Epílogo

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Quiero ver el futuro, quiero ver como fue tu estadía en el otro lado. Quiero verte cara a cara como te sientas en tu trono, lista para gobernar con madurez y sabiduría aquellos aliados.
Quiero verte dirigir el lugar al que a todo mundo le da terror y escalofríos de tan solo escuchar esta simple palabra: infierno.

Estaba en un revuelo y disputa con todo Beaufort, parece que está gente no se queda tranquila ni por todos los males que le pasen.

―No queremos que los demonios se queden viviendo aquí como buenos pueblerinos. No son de fiar, mientras estén durmiendo pueden sacar las garras y matarte; así nadie se entere. Reflexionen de lo que les acabo de decir, la confianza entre los hermanos Everglot ha quedado rota, son parte de ellos.
Nuestra ley es la que siempre nos ha mantenido unidos...

Dejé de oír lo que decían, ya me estaban haciendo enojar en serio.

―No digan eso, deben estar agradecidos que no fueron comida de esos imbéciles. Humanos; que van a entender si lo único que les importa es salvar sus culos corruptos, el de sus maridos o de sus mujeres prostitutas.

Todos se quedaron en silencio.

Gracias Caleb.

―No se van a quedar viviendo en la tierra, ellos tienen su hogar, pero pueden ir y venir cuando se les plazca.

La poca gente del otro lado estaba detrás mío, junto a Caleb, sentados cerca de la tribuna, mientras adelante estaba un enojado Beaufort.

―Amber fue destituida de su cargo como alcaldesa, fue la elección de todos ustedes aquí presentes, pero como nadie ha hecho una votación, lo tomaré yo hasta nuevo aviso.

Empezó el revuelo una vez más que estaban desacuerdo, pero nunca hicieron nada y hace poco botaron a la castaña, solo asumo el puesto.

―Primero deben calmarse para darles una fecha, no quiero que escojan a lo loco por lo que haya pasado, tomen conciencia. No me voy a poner en el plan de tenerles pena ahora, porque se todas las atrocidades que hicieron y son los menos indicados para señalarlos con el dedo.

Todos hicieron silencio una vez más.

―La semana entrante, les daré a conocer la fecha. Es todo por hoy, que tengan un buen día.

Salí de mi podio seguida por los demás que me esperaban.

El cielo estaba aclarando, dando un bonito contraste con el parque del pueblo. Solo pude respirar muy hondo haciendo que todo ese delicioso aire entre en mi sistema respiratorio.

Saqué la tensión que tenía moviendo mis brazos, cuando mi vista empieza a distinguir una figura que se viene acercando a nosotros.

―¿Qué haces aquí? ―hablé lentamente con recelo.

Movió su pierna derecha con claro nerviosismo.

―Solo quería decir que Chandler se encuentra estable, el médico dijo que ahora necesita reposo absoluto.

Asentí como respuesta.

Ya no me siento tan preocupada por él, solo sabía una cosa.

No podré despedirme...

―Amber.

―¿Si?

―Cuida bien de él y por favor ya no te metas en más líos, si ves a alguien extraño, procura alejarlo de Beaufort. Igualmente estaré viniendo pocos días hasta la votación.

―Gracias ―soltó.

―¿Por qué?

―Por no juzgarme y saber entender.

Josephine Everglot © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora