estoy procesándolo aún — respondió el rubio, acomodándose el cabello — . Tú sí que me sorprendiste con el planteo.
—Que sea punk no me hace no querer a los niños. De hecho cuidamos de los críos de otros en el barrio muchos años. Poder tener los propios es muy bonito — se encogió de hombros — . Y nunca sólo, porque así crecen mejor, entre varios — el argentino lo contempló en silencios largos minutos y sonrió de pronto.
—Sé que eres la madre; deja de recalcarlo, no es necesario.
El inglés le dio un leve empujón.
—Shut up shithole!
—¡Pero dejá de agredirme, la concha de tu hermana!— le espetó en una risa, y el otro se rió de nuevo.
—¡Eres un prejuicioso! De todos modos, el que trabaja toda la noche soy yo.
—Sólo algunas noches — aclaró — . Yo sí ocupo mis días.
—¿De verdad estás en ese papel de macho proveedor?
—¿Qué tiene de malo?
—Que el que cocina en casa eres tú. Así que, si quieres hacerte el misógino, eso te hace técnicamente la madre.
Martín lo miró con el rostro desencajado.
—¿Tenés ganas de pelear hoy?
—Si termina como anoche, sí.
Arthur le sonrió con los dientes, y el otro le jalo el pelo en regaño.
—No es un deporte.
—Puedo acostumbrarme.
—Bueno, entonces. Empecemos los ataques.
—Good.
—Se te está lavando el color y se te ven las raíces.
El inglés quedó en la pieza, mientras el otro se levantó divertido de un salto, corriendo a la cocina para huir de la reacción.
—¡¡Tincho!! ¡¡Ven acá!!
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El Jardín de Eros - Drabbles
Cerita PendekInstantes sobre diferentes parejas en los que prima un fuerte lazo de amor. Con posibilidad de actualizarse ad infinitum; dejaré esto como un catálogo para organizar ideas autoconclusivas y starters de proyectos más grandes que se me vayan ocurrien...