Después de dos semanas encontré por fin algo que me podía servir de ayuda. Lía me habló de un concurso de baile que se iba a realizar en el centro de la ciudad y el premio era dinero en efectivo. Hasta ahí todo muy bien ahora vienen los inconvenientes. ¿Quién iba a ser mi pareja de baile?
El primero que llegó a mi mente fue Alex por supuesto, luego caí en la cuenta de que mi madre no quería que me acercara a él y sabía muy bien el motivo. Al final decidí hacerlo todo en secreto, ninguno de los dos hablamos sobre lo que me contó en su auto y fue mejor, sabía su verdad pero era un tema delicado, yo no era quien para juzgar a nadie así que decidí actuar como si no hubiera sucedido nada y Alex en lo que respectaba a la actuación era buenisimo. Fue así como regresamos a los viejos tiempos en los que ensayábamos en la azotea de nuestro edificio cuando se suponía que estaba en casa de Lía o en algún otro lugar. Sabía que estaba actuando mal con mentirle a mi madre pero tenía mis razones y la que tenía más peso era la de ayudarla a ella con los gastos de la casa. Como tenía que inventarle algo le dijimos que Ethan sería mi pareja de baile, para mi mala fortuna este último no tenía ni idea de bailar tango, de igual forma fingimos que ensayábamos varias veces en casa para que la sargento Aslan se creyera el cuento.
Por fin llegó el día de la presentación, como era de esperar me encontraba muy nerviosa pues llevaba mucho tiempo sin bailar en público.
Hasta donde tenía entendido la presentación sería en un teatro inmenso y sólo de pensar en eso me entraban escalofríos.
Al sentir tres toques en la puerta de mi habitación salí con un labial en la mano dándome cuenta que llevaba media hora frente al espejo y aún así no estaba lista. Al abrir entró un Ethan siendo empujado por Lía.
—¿Por qué tardaron tanto? —Inquiri malhumorada.
Ethan me ignoró siguiendo hasta mi espejo y no pude evitar darle un pequeño repaso con la vista. Estaba vestido de la misma forma que lo haría Alex, todo porque mi madre se había empecinado en ir con nosotros para ver nuestra presentación así que acordamos que la coreografía sería con una máscara o sea, Alex y Ethan llevarían una y así mi madre no reconocería a mi vecino y creería que yo bailaba con mi mejor amigo.
—¿Creen que se de cuenta? —Les pregunté a ambos. Lía me miró con el ceño fruncido y le dio un minucioso repaso a nuestro amigo.
—Alex está más bueno y más fuerte, y sus ojos son más bonitos, y tiene el cabello más sedoso que las greñas de este esperpento y es mas alto, pero aún así puede funcionar.
—Oye no hables de mí como si yo no estuviera presente —Demandó el chico dándole una mirada asesina a través del espejo.
—¿Mise has escuchado algún ruido? Seguro es algún ratón, lástima que Misifu no esté aquí para que se lo coma.
Poniendo los ojos en blanco regresé al espejo haciendo a un lado a Ethan. Entonces observé mi reflejo buscando si faltaba algo. Mi cabello me lo había planchado minuciosamente para que quedara lo más liso posible y me lo había atado a un moño con una peineta dorada que me había regalado mi madre meses atrás. Esta última combinaba con el colgante que me regaló Alex el cual sobresalía por la uve de mi vestido escotado.
Tlink
Una notificación llamó la atención de Lía y ahogó un chillido saltado como abejorro.
—¿Qué pasó? —Pregunté dándome la vuelta.
—Es él, actualizó su libro, recuerden que les hablé del chico que estoy siguiendo en wattpad. Llevaba días sin actualizar.
—¿Mise, Lía sabe leer? —Preguntó Ethan mofándose de ella y esta lo miró con mala cara pero regresó la vista a su celular para seguir leyendo. Desde siempre nos había gustado leer pero desde la llegada de Alex a mi vida no tenía ni tiempo ni cabeza para ponerme a pensar en esas historias de ficción, en cambio Lía si seguía con su sueño frustrado de conocer a su príncipe azúl literario y ser feliz para siempre jamás.
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El chico del segundo B ( Parte II ) © √ Sin editar.
RomanceDicen que las segundas partes nunca han sido buenas, yo me niego a creer eso. A veces las segundas partes son el detonante perfecto para concluir con los cabos sueltos de la primera historia. Y es que, a veces las historias no acaban como creemos si...