IX. Sunrise (EngPort)

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¿Sabes por qué todos los días me despierto de mal humor?

No es por tí, lejos de eso. Demasiado lejos de eso.

Me ocurre desde que me consideraba a mí mismo un niño. Detestaba los despertares de cada mañana porque significaban que tendría que alejarme de tí una vez más, quién sabía por cuánto tiempo; entre los nuestros es difícil de saberlo, ¿no es verdad? Entonces, un día, allí donde adoré siempre los amaneceres dorados que me enseñó a ver madre; del mismo modo se convirtieron en lonjas pesadas sobre mi espalda por tu causa.

Y no estoy enfadado.

Desde que me conociste la primera vez fuiste, sin duda, la única criatura en todo este mundo que ha logrado modificar cosas estructurales de mí mismo. Aunque nos alejamos por más o menos tiempo, no puedo concebir un existir sin tí. No es un romanticismo decadente en mis palabras, porque no me sostengo en esa capa superficial de los mortales; realmente distorsionaste la perspectiva que tenía del universo, y ya no me es posible entender las cosas de otro modo.

Desde que me miraste por primera vez, todo se sacudió como una baraja que comenzó de nuevo a mostrar sus cartas, como si jamás hubiera jugado esta partida cruel que nos hace quienes somos.

Desde que me hablaste por primera vez, tu melódico idioma se traducía en mi cabeza automáticamente y, aunque te respondía de día, durante las noches tomó la forma de un pequeño demonio que suspiraban en mi oído palabras que fueron clavándose en mi cabeza, como agujas de la realidad. De nuevo, no de manera maliciosa, sino todo lo contrario.

Desde que me besaste la primera vez - que lo recuerdo como si fuera ayer, incluso los olores y los sabores en tu boca;, todos los besos que fueron antes, o vinieron después, jamás siquiera se acercaron a lo que fueron las sensaciones en esa pequeña partícula que llamamos instante.

Es tan complejo y tan inmenso, que ni yo puedo entenderlo. A ese nudo los humanos le llaman amor. En mi caso, creo que es más que eso.

Abrir los párpados cuando un día nuevo comenzaba, significaba perderte. Porque perdía tu calor, las caricias vagas, las miradas perezosas, las sonrisas cómplices de nuestra soledad en compañía. Un refugio de este mundo asesino que nos traga y nos escupe una y otra vez, por siglos. A veces la suerte nos deja juntos; pero otras veces...

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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El Jardín de Eros - DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora