Kaia
—Es obvio que fue solo un sueño. Los demonios o ángeles no son visibles para el ojo humano— opinó Dante.
— ¡Fue real!
—Si claro, mejor concéntrate en comer que correremos por media hora.
En la mañana me había despertado como si nada hubiera pasado, como si no hubiera visto a una persona semidesnuda en mi sala. Todo parecía un sueño. Aún que yo lo sentí muy real.
—Dante, fue real, lo vi. ¡Tenía unas enormes alas negras!
—Tal vez solo estabas cansada y alucinaste cosas.
Eso fue todo, él no me creía, así que preferí no decir nada más al respecto.
No voy a negar que es frustrante el hecho de que mi mejor amigo me tomara por loca.Cerrando los ojos suspiré para mantener mi compostura y no armar una pelea con Dante.
Podía perder rápidamente la poca paciencia que Dios me había dado.— ¡Dejen de comer chicos! ¡Todos a correr! — el entrenador gritó y todos se levantaron a la pista de atletismo.
Esto podía terminar mal, comer antes de correr era una mezcla fatal. Había muchas maneras de acabar con mi minúscula popularidad, por ejemplo: vomitar en la pista de atletismo, desmayarme, sufrir algún problema respiratorio o un paro cardíaco.
Pero como decía. El que tenga miedo a morir, que no nazca.
Así que con piernas flojas me encaminé a la pista, lista para correr.
No sabía cómo otras chicas podían correr por mucho tiempo, yo apenas trotaba y ya no podía más, tal vez necesitaba mejorar mi estilo de vida.Y como había dicho anteriormente, todo me salía mal. Al terminar de correr prácticamente hice todo el esfuerzo posible para llegar a los baños para que no se rieran de mí.
Una fuerte arcada llegó y terminé vomitando hasta mis ideas.—Te advertí que no comieras antes de correr bella durmiente— dijo Dante detrás de la puerta.
—Cierra la boca— me quejé intentando respirar con normalidad.
—Baja la cadena si no quieres seguir vomitando— aconsejó.
Tenía razón, esto podía ser una cadena sin fin. Ver mi vómito, olerlo, tener más ganas de vomitar, seguir vomitando y así sucesivamente.
Poco después de recuperarme salí con mis piernas pareciendo gelatina.
Era la peor sensación del mundo.—Rayos, si estás pálida.
Lo ignoré y caminé hacia los espejos para lavarme la cara.
Ni siquiera me atreví a ver mi aspecto, sabía que estaba mal.—Vamos— salimos de los baños y caminamos a nuestro salón.
El resto del día fue muy largo o yo estaba sin energías o el día aumento sus horas. Pero al fin fue la hora de salida.
—Camina, te voy a dejar en tu apartamento— propuso Dante.
No me negué, solo asentí y tomamos camino. No tenía ganas de hablar, todas mis energías se habían esfumado y Dante lo sabía, me conocía tan bien hasta el punto de saber lo que estaba pensando.
—Te voy a dejar sola esta vez para que descanses. Estoy seguro que si hago una minúscula cosa me mandaras a la mierda.
Jeje, lo amaba.
Al dejarme en mi departamento caminé hasta mi cama y me recosté para luego caer en un profundo sueño.
— Déjame entrar en sus sueños.
ESTÁS LEYENDO
Mi Ángel Y Demonio
FantasyElla era paz. Él era maldad. Ella era luz. Él era oscuridad. Ella era vida. Él era muerte. Ella era amor. Él era obsesión. Ella era un ángel. Él era un demonio. Ella pudo ver luz en su oscuridad. Ella era la luz de su oscuridad.