𝐈𝐗

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Perdón

Estos últimos días la emperatriz no hablaba con el emperador a no ser que hubiera un asunto de estado del cuál tratar,no quería ni verle en pintura.Estaba enfadada aún y por eso rechazaba cualquier regalo que viniese de él.Su relación iría a peor a no ser de que él hiciera algo.

—Mckenna,¿de qué quieres hablar conmigo?—pregunto curiosa Aysel.

—Su majestad,he traído una carta del emperador.Dice que es muy importante y que espera que lo acepte.

Lo pensó por unos minutos,se veía que lo intentó de verdad estos días sin descanso reparar todo así que se dijo en su mente,¿porqué no darle una oportunidad? A ver qué excusas pondría esta vez.

—Dame la carta y retírate.

Tomó la carta,su sello era rojo y un símbolo de rosas.Al abrirlo se podía oler el perfume de rosas de ella y solamente había una carta de medio folió dentro.Así decía.

" Querida Aysel,

Una vez más intento disculparme por mis fallas que dieron al mal funcionamiento de nuestra relación en la que pusiste tanto empeño,bueno ambos.Es cierto que no te tuve la suficiente confianza en ti en aquel momento y también es que me sentía inseguro ante ti por una sola cosa porque te amo.Es porque te amo por el hecho de que solo quiero que veas la mejor versión de mí y trato cada día de hacerlo realidad.Tus deseos eran órdenes para mí,tu felicidad es mi felicidad y tú me diste todo al ser la madre de mi futura princesa o futuro principe.Quiero que sepas que detuve los preparativos de guerra porque tú estás antes de mí,eres más importante tú que yo mismo.
Espero que me perdones.

Atentamente,
tu amor perdido"

Se sintió mal por haberlo tratado tan fríamente estos últimos días,tal vez fue muy dura en él y solo pensó en ella siendo una egoísta.No se dio cuenta de que él también tuvo que hacer cosas para que ella estuviera en el lugar merece y no se sintiera incómoda pero lamentablemente era demasiado orgullosa como para ir a disculparse ella ante él después de leer la carta.

—Su majestad,su alteza la princesa imperial Eloise quiere verla.

—Haz que pase.—recuperó su compostura y guardó la carta en un cajón del escritorio.—Su alteza,¿qué desea de mí?

—Llámame Eloise,no somos extrañas ahora.

—Eloise,¿porqué querías verme?

—Henrey me pidió que lo hiciera,ya que note ha visto en unos días y se preocupa por ti y el bebé.—dijo la princesa mirando el estómago que ya están creciendo de su nuera.—Quiero hablar contigo.

—Si su majestad le pidió que venga a verme en vez de venir él en persona a pedirme perdón o cualquier cosa no lo aceptaré a menos que venga él mismo en persona.—conocía bien a aquel rubio el cual era su amado,pero tenía que admitir que ella estaba siendo un poco difícil.

—Eres la emperatriz Aysel de Occidente,los otros reino o imperios no pueden dudar de la relación entre los emperadores.Sino puede que nos veamos vulnerables en un futuro pero tenéis que poner vuestras diferencias atrás y superar esto,los dos.

|•••|

Eloise tenía toda la razón,ellos dos debían mejorar su actual relación a menos que quisieran que otros rumorearan sobre eso.No es que hubiera falta de amor era solamente una de las miles de peleas que tendría un matrimonio,una de las muchas lagunas de emociones.El amor que se tenían entre sí era como una leyenda para sus súbditos,la realeza en sí no hacía tales sacrificios porque normalmente todos los matrimonios que habían eran arreglados y los que eran por su propia elección se podían contar con los dedos de una sola mano.Inclusive los de la nobleza también,como son comprometidos a temprana edad siempre tienden a dejar que se enamoren cada uno del otro de niños y luego ya cazarlos y si eso no pasa lo hacen igualmente.

El único propósito que tenía una mujer corriente era tener hijos y si era posible varones.

Tal vez si ella,la emperatriz de un imperio,daba a luz a un principe y así fuera el heredero podría verlo a la cara sin sentir vergüenza de sus propios actos.

—¿Mi reina?—salió de su oficina Henrey junto con Mckenna sin esperar verla ahí.—Pasa adentro,ya hablaré en otro momento con él.

—Está bien.—pasó a dentro con la mirada inquisitiva de él sobre ella haciendo que se pusiera nerviosa.—Su majestad.

—Dime Henrey,¿o es que ya hemos perdido tanto en nuestra relación que ya ni me tienes los mismos ojos de antes?

—No es eso,Henrey,solo que...

—¿Solo que...? Dilo de una vez Aysel.

—Lamentó mucho mi comportamiento frío y distante estas últimas semanas,no tenía ningún derecho de enfadarme contigo debido al plan de guerra ya que soy la emperatriz de Occidente y debo de actuar como tal.

—Se perfectamente que esa no fue la razón de todas tus palabras y acciones.—la tomó de las mejillas y esos ojos púrpuras eran vacíos.—Lo se porque tu ojos lo reflejan,me tienes miedo en este momento y no quiero que lo hagas.

La seguía mirando así que sentía que el mundo colapsaría sobre ella si seguía así por mucho más tiempo,menos mal que no fue así y la soltó dejándola dar un respiro de alivio.Miró su vientre,temía que algo le pasara a su bebé que aún no nacía.Temía que no fuera un niño como todo hombre querría.Si no lo era tal vez todo el respeto que le tenia se iba de una y traería a una concubina que sí pudiera darle hijos y lo que no pasó con sus padres pasaría con ella.

—¿Tu me sigues queriendo verdad?—preguntó ella.—porque tus miradas muestran lo contrario,no parece ser que fuera la única en ignorar al otro.Enviabas constantemente a gente ajena al asunto en vez de ser valiente y venir en persona,espere a que lo hicieras pero nunca viniste.

—Tu fuiste la que no aceptó mis regalos,la que los envió de vuelta y dejó claro que no quería nada conmigo.Yo no sería capaz de decir eso por la simple razón de que soy tu esclavo en el corazón,mi alma y vida giran en torno a ti solamente.Mis ojos no miran a otra,mi mente no piensa en otra más que en ti.Y mi corazón no es capaz de dejar entrar a otra mujer más que a la que están dispuesto dejar todo por.

Un silencio abrumante se hizo en la sala,tal vez porque ninguno de los dos encontraba las palabras adecuadas para dirigirse al otro sin decir ninguna estupidez.Se dieron cuenta de que ambos pensaban que el otro era el culpable,pero en realidad era una falta de comunicación que existía en ellos.

—Henrey,creo que...

—Déjame ser el que lo arregle todo ya que fui el que empezó.—la interrumpió.—Lo siento por ser un mal esposo y amor.

—Iba a decir lo mismo,siento que he sido muy egoísta y solo he pensado en mi perspectiva que no hice caso a la tuya.Me arrepiento muchísimo de eso,lo siento por ser una mala esposa.

—Y yo también,¿me dejas darte un abrazo?

—Pues claro porque nuestro niño ha estado careciendo del amor de un padre,¿verdad mi principe?—rió por lo bajo.

No reía hace meses y él era el único que podía hacerle recobrar la sonrisa y quitársela.

❝𝙁𝙞𝙧𝙨𝙩  𝘾𝙝𝙞𝙡𝙙❞ ✅ (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora