Capítulo 26

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Habían estado melosos media hora atrás y románticos en medio de besos, sin embargo, Jeno se alejó cuando los besos se tornaron intensos y Renjun se sintió mareado, así que Jeno pensó que era buen momento de invitarlo a una cita, Renjun aceptó con la condición de que fuera Chenle. Al final tuvo que asentir aun cuando las protestas y pucheros se hicieron presentes. No quería una nueva pelea con el castaño, no cuando hace media hora atrás se decían lo enamorados que se sentían por el otro. No podía discutir con el castaño, no cuando lo besaba y le susurraba mil veces lo enamorado que estaba por él.

Levantó la vista de su teléfono cuando escuchó bufidos molestos, se encontró con una situación algo graciosa y tierna. Renjun intentaba pasar sus pantalones apretados y se quejaba cuando no le entraban por completo. Se rindió y se lo quitó tirándolos en el closet con fuerza. Jeno no podía despegar la vista de ese voluptuoso y redondo trasero que se cargaba Renjun.

— ¡Jeno! — se quejó — no me entra el pantalón, ya nada me queda.

El pelinegro lo recibió en sus brazos cuando el castaño buscaba cariño por parte de él.

— No me queda— dijo con la voz quebrada — Ese hacía lucir mi bello trasero.

Enterró su rostro en el cuello del pelinegro mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Se sentía gordo, ya nada le quedaba. Tenía que usar sus pantalones de pijamas que se amoldaban a su cuerpo sin lastimarlo.

— No lo necesitas— Jeno se aventuró a llevar sus manos al redondo trasero de Renjun — aún se lucen. Joder, se verían mejor sin ropa encima.

— Lee Jeno, quita tus manos de mi trasero si no quieres morir— amenazó mirando al pelinegro con las mejillas rojas.

— Okey— alejó sus manos, pero las mantuvo en la cintura del castaño— nadie tiene que verte el trasero solo yo puedo.

— Deja de ser celoso— le dejó un pequeño beso en los labios. Jeno sonrió por eso — ¿Jeno, tú crees que soy lindo?

Jeno sinceramente se había ofendido con esa pregunta. ¿Cómo podía preguntarle eso? ¿Es que acaso no se daba cuenta de los murmullos de las chicas y chicos de la Universidad? ¿No se daba cuenta de sus miradas?

— Bebé, tú eres realmente hermoso— notó mientras acariciaba las facciones del castaño — y no lo digo porque estoy loco por ti. Me llamaste la atención desde siempre, solo que te odié porque solo me dejaste ver tu lado gruñón, pero Renjun, tú eres hermoso. Me gustan tus ojos, me gusta perderme en ellos y adoro las arruguitas que se forman. Tus piernas y déjame decirte que tengo una obsesión con tu trasero— llevó de nuevo sus manos a estas apretándolas — No sabes cómo me gustaría morderlas y dejarlas rojas.

— ¡Jeno! — se quejó sintiendo sus mejillas calientes — Eres un pervertido, pero te quiero así.

Se dejó caer en el regazo del pelinegro mientras este le daba suaves caricias a su vientre. Solo esperaba que la bebé no empezara a moverse porque se encontraba cansado. Por alguna razón a la bebé le gustaba cuando Jeno hablaba con ella y dejaba besos por todo su vientre. Dios, no dejaba de pensar en lo pequeña y rosadita que estará cuando este en sus brazos y los lloriqueos en medio de la noche. Ya estaba deseando tenerla entre sus brazos, besarla y sobre todo cuidarla.

— Los quiero— dejó un beso en la frente de Renjun — Ya quiero tenerla en nuestros brazos.

— Igual yo— acarició las mejillas del pelinegro — ¿Puedes creer qué no hemos buscado un nombre para nuestra bebé? Somos unos malos padres.

— No lo somos— informó. Ya habían comprado juguetes, ropa, pañales entre otras cosas. Solo no habían discutido el hecho de donde sería la habitación de su hija, ya que ellos no vivían juntos — Solo somos nuevos e esto, creo que lo estamos llevando bien.

— Creo lo mismo— asintió alegre — He rebajado los pastelitos diarios a seis y he estado comiendo cosas saludables— hizo un puchero — pero aún extraño las hamburguesas y nuggets.

— Solo porque me perdonaste vamos a comer hamburguesas, pero dame un beso.

— ¡Yey! — tomó el rostro del pelinegro y dejó repetidos besos haciendo sonreír al pelinegro.


— Tu invitas ¿cierto? — preguntó Chenle mirando a Jeno con los ojos achinados.

— Sí, pide lo que quieras— rodó los ojos cuando Chenle sonrió victorioso.

— Buenos días— dijo la mesara amablemente — ¿Qué desean pedir?

— Yo quiero la hamburguesa suprema con papas fritas y refresco— dijo el castaño mirando el menú — ¿Le pueden agregar unas nuggets? — levantó la mirada. La mesera asintió.

— Lo mismo que él— respondió Jeno cuando la mesera le preguntó su orden. Miró a ver al castaño cuando lo mesera se fue — ¿No crees qué es mucho lo que pediste?

— No— negó acercándose al pelinegro para darle un rápido beso — Tú me prometiste pedir lo que quiera.

Jeno gruño acercándose a Renjun tomándolo de la barbilla mientras lo besaba lentamente. Se alejaron a regañadientes cuando escucharon las quejas de asco por parte de Chenle.

— Me gusta ver que se aman— hablo divertido — pero no coman en frente de los pobres.

Luego de minutos sus pedidos llegaron y Renjun intentaba llegar a la bandeja donde estaba sus nuggets, pero su enorme vientre no lo dejaba, aun si estiraba sus manos. Jeno negó riendo y se las acercó al castaño.

— Gracias— dijo tímido empezando a comer.

— Te amo comida— exclamó Chenle cuando la comida tocó su paladar.

— Con cuidado, Chenle no querrás atragantarte— dijo divertido por la forma desesperada en que se llevaba los alimentos a la boca.

— Habla por tu novio— mencionó. Llevo su vista a Renjun, quien se llevaba las cosas al mismo tiempo.

— Amor— tomó una servilleta y limpió la comisura de los labios del castaño — no comas rápido, podrías atragantarte.

Renjun llevó sus manos al plato de nuggets del pelinegro.

— Renjun, no puedes comer más— reprendió ganándose una mirada molesta. Joder, como odiaba no tener la fuerza de prohibirle algo a ese bonito castaño — Bien, pero nada de postre ni antojos.

Al final él pelinegro tuvo que ir por unas fresas con crema para el castaño. Estaba seguro que no podía negarse a nada, no cuando Renjun sonreía en grande y lo besaba mucho para que pudiera ir por sus fresas.



Una Llegada Inesperada | ♡ NoRen ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora