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Me senté en una de las sillas y desdoblé el papel, haciéndolo crujir entre mis dedos. Cuando la hoja se encontraba completamente extendida en mis manos, comencé a leer aquella caligrafía alargada que se plasmaba en el papel.

Cuando dices que me amas
Siento como si caminara por el cielo
Háblame sobre el "para siempre",
Sólo una vez más.

Cuando dices que me amas
Solo necesito esas palabras
Que nunca cambiarás,
Sólo una vez más.

Eres todo en este mundo para mí
Abrázame fuerte y dolorosamente.

Compartímos algo
Y no lo puedes convertir en nada
Espero que no lo hagas nunca

Eres mi...
Día a día
Verano, Invierno

Incluso si no lo sabes...

Tienes lo mejor de mí
Tienes lo mejor de mí
Así que por favor no me dejes
Tienes lo mejor de mí

Me quedé mirando las palabras sin leer de nuevo. Yo no era estúpido. ¿Qué clase de canción era ésta? Él había escrito una canción con acordes y estribillos y era difícil escuchar a mi razón, sintiendo cómo la dura lucha contra el impulso la hacía flaquear. Pero yo no era estúpido.

Algo en esas frases de caligrafía alargada susurraba mi nombre; lo sabía, lo sentía. Y entonces pude escuchar un poco la voz de mi razón, de mi cordura, que me hacía pensar en Sunoo más de lo que ya lo había estado haciendo.

Yo amaba a su novio, no entendía cómo en tan poco tiempo, pero lo amaba, podía incluso jurarlo; pero eso no me daba el derecho de arrebatárselo. Era su joya, no la mía, y yo se la estaba robando.

Miré a Sunghoon, que esperaba impaciente a que le dijera algo y lo único que pude deducir en aquel momento fue parte de la verdad, llegó a mí como una estrella fugaz que pasa y deja la luz en los ojos, como un soplo del viento que aclara la mente.

Sunghoon se estaba comportando como un cretino, ¿Acaso estaba jugando con Sunoo y conmigo? Iba, me regalaba, me llevaba y hasta me escribía una canción, porque podía asegurar que esa canción era para mí; y luego llegaba y abrazaba, besaba y le entregaba su cariño a Sunoo. Me sentí igual que a un títere en sus manos. ¿Pero cómo poder reclamarle? Ni siquiera tenía los argumentos claros. Mi mente era todo un caos de pensamientos, conjeturas e hipótesis absurdas.

-¿Y?- Preguntó ansioso.

-¿En quién te inspiraste?- Inquirí tratando de que mi voz sonara casual. Él no debía de tener ni la más mínima sospecha de lo que pasaba por mi cabeza.

-Sólo... me llegó la inspiración. Pero, ¿Te gusta?- Insistió ladeando el tema.

-Es... linda- Dije ya que en realidad lo era, pero sólo si lo veía de una perspectiva muy, pero muy superficial.

-Parece como si no te hubiera gustado- Musitó y a su rostro se asomó una máscara de pesadumbre.

Le ordené severamente a mi corazón que se callara; anhelaba besarlo y al mismo tiempo abofetearlo; deseaba salir corriendo tan lejos como me fuera posible. ¿Cómo podía él estarle haciendo esto a Sunoo? Pero aún peor... ¿Cómo podía yo estarle haciendo esto a Sunoo? Dios... era mi mejor amigo.

-Está preciosa, Sunghoon, pero...- Murmuré.

-¿Pero?- Buscó mi mirada, que repentinamentese encontraba gacha.

Me atreví a levantarla, sólo para poder verle el rostro y decidirme si lo que quería era abofetearlo o... besarlo. Eliminé ambas ideas de mi cabeza al instante y miré el reloj, ¿sólo habían pasado quince minutos?

Manual de lo Prohibido | JakeHoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora