¡Epílogo!

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Años después:

Me observo en el espejo. Los chicos caminan de un lado al otro tan nerviosos y excitados por lo que está a punto de suceder como yo. Este será nuestro momento, el momento de brillar como estrellas, de dejar todo en el escenario por aquellas personas que aguardan por nosotros.

—¿Chicos, están listos? —Pregunta Milena, nuestra coreógrafa desde la puerta y nerviosos asentimos. —Eso ahí fuera está lleno, solo para verlos a ustedes. ¿Saben lo que eso significa? Es momento de que salgan y dejen la piel en el escenario porque juntos somos...

Como siempre todos nos ponemos de pie y unimos nuestras manos para gritar a viva voz —¡Star dance company!

De esa forma de uno en uno vamos saliendo y lo siento de nuevo, esa magia que me recorre desde la punta de mis pies hasta mi cabeza. Por eso que siento ahora antes de entrar en escena bailo. Este es mi sueño realizado. Bailar, moverme por el escenario, agitar mi cuerpo, sentirme yo misma sin dejar de ser la chica que bailaba con su vecino en la azotea. Siempre seré la misma lo que con más experiencia, con más sabiduría.
Al salir al escenario olvido que cientos de personas me están observando y dejo de estar en este lugar. Simplemente me dejo llevar por la sincronía con mis compañeros de baile.

Cuando reacciono ya hemos terminado, mi respiración está agitada y mi pecho sube y baja velozmente. Entonces el silencio nos envuelve y los aplausos se escuchan por doquier mientras el público se pone de pie afirmando que lo hemos hecho bien. Esa es la mejor parte, el agradecimiento del público. Por ellos ensayamos por meses, para que les guste lo que hacemos. La mejor parte de todo el proceso es ver que lo hemos logrado.

Haciendo una fila nos inclinamos ante la multitud que aplaude y salimos del escenario.

—¡Lo hicieron genial, chicos! —Chilla Milena detrás del escenario y nos va saludando de uno en uno.

Cuando llega a mí me dice casi en un susurro —Ten, estas flores son para ti. Al parecer tienes un admirador.

Lo último lo dice en voz alta por lo que algunas chicas chillan y me dan palmaditas felicitándome.

Es un ramo de girasoles, mis flores favoritas. No debo ni pensar en nada, sé quién me las ha enviado.
Sonriendo tomo la tarjeta y la leo:

No te deseo suerte porque sé que saldrás a ese escenario con la misma energía y entrega de siempre. Y lo harás bien, mejor que los demás. Naciste para eso Miseria Elizabeth, para brillar en los escenarios más prestigiosos del mundo, y creeme cuando te digo, este es apenas un escalón más de la escalera de sueños por cumplir que te esperan.
Siempre tuyo, Edu.

P.D: Recuerda que la distancia entre la luna y el sol es efímera.

Suspiro al leer las últimas palabras y guardo la nota en mi bolso con el corazón acelerado solo por leer sus palabras. No quiero ni imaginar lo que suceda cuando lo tenga en frente.
Después de cambiarme de ropa estoy terminando de recoger mis cosas para irme al hotel donde estamos hospedados, pero un mensaje de texto interrumpe mi labor.

Es un chat de nuestro grupo privado de WhatsApp.

Lía: Mise, espero que hayas pisoteado a tus compañeros de baile. Eres mejor que todos ellos. 😎

Ethan: Por dios, Lía, no es una competición para saber quien es el mejor, son una compañía de baile. Se supone que todos deben de bailar igual. 😐

Lía: Yo lo sé, pero de igual forma Mise tiene que ser mejor que los demás o nunca se va a encontrar con un mánager rico que se enamore de ella.

Ethan: No todos son como tú Lía, a Mise no le interesa el dinero.

El chico del segundo B  ( Parte II ) © √ Sin editar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora