Prólogo

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ADVERTENCIA
La siguiente historia contiene temas como violencia, mafia, homicidio, abuso de poder, tortura, etc., que no deben ser romantizados en la realidad y que no pretenden idealizar o crear fantasías sobre tales situaciones. Esta historia, así como los personajes, eventos y locaciones, son ficticios y sólo buscan entretener. 

Mayo, 1999

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Mayo, 1999.
Bucheon, Gyeonggy.

El camino era un manchón borroso a su paso, una estela de figuras distorsionadas que perdían sentido al mismo tiempo en que quedaban atrás. Hacía un rato que dejaron atrás la ciudad, incorporándose a la autopista sin más compañía que la de los pesados tráileres rodando por el carril derecho y algunos carros ocasionales, que hacían sonar las bocinas al sentirse intimidados por el Mercedes. Viajaban a más del límite permitido, pero no parecía que fuera suficiente para interponer distancia entre ellos y sus perseguidores.

No es que les pisaran los talones, de hecho, era todo lo contrario. Mientras que cualquiera supondría que al huir con tiempo para no ser atrapados en la villa y no verlos acercarse por el retrovisor en todo el rato que llevaban conduciendo por carretera, todo apuntaba a que estaban a salvo y no existían motivos para temer por la peor de las sorpresas, Taeyeon sabía que el hecho de que sus enemigos se mantuvieran en la oscuridad sólo podía significar que el peligro estaba mucho más cerca de lo que creía.

Una parte de ella quería que la alcanzaran, que se atrevieran a enfrentarla y pagaran el precio por destruir a su familia. Aun no entendía cómo las cosas podían haberse torcido tanto, pero la falla quizás estuviera en que lo que vivían no era como nada que antes les había pasado. Esta vez se trataba de algo demasiado personal y valioso, después de todo, Tae-ju no era un simple miembro de la organización y el papel que jugaba no se limitaba sólo a supervisar las finanzas de la empresa.

Él era su esposo, el padre de su hijo.

Cuando parecía que todo en su mundo estaba destinado a morir en la podredumbre, Tae-ju apareció igual que lo hacían los príncipes en los cuentos y construyó para ella la burbuja en la que, durante algún tiempo, se ocultó para no tener que hacer frente a la asquerosa realidad que era su vida. Pero la magia no terminó, el hechizo no se rompió. Tae-ju le enseñó que las historias como la suya no podían ser un cuento, porque los cuentos no son reales y lo suyo sí que lo era.

Siempre fue consciente de que la mujer que amaba no provenía de una familia convencional, que escondía secretos oscuros detrás de su bonita sonrisa y que su alma estaba fragmentada por el veneno de la violencia y el dolor. Alguna vez creyó que protegerla sería imposible para alguien como él, tan común e inútil como una liebre entre una manada de lobos. No se equivocó, pues cuando el orden natural dio un giro de 180°, él no hizo nada. No fue un héroe, ni un príncipe.

Tae-ju fue sólo un hombre, un compañero. Hizo lo que sabía que le correspondía y no intentó fingir ser algo que no era porque incluso en la guerra existen rangos, no todos los soldados son iguales ni se dedican a las mismas cosas. Algunos enfrentan el peligro de cara a este, otros se mantienen en la retaguardia y unos pocos más aguardan al estallido con las bolsas llenas de todo lo que se necesite para salvarles la vida. Jamás le interesó la medicina, pero no había que ser doctor para administrar una buena dosis de morfina.

Jugando con fuego [ChanBaek] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora