8. "No me busques, porque me vas a encontrar".

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Capítulo 8

La desesperación es un sentimiento que aflora en nosotros cuando estamos frente a una situación que supone un gran reto y hace que nuestras emociones nos desborden. Puede ser un conflicto emocional, un obstáculo de superación personal o un problema que se hace más grande que se lleva nuestra esperanza y solo deja preocupación a su paso.

 ―La gente está loca por eso que les ofrecieron ―soltó de golpe.

 ―¿Que cosa? ―me metí en la conversación.

 ―Dinero. Como saben que he vuelto, me buscan por todos lados, para entregarme a la hoguera.

―¿Pero quién les ofreció ese dinero? 

―La alcaldesa ―quedé asombrada ―Está con sed de sangre por lo de su padre y prometió 1.4 millónes a quién me encuentre.

Amber está en todo su derecho de hacer justicia por el señor Griffith. No me imagino a Skandar en esa hoguera, tampoco a Caleb.

―Pero no fueron ustedes ¿verdad?

Ambos asintieron.

―Ellos deben de saberlo.

―Pero saben que al principio de la desaparición del cuerpo fui yo y la camioneta cuando matamos a esa gente fuimos Caleb y yo ¿Y quién nos va a creer que esta vez no fuimos nosotros? Nadie ―dijo por terminado para irse.

Me quedé observándolo hasta que salió de la casa muy intranquilo.

─¿Por qué mataron a esa gente del parque en la camioneta? ─le pregunté a Caleb tomándolo por sorpresa ─Porque hay cosas que aún no puedo comprender.

─Josephine, esa gente no la matamos porque nos dio la gana, esa gente era la más repulsiva que pueda existir ─fruncí mi ceño confundida ─Ahí estaban estafadores y sacerdotes.

─¿Y por qué sacerdotes?

─Esos sacerdotes violaban a los niños de la catequesis ─abrí mi boca en shock ─No te creas que en este pueblo son santos, Jose, esa ley para matarnos y todo ese circo es porque descubrimos lo que hacían.

─En si "los buenos" quieren terminar a "los malos". Y no matamos por deporte que quede claro ─apareció Skandar de la nada ─Solo eliminamos a los que están podridos como ellos, aquí hay mucha gente que se hace la puritana cuando no es así.

Entiendo, la gente que quiere matarlos no es todo el pueblo sino una parte que la gran mayoría son gente corrupta y asquerosa, pero hay un cabo suelto todavía.

─¿Quién mató al señor Griffith? ─fui directa.

Hubo un pequeño silencio.

─¿Alguien de ustedes me va a contestar? O me saldrá alguna otra mentira ─pregunté de nuevo.

─Ya sabes que no fuimos nosotros ─habló Caleb ─Osea sabemos quién, pero no creo que sea apropiado decírtelo ahora que las cosas están tensas.

─Me lo dicen ahora, porque saben que de todas maneras me voy a enterar.

Se miraban entre ellos y luego dirigían la mirada hacia mi.

─Estoy esperando ─volví a decir.

Skandar dió una gran bocana de aire ─Fue Seth.

¿¡Qué!? ¿Otra vez?

¿Cuántas cosas terribles mi hermano ha hecho?

La muerte de mis padres y ahora también la muerte del señor Griffith.

¿Acaso es un psicópata?

O siempre fue así y yo nunca lo vi.

─Se supone que ustedes eliminan a la gente que está podrida ¿Por qué no hicieron eso con él desde que mató a nuestros padres? ─encogí mis manos en puño ─¿Por qué no lo hicieron si sabían que mató al padre de mi mejor amiga?

Josephine Everglot © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora