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Heeseung es... un gran chico. Pero...

-Tú le gustas- Me interrumpió.

-No creo gustarle más que Jungwon. Y la respuesta es... que quizá me agrade un poco, pero, me quedo como su amigo.

-Eres sincero- Esbozó una delicada sonrisita -. Y, quiero conocer a ese chico, Jungwon. Me hablas de él y no sé siquiera quien es.

Me reí.

-Es el chico del laboratorio de fotografía de los Hwang. Un día te llevaré.

-¿Prometido?

-Prometido- Reí - Siguiente pregunta.

-¿Qué te contó Niki el otro día?

-¡Tramposo!- Negué con la cabeza riendo- No te voy a decir, no seas curioso, Park.

Me miró y enarcó una ceja.

-Perdón, Sunghoon.

Sonrió

-Y no te diré.

-¿Tiene algo que ver conmigo?

-Eemm... contigo, conmigo, con Heeseung, con todos- Divagué saliéndome por la tangente-. Última pregunta.

-¿Ya es la última?

-Así es, curioso- Asentí.

-Está bien. Bueno, tú conoces a Sunoo mejor que nadie, y me conoces bastante también a mí, ¿Cierto?- Asentí- Bien, ¿Crees realmente que Sunoo y yo...? No, ya sé, ¿Crees que Sunoo es lo mejor para mí y yo para él?

Abrí los ojos de par en par, ¿Qué? ¿Ahora dudaba? ¿Y me preguntaba a mí?

-Bueno, mira- Balbuceé y me humedecí los labios, repentinamente secos- No se trata de lo que yo opine o lo que la gente diga; aunque tú los has oído, dicen que ustedes son la pareja perfecta; pero te repito, los comentarios de la gente no importan, lo que verdaderamente importa es lo que tú y él sienten. Si lo amas, y él a ti, ¿Qué importan los demás?

Tenía la mirada baja al igual que la cabeza que ligeramente se inclinaba hacia abajo.

-Gracias- Musitó.

-Cuando quieras, Sunghoon.

Levantó la mirada de pronto e hizo que me corriera hacía atrás por el repentino movimiento.

-Tengo que irme, discúlpame con Sunoo, ¿sí?- se levantó del sofá y caminó hasta la puerta.

-¿Por qué te vas?- Inquirí desorientado aún sentado sobre el sillón.

-Las preguntas se acabaron- Sonrió -. Hasta mañana, Jake y salió por la puerta.

Dejó la habitación vacía y a mí en ella. Cuando lo capté, pude distinguir también un fiero deseo de mantener su presencia aún allí, conmigo.

Giré sobre mi asiento y miré la rosa sobre la mesa, suspiré. Salí disparado a mi habitación y rebusqué en el cajón inferior de mi buró aquellas fotos con el rostro de ángel. Me quedé sentado en el suelo de la habitación, recargado en uno de los lados de mi cama, mirando lo que tenía en las manos. ¿Qué era eso que sentía en mi estómago? ¿Por qué el corazón se me aceleraba cuando no debía? ¿Por qué... sentía que Sunghoon me gustaba? Sin duda era sumamente atractivo y sensacional.

Estar a su lado era como no querer que el tiempo avanzara, querer detener las manecillas del reloj y mandarlas en sentido contrario. Su mirada angelical era como la fábrica de luces para Navidad. Me hace sentir muy bien con la sonrisa que se posa en su rostro, me llena de algo que me es inexplicable. Él de alguna forma me hace recordar lo que es sentir, saber que yo existo.

Manual de lo Prohibido | JakeHoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora