Capítulo 4 Un sueño en los brazos de Morfeo.

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Imaginen la escena de un elefante gigante que por desdicha de la vida pone el trasero en un cactus lleno de espinas. Ahora imaginen el sonido que emite el animal. Algo ruidoso, chillón e insoportable. Idealicen ese ruido llevado a dolor de cabeza. Eso fue lo que sentí aquella mañana, como si un enorme volcán fuera a explotar en mi cabeza. Lentamente abrí mis ojos y sólo vi oscuridad, demasiada para mi gusto. Palpe a un lado de la cama en busca de mi mesita de noche y no la encontré. «Que raro» pensé.

De pronto abrieron la puerta del baño y encendieron la luz. Mi quijada calló al suelo al ver al  individuo que salió en bóxers.
Involuntariamente cubrí mi rostro con la sábana ( antes tomé una fotografía mental obviamente )

—Veo que ya estás en el mundo de  los vivos. —Dijo y me desilusioné un poco pues creía que con el semejante cuerpo que acababa de ver estaba en el olimpo.

—¿Alex qué haces aquí? —Pregunté incrédula sin recordar lo que había pasado para que él estuviera en mi habitación.

—Vivo aquí. —Murmuró relajado y me destapé la cabeza de golpe.
Mis ojos entrecerrados por la molesta claridad observaron todo el lugar y no, no era mi habitación, era la de Alex. En lugar de mis póster de Taylor Swift y mis fotos con mis amigos estaba todo totalmente pulcro y demasiado limpio para ser la habitación de un chico ( sin ofender ) Fue entonces que mi pobre cerebro calló en la cuenta. Me encontraba en la habitación de un chico semidesnudo sexi que me encantaba y yo... ( revisé debajo de las sábanas para revisar mi ropa y sólo llevaba un enorme pulover )

—¡¿Dios dónde está mi ropa?! —Ahogué un grito y el chico me miró de soslayo con una risita malvada. Esa risita que odiaba porque escondía cosas malas.

—¿No te acuerdas de todo lo que hicimos anoche?

—¿Qué? ¡No! ¿Qué hicimos? —En ese punto ya estaba nerviosa, no podía ser posible que mi primera vez hubiera sido borracha y que no recordara nada.

El chico se volteó y tomó un short para ponérselo. Vi como sus músculos se tensaban y relajaban a la ves y como su... Aparté la mirada roja como un tomate.

—Vamos Miseria ya me has visto otras veces no entiendo por qué no lo superas. ¿Tanto te gusto?

—¡No seas arrogante y dime de una vez qué sucedió ayer entre nosotros!

—Mi querida Miseria Elizabeth un caballero no tiene memoria. Y no fue ayer solamente, fue hoy porque después de las doce de la noche...

—Sería bueno que ahora estuvieras en el papel de Edu —Gimotee interrumpiendo su comentario y llevando mi rostro entre mis piernas.

Debía recordar lo que había sucedido. «Recuerda Miseria, recuerda de una maldita vez» Me dije sin parar.


Unas horas antes :

Sentí el contacto con la piel de Alex y se sentía demasiado bien... Ok no sean mal pensados, estoy hablando de cuando me tomó del brazo y me arrastró hasta un auto negro fuera de la casa de Miguel alejado de la fiesta y las miradas indiscretas.

Al entrar yo en el asiento del copiloto y él frente al volante me preguntó con voz cansada —¿Qué mierda estabas haciendo ahí dentro?

—¿No es obvio? Le estaba dando una golpisa a esa estúpida.
El chico suspiró y sentí el olor a cigarro mezclado con su perfume y no se si era por el alcohol pero adoré ese olor.

—¿Por qué estaban pegándose así?

Aparté la mirada y medité un poco antes de responder pero no había otra respuesta —Por ti.

El chico del segundo B  ( Parte II ) © √ Sin editar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora