Capítulo 1 • El regreso

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Capítulo 1

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9 de julio de 2008

Por la ventana aún entraba algo de esa leve brisa que le había dado la bienvenida horas antes, cuando pisó por primera vez en diez años el suelo de Inglaterra.

Había decidido apresuradamente que el traslador la llevase hasta Morte Point, en la costa de Devon, cuando habló con el jefe del departamento de transporte mágico esa misma mañana.

Ni siquiera sabía porqué pensó en ese lugar inmediatamente, pero debía tratarse a que le traía recuerdos agradables del pasado, cuando aún era joven y se sentía extrañamente feliz, cuando aún era una completa ilusa. Pero no había tenido tiempo para detenerse en la melancolía que le brindaba el paisaje, había venido hasta allí por asuntos mucho más importantes.

Lo que jamás se imaginó cuando decidió hacer el viaje a toda prisa es que iba a arrepentirse inmediatamente. Por eso, ahora removía en su mano un vaso colmante de whisky de fuego mientras tatareaba una dulce melodía y acariciaba su mentón, un gesto que todo el que la conocía sabía apreciarlo como un presagio de problemas.

La puerta se abrió cuando apenas llevaba consumida la mitad de la botella que había sacado del aparador, y permitió que el sonido de dos risas risueñas llegasen hasta sus oídos. Venían cargando con múltiples bolsas y paquetes, sin asombrarse de la excesiva oscuridad que había en el apartamento.

¡Qué inocentes!, pensó. En su época joven eso habría sido un motivo de huída inminente si no querías que la marca tenebrosa fuese hallada sobre tu casa alertando a los vecinos.

--Voy a hacer algo de té. ¿Quieres? --preguntó una armoniosa voz a su compañía--. Oye, ¿tú dejaste el tocadiscos encendido?

--Yo no...

Pero Alhena, quién esperaba sentada en el cómodo sillón uniplaza oculta entre las sombras, ya se había cansado de tanta felicidad y verborrea.

--Lumos --conjuró apuntando a la lámpara del techo, y ambas jóvenes se sobresaltaron llevando teatralmente sus manos hasta el pecho.

En otras circunstancias habría sido una reunión de lo más agradable, sin duda, un reencuentro esperado pero la cara de la mujer entrañaba que distaba mucho en ese instante de ser feliz.

--Daph, por Merlín --suspiró la más pequeña--. ¿Qué...?

--Te dije que vendría --la interrumpió la otra en un susurro--. Me debes cinco galeones.

Alhena asintió con la cabeza levemente y depositó su vaso en la mesa tras vaciar el contenido de un sólo movimiento en la profundidad de su garganta.

--Oye, nosotras no... --comenzó una de ellas a explicar lo que sin duda era una buena escusa, pero Alhena levantó una mano y acalló al instante.

Entonces, ambas jóvenes con la respiración agitada aún del susto observaron cómo Alhena se llevaba una mano al bolsillo interior de su chaqueta y sacaba un trozo de pergamino rosado que puedieron identificar al instante por cómo abrieron la boca de la sorpresa. La mujer desplegó la carta tras un largo suspiro y trató de acomodarla bajo la escasa luz que había sobre su asiento.

--Ajam --aclaró su garganta-- «Querida Daph», sin duda una buena forma de empezar Rose, no habría sospechado nada al principio. Pero, si me lo permitís, iré a la parte más importante de ésta carta. A ver... ¡Ah, sí! «Lamento informarte por aquí, pero nuestra hermana se encuentra en San Mungo, dónde lleva varias semanas ingresada por viruela de dragón. Los médicos sólo saben negar con la cabeza sutilmente cada vez que pregunto si muestra signos de mejoría. Estoy muy preocupada de su delicado estado de salud y quizás lo mejor sería que estuvieses aquí con nosotras... Tal vez sea la última oportunidad para decir adiós» . Y espera, que eso no es todo. Terminas diciendo.... «Con todo el dolor de mi corazón, Rose»

It must have been love • || GEORGE WEASLEY ||  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora