El botones retrocedió, llevó las manos tras su espalda y realizó una reverencia.
―Disculpe, alteza. Ha habido un error en la administración de los camarotes.
―Es evidente. Este hombre ―señaló a Isaac― no es francés.
Isaac levantó las cejas al tiempo que inclinaba la cabeza con un aspecto severo, aunque cómico.
―¿Así que esperabas a un compañero?
―No seas tonto, pero compartí mesa con el monsieur Sergeant en el hotel y no se parecía en nada a ti. ―Pero, de pronto, recordó lo que el francés le había pedido a una de las empleadas―. ¿Eras el invitado que estaba esperando?
―Tal vez, ¿por qué? ―Esbozó una sonrisa ocurrente―. ¿Celosa?
―Ni siquiera un poco.
El estridente sonido de una campana repiqueteó en el corredor.
―Es hora de zarpar ―informó el botones.
Isaac negó con la cabeza. Se agachó y agarró la maleta.
―Voy a desembarcar.
―¡Espera!
Como si se tratara de una orden, Isaac se detuvo. Olive le pidió al botones que los dejaran a solas.
―¿Por qué estás aquí? ―le preguntó, pese a que Isaac continuaba de espaldas―. ¿Sabías que estaba en este barco?
―No. ―Isaac volteó hacia ella con los hombros caídos―. Te prometí que te daría tiempo, ¿no es así?
―Sí, pero... Laura, la representante del foro ―añadió ante su mueca de confusión― me recitó la lista de invitados, y en ningún momento vi el tuyo.
―No sabía que iba a viajar por el río hasta hace unas horas.
―¿Y a qué has venido a Portugal?
―Me llegó un correo del investigador que contrató Julian y me dijo que hay una posibilidad de que mi familia esté en Portugal. He venido siguiendo una pista. ―Metió la mano en el bolsillo de la chaqueta azul, sacó el teléfono y deslizó el pulgar por la pantalla hasta que encontró lo que buscaba. Le mostró el correo―. Cuando llegué al aeropuerto, el chofer del francés me recogió y me trajo al hotel. Ya después el señor Sergeant me entregó el boleto. Hasta me dio una copia del itinerario. Se supone que este ―señaló la puerta abierta― era mi camarote.
Olive echó una mirada discreta al interior. Solo había una cama. De ninguna manera podrían dormir juntos sin importar que hubiera espacio suficiente para ambos. La tentación era demasiada.
―¿No hay otro camarote disponible?
Isaac dibujó una lenta sonrisa, comprendiendo lo que su pregunta ocultaba. Leerla no era tan difícil, quizá nunca lo fue, solo que su atención nunca se enfocaba lo suficiente.
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Sedúceme otra vez (Serie Herederos 2)
Roman d'amourSegunda novela de la serie «Herederos». Derivada de «Un príncipe en apuros». El primer amor no siempre está destinado a durar, aunque así lo crea Olive, la cuarta en la línea de sucesión al trono de Reino Unido. Si Isasc quiere recuperar su futuro...