Capítulo 5

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Kaia

—Papá, enserio no me siento bien— finjo toser, mientras me tapo con la cobija hasta la mitad de la cara.

—Kaia, tienes que ir— me mira desde el umbral de la puerta.

—Tengo fiebre y mi cuerpo duele.

—Te llevaré al médico entonces— propone, acercándose a mí.

— ¡No!— prácticamente grito—. Será mejor que vayas al trabajo, yo ya me tomé algunas pastillas y de seguro me harán bien.

Me mira unos segundos, dudoso si debería irse y dejarme sola. Pero finalmente acepta y se marcha sin antes decirme lo cuánto que me ama.
Hice todo lo posible para que mi padre no se acercara y me viera con golpes en el rostro, le daría un infarto.

Ahora tengo que prepararme para el sermón que me dará Dante por no haber ido al instituto.

Me levanto de la cama y voy a la cocina para hacer mi desayuno, de solo recordad que le hice waffles a As y me dejó sola y herida me enoja muchísimo. ¿Qué se cree?
Pero no sé quedará así, no los ayudaré a encontrar información sobre mi familia.

Estoy cansada de todo este asunto. Es mi vida.

Estaba friendo tocino y la extraña sensación de ser observada apareció. Me incomodé y me asusté al pensar que podría ser Baal de nuevo. Traté de mantener la calma mientras me concentraba en la cocina pero no fue de mucha ayuda, esa sensación fue más poderosa.

—Ya sé que estás aquí — dije. Podía quedar como estúpida diciendo eso estando sola. Pero si había alguien conmigo se sorprendería al saber que lo pude sentir.

Esperé varios segundos y al fin tuve una respuesta.

—Eres más extraña de lo que imaginé— esa voz. Un escalofrío recorrió mi columna al escucharlo después de varios días.

Giré mi cuerpo para ver en dónde se encontraba y lo vi arrimado en el umbral de la cocina. Su pecho estaba descubierto dejando a la vista lo bien ejercitado que estaba, solo vistiendo con un pantalón poco ancho y sin calzado. ¿Acaso no tiene un poco de pudor?

— ¿Puedes ponerte una camisa o algo?— pregunté, volviendo a concentrarme en la comida.

— ¿Acaso te excita?— cuestionó burlón.

—Claro que no. Solo que no es normal que vayas por ahí sin camisa — expliqué mientras servía mi comida en plato.

—Solo tú me puedes ver. No soy visible para el ojo humano si es que yo lo quiero.

—Entiendo— fue mi única respuesta. Quería desayunar tranquila, pero al parecer no iba a ser así.

Traté de ignorarlo mientras comía, pero podía sentir su mirada clavada en mi espalda.

— ¿Qué te pasó en el rostro?— volvió a preguntar.

Lo había olvidado, si mal no lo recuerdo As había amenazado a Baal diciéndole que le contaría todo a Levi. ¿Pero que podría pasar si le decía la verdad?

—Un tal Baal me secuestró, golpeó y si no fuera poco, casi me mata— dije sin rodeos.

Giré mi cuerpo para mirarlo y su rostro estaba más serio de lo normal.

—Oh, ¿y sabes qué? Su plan de saber sobre mi familia se puede ir a la misma mierda. No pienso arriesgar mi vida, la de mi padre y la de mi mejor amigo solo por eso.

— ¿Y As? ¿Él no te ayudó?— preguntó ignorando lo que dije.

—Claro que me salvó y dio su vida por mí — dije sarcástica —. Estaba herida en el sótano y él solo apareció, lo amenazó diciéndole que te contaría todo a ti y nada más.

Mi Ángel Y DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora