Epílogo

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Agosto, 2019.
Gangnam-gu, Seúl.

Llovería, de eso no tenía la menor duda. Baekhyun odiaba los días de lluvia porque solían pillarlo cuando no llevaba un paraguas encima y el cabello siempre se le arruinaba al contacto con el agua, por no hablar de sus ropas que acababan empapadas, las delicadas telas resintiendo después los ataques de la madre naturaleza. Aquella tarde no sería distinta ni cambiaría lo poco que le agradaba ver llover cuando no estaba seguro y calientito entre las paredes de su hogar, pero al menos le consolaba saber que su sobreprotector prometido había tenido el cuidado de llevar consigo un paraguas.

Todavía le causaba risa recordar las circunstancias en que Chanyeol se arrodilló para proponérsele. Hacía seis años que estaban juntos, al comienzo en una relación que pendía de la cuerda floja con más frecuencia de la necesaria al chocar tanto sus caracteres y más tarde en el noviazgo formal y estable que todas las personas enamoradas aspiraban a tener pues como solía suceder en la vida, la convivencia, los aciertos y los desaciertos les habían ayudado a madurar, establecer límites y crear nuevos hábitos y costumbres.

Fue cuando comenzaron a pensar en sentar cabeza, casarse por todas las de la ley y celebrar también un ritual espiritual que uniera sus almas a ojos del poderoso. El último año, con todo el asunto de Jimin, la llegada de Luhan y el posterior ataque de Block a la familia del líder, había sido difícil detenerse a establecer una fecha en concreto, por no mencionar que Baekhyun soñaba con una boda grande, digna del ser tan genial que él era y que no se organizaría con tan poco tiempo de antelación como la improvisada pero dulce y hermosa boda de Sehun y Luhan.

Los planes, fueran los que fueran cuando la oportunidad de detenerse a organizar su futuro como pareja apareciera, cambiaron por completo al ocurrir el suceso.

Chanyeol detuvo el jeep frente a la entrada del cementerio y se apresuró a bajar para rodear el carro y ayudar a su prometido a llegar a tierra firme sin hacerse daño, Baekhyun solía burlarse y retarlo a partes iguales por tratarlo como si estuviera en fase terminal y hasta el mínimo esfuerzo pudiera costarle la vida, pero debía ser porque sus orejas eran tan grandes que todo lo que le decía entraba y salía sin que al pelirrojo le importara menos. Tomándole la mano para hacerle de soporte mientras caminaban, Chanyeol habló del clima y de lo bien preparado que estaba para la lluvia.

Habían dejado la mansión en el más absoluto de los silencios, no queriendo despertar al recién nacido Oh Jaemin que dormía en los brazos de su padre, acurrucado contra su pecho mientras la pareja de líderes lo acunaba frente a la chimenea. Baekhyun había querido llenar de besos a su sobrino, pero la madre de este le había impedido acercarse porque la maternidad venía costándole valiosas horas de sueño ya que su nene rara vez dormía la noche entera y los momentos en que dormía de día prácticamente valían su peso en oro.

—Bueno, henos aquí —anunció Chanyeol, deteniéndose frente a la lápida donde sus padres descansaban.

No hacía tanto que habían ido a visitarlos, puntuales como cada año el tercer día del mes de mayo, justo en el aniversario de sus muertes. Taeyeon y Tae-ju deberían estar realmente contentos porque su hijo no se obligaba más a ir solo hasta ahí, pues al año siguiente de que su relación con Chanyeol comenzara, el pelirrojo había casi implorado para que Baekhyun le dejara acompañarlo.

No es que crea que me necesites ahí, es más bien que yo necesito ir. Hace ya rato que somos novios y yo no he tenido la decencia de acudir a sus tumbas y pedirles su bendición. Vivo con el miedo de que tu padre se aparezca en mi cuarto en versión fantasma y me jale las patas por no haberle pedido permiso para salir con su hijohabía dicho Chanyeol, el muy ridículo.

Iban juntos desde entonces, Chanyeol acostumbraba llevar flores a su madre y no olvidaba cargarse una botella de soju para brindar con su padre. La mayor parte del tiempo se mantenía alejado y dejaba que Baekhyun hablara a solas con sus padres, pero al final se acercaba, les daba las gracias por haber traído al mundo a alguien tan especial y les prometía seguirlo cuidando, aunque su terco hijo rumiara que él solito podía cuidarse.

Jugando con fuego [ChanBaek] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora