Narra Camila:
Me coloco mis audífonos en cuanto me monto en el auto de Lorenzo, la música de Alec Benjamín titulada Let Me Down Swonly inunda mis pensamientos. Cierro los ojos y mis ganas de matar a cualquiera de los idiotas se me cruza por la mente. Veo a Ámbar en el asiento de copiloto hablando muy animadamente con Lorenzo, incluso creo que los vi reírse.
Lorenzo no ha cambiado en absoluto, tiene el mismo estilo de chico malo de hace 7 años. Mi vista se dirige a los paisajes de Fairfax, el lugar donde jure no volver nunca después de aquellos sucesos.
Nada, realmente nada ha cambiado en estos 7 años, son muy pocos los establecimientos nuevos que se dedican a comida rápida, todo lo demás esta exactamente como lo deje. Pasamos por delante de Dulces y Caramelos mi primer trabajo, la añoranza me come por un momento y cuando dejamos atrás el lugar, pude ver como Lorenzo me miraba por el retrovisor.
Nuestra mirada quedó fijadas micro segundos pero rápidamente baje la mirada, agarre mi móvil para quitar la música y ver de qué estaban hablando ellos dos.
—Camila, realmente Fairfax es una pasada. Quisiera mudarme para acá es que es hermosa.
— ¿En serio? —Pregunto mientras ruedo los ojos y guardo los audífonos. — ¿Qué tiene de interesante un pueblillo tan común?
—Lo mismo que le encontraste hace 7 años atrás.
Me quedo callada cuando Lorenzo me responde, puedo ver como Ámbar celebra con la respuesta que me acaban de dar. El auto por fin se había apagado, puedo ver el parqueo de los bajos del edificio y un golpe de recuerdos volvieron a correr por mi mente *la primera vez que llegue*.
Agarre mi maleta sin ayuda de nadie y me pare al frente del elevador a la espera de los demás. La verdad me estaba portando como una malcriada y bueno, me acaban de joder el día de mi boda con una mentira tan fuerte que había hecho que regresara a Fairfax. Nos montamos en el elevador y solamente podía contar los minutos y segundos para fajarme con mi padre.
Tan solo abrió el elevador, mi corazón se estrujo por decimocuarta vez en el día, el pasillo para el apartamento de mi padre fue el camino más lento del mundo. No ver a Beatriz en cuanto abriera esa puerta me iba a derrumbar y bueno eso fue lo que sucedió.La casa estaba como mismo la deje, las paredes pintadas del rosa salmón que tanto adoraba Bea y todas las fotos seguían en su lugar. La cocina donde solíamos hacer galletas y chismear sobre el vecindario, son cosas que voy a extrañar de ella. A los minutos de entrar pude sentir como dos paticas empezaron a rozar mi pierna y junto a ello, el charquito de pipi de la alegría. Las lágrimas empiezan amenazar con cada recuerdo, el arrepentimiento de no a ver venido y despedirme de Beatriz, la cual fue tan genial y tan amorosa, como una segunda madre para mí.
Mi orgullo pudo conmigo en ese momento. Mi padre al verme empieza a llorar y viene corriendo para abrazarme. Quiero gritarle por mentirme, pero no tengo valor, solo quiero sentirme en el hogar, en el dulce hogar, por una vez más. No aguanto más y me derrumbo por mis malas acciones, por lo imbécil que fui y soy.
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¡Hey tú, idiota! © V1
Teen FictionPrimer Libro de la Saga Vizcaya Camila decide que irse a vivir con su padre es su mejor opción, todo porque quiere mejorar su vida, con las excelentes escuelas y ofertas universitarias que se otorgan en Fairfax. Además de que quiere ser una de las m...