2. "Regreso"

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Capítulo 2

Acecha desde las sombras, su maldición ha llegado a mi, soy la elegida para su repugnante diversión.

Ha estado como guardabosques todo el tiempo, ni para trabajar salió. Me tuve que escapar de mi hermano para ver a Amber y sacarla de la conferencia de su padre, no me quedó de otra que salir por la ventana del segundo piso de mi habitación.  

―Hasta que llegas, pensé que te había atrapado la bestia de tu hermano ―se burló.

―Ni me hables de él, que cada vez que lo pienso me dan ganas de arrancarle el hígado ―hice gestos con mis manos.

―Que salvaje Josephine ―rió ―Y eso que no lo he visto, por lo que me cuentas está irreconocible.

El señor Griffith se colocó en el podio, mientras la gente se empezó amontonar para escuchar la misma historia de siempre.

―Vámonos Amber ―la tomé del brazo, pero el alcalde empezó hablar.

―No los he citado aquí por nada, hemos recibido un aviso bastante alarmante para el pueblo, no ha ocurrido esto desde 1971, pero ha regresado, esto se ha vuelto como una tradición o mas bien dicho una maldición o condena para Beaufort .

Mi ceño se arrugó.

―¿De qué está hablando?― le susurré a mi amiga.

―No tengo la menor idea ¿Qué maldición?.

La gente murmuraba con pánico y el miedo que se les notaba en sus caras. Aquí pasan muchas cosas raras ¿acaso será por esa leyenda que siempre nos cuentan? Necesitaba averiguar.

―Amber, me parece que esta vez no te tendré que salvar, algo muy malo va a pasar o está pasando.

Me miró preocupada.

―Este aviso fue dado en el parque central, ahora les ruego que no salgan de sus casas, no se sabe que es lo que pasará, Dios nos guarde ―el señor Griffith dio un largo suspiro.

¿Esto está relacionado con lo que dijo mi hermano que no salga?

―Tengo que volver, no te puedo acompañar, te llamo luego―salí de ahí lo mas rápido que pude.

Mi mente mezclada con el miedo y confusión, una laguna de ideas y sin salida.

Al momento que llegué a casa entré por la puerta principal y no me dio miedo a que mi hermano aparezca como Drácula entre las sombras y me arranque la cabeza por escaparme. Estaba lista para enfrentarlo y que me diga todo lo que sabe, porque algo que destaco de mi personalidad es que mi curiosidad es número uno.

―Dime la verdad ―ingresé a su cuarto dando un portazo.

―Ni vengas a gritarme, porque he estado como un imbécil buscándote ¿Dónde estabas? ―me habló rígido dándome una mirada afilada y fija con labios tensos.

―Aquí las preguntas las hago yo y no voy a permitir que me sigas manejando como si fuera un muñeco.

―¿Qué idioteces hablas?―se pasó la mano por la cara fastidiado.

―De la maldición de Beaufort ―solté de golpe.

La cara de Seth se desfiguró por completa, estaba desconcertado.

―Vengo de una conferencia del alcalde y habló de ello, prácticamente imploró a Dios que nos proteja, además quiero saber algo que no me cuadra para nada ¿qué relación tiene el cuervo conmigo? y ¿por qué desde eso has estado muy protector? y ni queriendo que salga de la casa aunque sea a dejarle la comida a la Sra. Maxwell ¿Por qué? ―le exigí.

Josephine Everglot © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora