Capítulo 2

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La fina llama danzaba, hipnótica y brillante, frente a sus ojos. El calor que producía alcanzaba a entibiarle la nariz, así de cerca sostenía el encendedor, jugando a prenderlo y apagarlo como un acto mecánico. No se suponía que perdiera el tiempo en tonterías como dejarse envolver por el embrujo de una simple flama, pero fingir que tenía las energías para hacer cualquier otra cosa que no fuera regodearse en su miseria hacía rato que había perdido sentido. Y no es que alguna vez lo hubiera tenido.

Sabía que no tenía que hacerlo, que podía vivir sin interpretar ningún papel, pero cegarse a su propia cobardía y hacer parecer como si fuera más valiente de lo que realmente era, rebasaba por mucho el límite de estupidez que se permitía tener y además, le salía bien eso de mentir. Actuar como si su corazón fuera de hierro era casi como untar bálsamo en una herida, le confería cierta seguridad, un tipo de control que estabilizaba su mente, sus emociones y dirigía sus acciones al rumbo correcto.

Pero todo a la larga tiende a estallar, a huir de su prisión y arrasar con lo que encuentra. Le pasa al agua, al viento, al fuego. Es una característica del veneno y el dolor, un ingrediente infaltable para alimentar la ira, el rencor y la desesperación. 

Como si se tratara de un potenciador, el estallido libera todo lo que ha vivido contenido y da como resultado escenarios catastróficos que fragmentan, desangran. Un objeto de acero puede arder y estallar, la metralla incluso puede ser más peligrosa que la explosión en sí. El problema llega cuando lo que se incendia está hecho de papel, porque algo tan frágil no está hecho para resistir el beso de las llamas, así que su fuego crece sólo mientras consume y se extingue dejando atrás un patético puñado de cenizas.

Baekhyun sabía que tenía un corazón de papel, que los últimos catorce años de su vida se los pasó esculpiendo en acero pequeñas espinas para protegerlo y que, no importando sus esfuerzos, al final nunca sería capaz de contener el estallido, de evitar que su pecho ardiera. Su corazón acariciaría las llamas, el fuego se avivaría y las espinas se volverían en su contra al convertirse en metralla que, igual que si se tratara de puñales, se clavarían en las paredes de su pecho y se diluirán hasta envenenar su sangre.

Ojalá el dolor de consumirse desde el interior le bastara para perecer, para sumergirse de forma permanente en la oscuridad, al menos así dejaría de estar solo y se reuniría con ellos, con sus padres, esos que le dejaron cuando todavía era un niño.

Recuerda el día que su tío golpeó a la puerta de la habitación, el dolor que bañaba su rostro antes incluso de comenzar a hablar, la culpa que cubría su voz mientras le explicaba que ella no iba a regresar, que él jamás aparecería de nuevo, que no tendría más tiempo, más abrazos y más te amos. Nunca le pasó por la cabeza responsabilizar a Junmyeon por la muerte de sus papás, ni siquiera cuando admitió la realidad, el mundo oscuro del que los Byun y toda su familia formaban parte.

Aquel mundo tintado de sombras al que él también quiso adentrarse.

Las protestas de su tío, quien deseaba mantenerlo alejado de la existencia podrida, cesaron cuando el tío Wu lo convenció de que detenerlo sería igual a privarlo de un derecho que formaba parte de su nacimiento, pues quizás fuera cierto que la sangre es más espesa que el agua y que el destino es por completo inevitable. Ella sigue viva en él, había dicho el líder y la siguiente vez que Junmyeon miró en su dirección, no vio a la hermana que había perdido sino a la mafiosa quecortó el cuello del enemigo antes de recibir la bala que terminó con su vida.

Dos golpes distrajeron su atención, sus dedos empujaron la tapa del encendedor y la habitación quedó a oscuras, al menos durante un instante. Baekhyun invitó a quien fuera que estuviera en el pasillo a pasar, si bien se daba una idea de la identidad de aquella persona. No tardó en corroborar sus sospechas cuando el antiguo líder se adentró a las sombras, expulsando todo rastro de luz que pudiera haberse colado al cerrar la puerta a sus espaldas. Parecía agotado, no en lo físico sino en lo emocional.

Jugando con fuego [ChanBaek] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora