IX.- Hope.

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Kara POV.

Podía ver a Lena preocupada y decir un montón de palabras para llamar mi atención, pero me se estaba haciendo imposible poder enfocarme. Había perdido la cuenta de cuántas veces había rezado a Rao por qué mi hogar aún existiera, y cada vez me decepcionaba más saber que eso era imposible. De alguna forma lo había aceptado, pero al parecer todo lo que creía era mentira. Lex, de entre todas las personas había descubierto a mi gente. Y sin siquiera saberlo, él las habría destruido irremediablemente, y yo no podría haber hecho nada porque no sabía lo que pasaba en primer lugar. ¿Cómo el DEO no había descubierto Argo? ¿Por qué no lo supe antes? De haberlo sabido, me habría ido allí desde hace mucho. Amaba la Tierra, pero Krypton era mi hogar. Las palabras de Lena calaban hondo en mi interior, podríamos ir. No sabía que había hecho para merecer a está maravillosa mujer, pero me alegraba tenerla en mi vida. Pero sencillamente estaba en shock. Habían pasado tanto en las últimas 24 horas, que parecía increíble. Ayer creí que había destruido nuestra relación, está mañana nos habíamos reconciliado, para después recorrer el mundo buscando a su hermano. Ahora estaba aquí mientras estoy sentada frente a ella en el sofá de mi apartamento, parece que fue hace mucho tiempo nuestra reconciliación en la fortaleza de la soledad. Por Rao, incluso tenía miedo de volver a verla después de creer que había matado a su hermano. Kal y yo estábamos convencidos de eso y ciertamente el mundo completo pensaba lo mismo que nosotros. Pero Lex, más hábil que todos, nos había vuelto a engañar. Y luego estaba Lena, no quería ver su rostro decepcionado cuándo me escuchará decirle esas palabras, pero ella me sorprendió más. Nunca pensé en escuchar sobre Argo en mi vida y menos esperaba que después de eso, ella me dijera que había enviado a su hermano a la zona fantasma. Ella no tenía que pasar por eso, y sabía por su expresión y con conocimiento de causa, que ella no quería hacerlo. Por sobre todas las cosas, Lex era su hermano. Casi hubiera preferido haber acabado yo con la vida de él, antes de que ella hubiera tenido que tomar esa decisión y peor aún llevarla a cabo. Podía ver lo rota que estaba por su mirada, pero ella hizo lo que correcto. Las personas jamás sabrían el sacrificio que Lena hizo por el bienestar de todos, a costa de su pesar, y de su dolor. Nadie tenía cómo imaginar lo que estaba por pasar, y pensar que la fuga de Lex parecía tener a todos de cabeza, pero éramos tan inocentes en creer que eso era todo. Pero a pesar de su dolor, Lena estaba aquí, llamándome, pidiendo mi atención, pero parecía que no podía formular ninguna palabra, sólo podía mirarla, cómo si con eso pudiera darle sentido a todo lo que había pasado y sobre todo, cómo nos cambiaría eso para siempre.

Mi mano sale de mi letargo cuándo la veo empezar a levantarse. Detengo su andar y Lena se gira esperanzada hacía mí. - Quédate.- le ruego con voz ronca. Ella me sonríe lento. - No pensaba ir a ningún lado, iba a buscar nuestra cena.- me confirma. Me extraño por sus palabras. - Lo pedí hace poco tiempo, tienes que comer.- me explica y la miro enamorada, porque a pesar de la lejanía de mi mente desde que ella me confesó lo que había pasado, Lena me había procurado. Suelto mi agarre sobre ella, y la veo caminar hasta la puerta principal, dónde se hace visible un repartidor con varios paquetes de comida humeante, que puedo reconocer cómo potstickers. Mi estómago gruñe al sentir el aroma colarse entre mis fosas nasales y es ahí que caigo en cuenta que no había probado bocado desde hace horas. Lena paga nuestra comida y se despide del repartidor, antes de volver sonriente a mi. Ella se sienta muy cerca y me tiende varios paquetes sellados de comida, que tomo con gusto. La miró preocupada, pensando que necesitaba una explicación de mi silencio o palabras de consuelo por su hermano. - Len.- murmuro para llamar su atención. - No necesitas decir nada, en verdad.- dice adivinando mi intención. Ella empieza a comer su porción de potstickers y me sorprende que no haya pedido sus ensaladas. Pero no era un día común y sabía bien que Lena adoraba comer demasiadas calorías cuándo se sentía triste. - Lamento tú perdida, amor.- digo sincera. Sus movimientos se detienen por un momento, y la sentí tensarse frente a mí, pero eso no demora mucho, antes que vuelva a comer con avidez. - Gracias.- le digo bajo. Sé que hablará conmigo cuándo se sienta lista, no la tenía que presionar, así cómo ella no me presionó por nada en todo este momento, sólo quería que reaccionará y lo había hecho a tiempo. Su mirada brilla en mi dirección por un efímero instante, cómo aceptación de mis palabras, y supe que había hecho bien en expresar mi agradecimiento, nuestros corazones latiendo al compás me lo confirmaba, así cómo nuestras miradas brillantes unidas. 

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