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Un Comeback significaba casi tiempo nulo para poder descansar o hacer lo que quieran.

Debían de correr de aquí para allá, ya sea en reuniones, presentaciones, entrevistas, practicando...

Era muy cansado, y usualmente terminaban los trece exhaustos.

Por eso atesoraban los pequeños espacios de tiempo libre que tenían. La mayoría los aprovechaba para dormir y reponer el sueño perdido, otros en ponerse al corriente con algún programa o juego, y otros que simplemente se sentían inquietos de no estar trabajando y hacían tiempos extras.

Chan caía en la última categoría.

—¿Sigues aquí?— Inquirió Hansol, levantando ambas cejas con asombro ante la escena frente a él.

Había ido por su bolso que había dejado en la sala de práctica hace horas después de terminar el ensayo. Después tuvo que ir a una reunión con los demás miembros de su unidad que se alargó más de lo esperado, y hasta ahora es que tuvo tiempo de volver por sus cosas.

Es ahí donde se encontró a Chan, acostado en el suelo y con su pecho subiendo y bajando debido a lo pesada que era su respiración.

Se acercó hasta él, ayudándole a incorporarse, y le tendió una de las botellas de agua que había en el lugar.

—Creí que ya te habías ido a casa— Comentó con una ligera mueca, pero ahora que lo pensaba bien, el menor nunca fue bueno en apegarse a sus horarios de descanso —Channie, ya fue suficiente por hoy.

—Nunca es suficiente— Trató de bromear el contrario, tomando leves sorbos del agua —Ah...no, no, tienes razón. Casi no siento las piernas.

Frunció sus labios, preocupado por el contrario.

—¿Has estado aquí desde que terminó la práctica?— Preguntó con ligera molestia, masajeando suavemente las piernas del menor, quién estaba abrazado a ellas.

Chan soltó un ligero suspiro, y quitó levemente la mirada.

—Podría decirse...

—Channie...

—¡Es que de verdad tengo una buena razón del porque!— Se apresuró a asegurar —Lo juro.

Hansol soltó un suspiro también, negando con la cabeza pero manteniendo una ligera sonrisa.

—No existe una buena razón para sobre-exigirte— Declaró, apartándole los mechones que tenía pegados a su frente debido al sudor —Sé que siempre quieres mejorar más, pero Channie, aprende a darte un descanso de vez en cuando, ¿Si?

El menor solo puso un puchero, que logró enternecerle, por lo que le tomó de ambas mejillas con cuidado y le dio un pequeño besito.

Ah si, llevaban al rededor de unos cuatro meses de estar saliendo.

Al ser uno de los grupos musicales más importantes de Corea, realmente no se les tenía permitido salir con nadie. La regla de las "no citas" era ciertamente estricta, y la compañía siempre buscaba denegar cualquier rumor que se presentara para mantener una reputación "limpia" en ese aspecto.

Puras tonterías si le preguntan, pero no podía quejarse realmente, pues no las estaba cumpliendo.

Podría decirse que era un secreto exclusivo de ellos dos. Son conscientes que si le cuentan a los demás miembros no habrá ningún problema, ellos aceptarían su relación y mantendrían la boca cerrada a la compañía.

Sin embargo, los hyungs usualmente los tienen bajo una lupa por ser los menores del grupo, cosa que no siempre era mala, a veces traía ciertos privilegios, pero a su vez, se volvía ciertamente abrumador cuando se preocupaban por ellos por la mínima cosa.

Ya todos eran adultos, pero existían momentos en los que los seguían tratando como niños. Y saben que si les cuentan sobre su relación esa libertad secreta que se traen entre sí no durará mucho.

Hansol ama mucho a sus once hyungs, y sabe que Chan también, pero pueden volverse completos metiches cuando se lo proponen, y ninguno realmente quiere esa atención adicional a lo que ya tienen.

Es por eso que no piensan decir nada por ahora, y les dejan seguir pensando que simplemente son "mejores amigos".

Cosa que era muy fácil.

Chan le sonrió, acercándose para probablemente darle otro beso, pero de la nada, este abrió los ojos en grande y se tiró de espalda al piso, para ...¿empezar a hacer abdominales?

Obviamente eso dejó a Hansol completamente desconcertado.

—Sesenta y cuatro, sesenta y cinco, sesenta y seis...

—Chan, ¿qué...?— Empezó a preguntar, colocando ambas manos en las rodillas flexionadas del menor.

—¿Qué hacen aún aquí?— La voz a sus espaldas le hizo pegar un ligero salto, y volteó abruptamente hacia la puerta, en donde un líder de brazos cruzados le veía con el ceño fruncido —¿Y porque estás haciendo ejercicio?

—Ah, ya sabes, nunca es bueno parar la actividad física de repente— Dijo con aires de sabelotodo el más bajo, mintiendo como si nada con una gran sonrisa.

Seungcheol le miró con una ceja alzada, y terminó suspirando.

—Ya es muy tarde, vayan a casa.

Hansol se levantó con Chan siguiéndole,  ambos buscando sus cosas rápidamente para no poner de mal humor al líder.

—¿Tu no vienes aún, Hyung?— Le preguntó el menor al pelinegro, quién después de pensárselo un momento, terminó asintiendo.

—Voy por el mánager, espérenme en el estacionamiento— Pidió Seungcheol, perdiéndose por el pasillo para buscar al susodicho, dejándoles a solas nuevamente.

Se rascó la nuca, lanzándole una mirada avergonzada a su novio.

—¿Como sabías que venía?— Preguntó con una ligera risa.

—Escuché sus pasos— Explicó el contrario, encogiéndose de hombros, a la vez que miraba a ambos lados, y al determinar la costa estaba libre le tomó de la mano, iniciando su recorrido hasta afuera —Tu también lo hubieses hecho, si tan solo no pasaras con los audífonos pegados todo el día. ¿Ya fuiste a que te revisen?

—Que si, todo está bien— Se quejó, inflando sus mejillas, dándole un ligero codazo a quién se empezó a reír de él, consecuentemente haciéndole reír también —Pero, ¿Qué fue esa forma de disimular? ¿Por qué abdominales?

—Como si a ti se te pudiera ocurrir algo mejor...— Molestó Chan, con ambos cruzando las puertas dobles de la salida de atrás del edificio.

—¡Hey!— Iba a quejarse más, pero un jalonazo en su sudadera le interrumpió, y ya no quiso hablar cuando unos brazos se abrazaron de su cuello, obligándole a inclinarse levemente.

Sus labios se encontraron a medio camino con los de Chan, en un beso corto pero dulce que hizo que todo lo demás se desvaneciera.

—¿Y eso?— Preguntó algo fuera de sí cuando el contacto llegó a su fin, con sus ojos brillantes hacia el menor, quién se rió suavemente y le arregló un poco el cabello.

—No he tenido muchas oportunidades para besarte en estos días— Se excusó el menor, encogiéndose de hombros mientras se dirigía al auto, dejándole allí parado como tonto.

No se movió hasta que de soslayo notó que el mánager y Seungcheol ya iban llegando, por lo que se apresuró a subir al auto también.

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Fui emocionalmente obligada a publicar esta historia por mí misma.

"Besties" [Chansol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora