1. "El comienzo"

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Capítulo 1

Beaufort 9 de Agosto del 2016

¿Un día gris? No era algo común, el ambiente se sentía extraño... 

Me encontraba en mi bicicleta de camino a la casa de la señora Maxwell a dejarle su almuerzo, esto lo hacía todos los días ya que la señora no cocinaba y antiguamente lo hacían sus hijos, pero ahora cada uno esta casado. El hijo mayor, Cameron, se casó con una mujer tailandesa mucho mayor que él y la hija menor, Coral, contrajo matrimonio con un hombre rico de Polonia, todo un escandalo. 

En fin aquí estoy mientras escucho un poco de música.  

―Llegó su comida Sra. Maxwell ―se lo entregué.

―Se que haces un gran esfuerzo ―miró al piso apenada.

―Descuide, está sola y es lo mínimo que puedo hacer por usted.

Tomé mi bicicleta de regreso a casa, vivo con mi hermano mayor y no debo demorarme mucho o sino se pondrá como un ogro.

¡Rayos! me entró una llamada.

―¿No podrías llamarme en otro momento? Estoy en mi transporte de lujo.

―Necesito un favor, mañana debes sacarme de esa conferencia de mi padre, detesto estar todo el tiempo parada a su lado, para mas que diga lo mismo de siempre, sobre ingresos y las excelentes vías de transporte de Beaufort.

 ―Amber, tu padre es el alcalde ¿Qué esperabas? ¿Un discurso del estreno de la próxima película Amanecer parte 3?.

―Que graciosa, aunque no es mala idea ―rió a través de la llamada ―Bueno, te hablo luego, no te olvides mañana.

Llegué a mi casa y encontré a mi hermano bastante concentrado leyendo uno de sus tantos libros. Últimamente hace eso y ya ni si quiera cogía su celular, le he preguntado si podríamos salir algún lugar, pero solo me queda viendo y nunca me da una respuesta.

Ya casi ni hablamos, comprendo que es parte de su personalidad que es bastaste seria, lo que no me explico es que antes hablábamos un poco más, solo que ahora actúa muy raro. No recibo desprecio, eso lo sé y no es de tratarme así, solo que ya no es el mismo y eso me preocupa. 

Simplemente subí las escaleras a mi habitación dejando las llaves en el escritorio, el reloj marcaba las 3:45 p.m. Aproveché para descansar un rato.

Mi mejilla... la están tocando con suavidad.

Mi cuello... lo toman con brusquedad.

Me desperté asustada y sudorosa. Había escuchado un ruido por la ventana, me levanté y mi mirada se desvió al reloj que daban las 6:50 p.m. y devolví la vista a la ventana para acércame lentamente...

―Josephine ―salté del susto.

―¡Seth! me asustaste ―exclamé tomando mi pecho.

―¿Qué hacías? ―me miró confundido.

―Había escuchado un ruido extraño, pero me asusté el doble cuando entraste así de la nada ―me acerqué.

―Déjate de cosas, ya preparé la cena ―le seguí.

Nos hallábamos en la mesa de comedor con una tenue luz, mientras comíamos la carne en termino medio, pero el sabor no era de mi agrado. Prácticamente estaba cruda.
El ambiente era incómodo, un silencio sepulcral, ni si quiera el sonido de algún grillo que se cuele en la sala, no podía con la incertidumbre. Me estaba molestando.

―¡Basta! Por favor Seth, esta situación no la aguanto más ―golpeé la mesa con mi puño.

Me miró con su ceño fruncido.

Josephine Everglot © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora