I.- ¿Hook Up?

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Kara POV.

No podía olvidar su mirada enfocada en la mía. Era lo único que mi mente parecía entender y recordar a la perfección. Fue una suerte ir con Clark hasta LuthorCorp, y poder estar allí para conocerla. Era tan segura, su voz era tan firme, no se dejaba amedrentar por mí primo con cada una de sus preguntas quisquillosas. Su rostro parecía haber sido cincelado por los mismos dioses y sus ojos verdes esmeralda, que iban y venían sobre los míos, que tampoco la perdían de vista. Era la chica de acero, pero bajo su mirada me volví de azúcar. Fue un verdadero milagro que pudiera coordinar lo suficiente para decir unas cuántas palabras a ella. Sé que notó mi nerviosismo, y su sonrisa terminó de cavar mi tumba. Nunca había amado a nadie románticamente, y aún así sabía en mi corazón qué había caído por ella, por Lena Luthor, la familia encargada de martirizar a la mía. Pero Lena no era su familia, lo tenía muy claro, podía verlo en toda ella y Lena misma nos lo confirmó poco después. Pero pronto todo terminó, y tuve que dejar su asombrosa presencia para mi desgracia. Por Rao, quería quedarme allí un poco más, así sólo fuera para observarla. Era lo único que podía pensar esa tarde mientras salíamos de su oficina, en cómo haría para volver a verla, porque tenía que hacerlo. 

Lamenté pocos después de nuestro encuentro saberla en peligro por un ataque de drones a su helicóptero dónde ella se encontraba, gracias a Rao estaba allí para mantenerla a salvo. Incluso en ese momento, asustada y jadeando por el aire que había perdido, pensé que era la obra de arte más linda que podría contemplar en mi vida. Y quería seguir contemplándola por siempre.

Sabía que me había vuelto su acosadora, pero me era imposible resistir el impulso de buscarla, de ver más de ella. Cualquier cosa era un buen pretexto para ver su hermoso rostro nuevamente. Una ronda por la ciudad mientras la patrullaba, o al volver de apagar algún incendio, allí estaba en el edificio de enfrente del ahora renombrado L Corp, para verla brevemente en su oficina. Aún recordaba el atentado que sufrió aquella tarde, y que por fortuna pude evitar que aquella bala llegará a ella y lastimará su integridad. Las personas de ésta ciudad deberían dejar de hacer eso, y sobre todo a ella. 

Pero no podía, ni quería parar. No quería perderme nada de Lena, de su presencia poderosa y de su rostro altivo, su increíble inteligencia, toda ella era en lo único que podía pensar mientras la observaba del otro lado de la barra de aquel lujoso bar en el qué se encontraba sentada a la distancia de mí. Hacía casi un mes desde aquel día en que nos habíamos conocido, y sólo habíamos cruzado poco más de cuatro ocasiones, la mayoría cómo Supergirl, pero ésta noche estaba decidida a por fin encararla, pero no cómo la heroína de National City, sino cómo Kara Danvers. Era Supergirl por Rao santo, la campeona de la Tierra, podía ir allí, buscar a la chica Luthor y hablar con ella, y dejar que las cosas fluyan y para bien, espero. El trago de whisky que tomo no hace nada por ayudar a mis nervios, pero lo tomaba para mezclarme entre la gente del lugar para pasar desapercibida. Aunque mis lentes me ayudaron bastante con esa tarea. La seguí aquí cuándo no pude encontrarla en L Corp cuándo volvía de mi ronda por la ciudad, y los suaves latidos de su corazón me guiaron hasta aquí. Lena no hablaba con nadie, sólo miraba al frente de la barra, cómo si ésta fuera la más interesante del mundo. La música es alta en este sitio, y mucha gente a nuestro alrededor sólo baila inconsciente y disfrutando del ambiente del lugar. 

Mientras la observo, pienso en todo lo que Lena ha pasado, en cómo tiene el peso de un apellido sobre sus hombros, y me llena de orgullo verla intentarlo con ahínco cada día y ver sus esfuerzos prosperar. Poco a poco, Lena ha conseguido algo de respeto por lo que es, y aunque el camino qué sigue es bastante largo, creo en ella y en sus habilidades, y estaré allí, tal y cómo he estado desde que la conocí. Lena ha tomado poco más de media botella de un escocés de 18 años, mientras yo sigo con la misma copa que me dieron cuándo llegué aquí, sólo concentrada en verla y pidiendo valor a Rao para acercármele. La escucho pedir la cuenta, y la veo meter la mano en la chaqueta de su traje buscando su cartera, para luego tenderle al barman algunos billetes. Tengo que hacer algo, no puedo seguir así, ya es suficiente de mirarla de lejos, necesito mirar más de cerca, yo puedo hacerlo, ¿Verdad? No tengo tiempo de responderme, cuándo ya estoy caminando en su dirección. Lena agradece al barman y se gira sobre sus tacones, para encontrarse de frente conmigo. Santo Rao, ella se ve incluso mejor de cerca, ese traje se ajusta a todas las partes correctas de su cuerpo, y sus labios rojos se abren ligeramente sorprendida por verme en mi camino. - Kara, qué sorpresa, no esperaba encontrarte aquí.- murmura con su habitual tono ronco. Ajusto mis gafas nerviosa por su mirada que baja por mi cuerpo y me recorre por completo antes de volver a mis ojos. - Te ví aquí, y quise saludarte.- digo lo primero que se me viene a la mente. Ella asiente. - Oh, eso es lindo.- murmura y luego me sonríe un poco. Tiene una sonrisa tan linda, pienso mientras largo un suspiro audible, que sus esmeraldas ojos no se pierden. - ¿Estás bien?- me pregunta dudosa. Yo asiento en confirmación. - Sí, estoy muy bien, sólo pensaba en algo que tengo que hacer.- le aclaro, omitiendo lo más importante. - Debiste pensar algo muy importante o algo muy bueno para suspirar así.- me dice escudriñándome con su mirada. Llevo mis dedos hasta mis gafas para acomodarlas en mi rostro, tratando de apartar los nervios que me causa ser el objeto de toda su atención. Ambas nos miramos atentas mientras la gente bailaba y la música sonaba a nuestro alrededor. Quería decir algo más, pero las palabras morían en mi garganta antes de salir, y Lena parecía no querer empujar más la conversación. - Fue agradable verte, Kara, y gracias por acercarte, cuídate por favor.- dice y la veo querer seguir su camino, oh no lo harás. Mi mano se extendió y la tomo del brazo entre ella, deteniendo su paso. Ella me sonríe de lado, antes de girarse por completo, aún manteniendo mi agarre sobre ella. - Baila conmigo.- susurro mi pedido. No sé de dónde saqué el valor, pero ya todo estaba dicho, no iba a dejar pasar la oportunidad está noche. Ella alza esa bendita ceja a modo de interrogante, y muerdo mis labios nerviosa por su posible respuesta negativa. - Creí que nunca preguntarías.- dice ligera, y luego libera su brazo del agarre de mi mano, y atrapa mi mano aun extendida entre la suya. Suspiro de alivio mientras me dejo llevar por ella hasta la mitad de la pista improvisada de baile.

Su cuerpo empieza a moverse con el ritmo de la música frente a mí, y trató de seguir sus movimientos. Mis manos atrapan su cintura, acariciando ligeramente allí, sintiendo la suavidez de su cuerpo, mientras sus manos se apoyan sobre mis hombros, dejando que su calor se extienda con rapidez por la zona. Su mano aprieta la base de mi cabello, y gruño por la deliciosa sensación que provoca su toque, haciéndola reír muy cerca de mí. Nuestros movimientos se sincronizan con el pasar de los segundos, su firme agarre entre mis cabellos, el calor en el ambiente del lugar y nuestros ligeros roces, pronto hacen que mi miembro despierte en mis pantalones, gruño de nueva cuenta al sentir la presión de la tela sobre mi entrepierna sensible. Lena me observa detenidamente, y no puedo evitar jadear bajo su mirada que se vuelve cada vez más oscura por nuestro momento. Mis labios se abren queriendo encontrar los suyos, y juntarlos finalmente y probar su sabor. Lena me guiña un ojo pícara, cómo si adivinará mis pensamientos lujuriosos, antes de soltar sus manos de mis hombros y dar media vuelta, quedando de espaldas a mí. Gimo bajo al ver su trasero entre ese ajustado pantalón de su traje, mis manos cobran vida propia y toman su cintura entre mis manos y la aprieto ceñidamente a mi cuerpo. Mi erección queda justo sobre su caliente trasero, y gimo de gusto por la deliciosa cercanía. Mi rostro se esconde entre su cuello, embriagándome con su delicioso aroma, y con mi nariz apartó el cabello del lugar, dejándome libre aquella zona suave de la piel de su esbelto cuello. - ¿Sorprendida?- le pregunto mordiendo su linda oreja en el proceso, mientras mis caderas se impulsaban hacía adelante, en un lento vaivén contra su firme trasero, mi erección completamente rígida bajo mis pantalones buscando liberarse. La escucho gruñir de placer y me felicito por eso continuando con el movimiento, cuándo mis manos son apartadas de su cuerpo y su firme trasero me empuja lejos de su cuerpo. No tengo tiempo para reaccionar, cuándo ya estoy siendo girada entre sus brazos sobre mi cintura, dándole la espalda y su cuerpo me cubre por completo desde atrás. No puedo evitar jadear por el cambio de situación, pero no me quejaba en absoluto, estar entre sus brazos era la idea después de todo, mi pene latiendo de placer entre mis pantalones lo confirmaba. Ella se pega más a mí y siento sus duros pezones chocando con la tela de mi camisa, mis pechos hormiguean por el placer de la sensación, y un fuerte grito sale de mi boca al sentir algo completamente duro sobre mi trasero, y sus manos me mantienen quieta en mi lugar. - ¿Quién es la sorprendida ahora?- pregunta cerca a mi oído, y luego vuelve a presionarse contoneando su firmeza en un movimiento decadente sobre mi trasero. Bendito Rao, esto se siente de maravilla. No esperaba que ella tuviera la misma condición que yo, pero estaba disfrutando bastante descubrirlo ahora. Me vuelvo un lío de gemidos, y movimientos descoordinados, buscando más cercanía con su entrepierna. Lena gruñe y aprieta más sus manos sobre mí. - ¿Qué dice, señorita Danvers? ¿Quieres continuar?- me pregunta jadeante y afirmando su pregunta agregando velocidad a su delicioso vaivén sobre mi trasero. Me aparto cómo puedo de ella, y me giro para encontrarla igual de jadeante y deseosa que yo. La gente a nuestro alrededor parece invisible, sólo éramos Lena y yo midiéndonos, expectantes de lo que podría pasar de continuar. Me incliné hacia ella y mi boca cayó de lleno sobre sus labios. Sus besos sabían a whisky fuerte y su lengua chupa de la mía cómo una profesional. Gemí por su increíble que y era mejor de lo que había imaginado, y sólo ansiaba saber en qué otras cosas ella era buena. Antes de darme cuenta me estaba separando de sus hinchados labios, ambas gruñendo por la pérdida, y luego estaba tomando sus delicadas manos entre las mías y guiándonos a pasos acelerados a la salida. - Lléveme a casa, señorita Luthor.- respondo a su pregunta girándome, escuchando su gruñido tras de mí, caminando rápido a la salida. - Será un placer.- jadea ella. Y será mi placer también, es lo único que puedo pensar mientras caminamos rápido por la acera, buscando llegar hasta su coche McLaren 570GT color negro. No esperaba terminar mi noche así, pero mentiría si dijera que no era esto lo que quería, porque lo que está por pasar entre nosotras, seguramente será mucho mejor de lo que imaginaba en mis más alocados sueños.


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