CINCO

243 53 22
                                    

1 de Enero de 1942

Una gran nevada había caído esa noche, LuHan se dedicaba a recoger todo en su pequeña cocina después de haber cenado, mientras SeHun, fumaba frente a la chimenea, escuchando la radio local, pero la nieve estaba haciendo eso una tarea imposible, así que en repetidas ocasiones había tenido que golpear el viejo aparato para que las voces de los locutores fueran claras.

-Deja de golpear la radio- lo retó LuHan, tomando en brazos a la pequeña Mei, quién había estado luchando por no quedarse dormida en el otro sofá, al lado de su padre.

-Trato de escuchar las noticias-

-No hay nada que quieras escuchar si somos realistas, deja eso- LuHan miró a su hija -Mei, despídete de papá- la pequeña se inclinó para besar la mejilla de su padre y este le sonrió, revolviendo su cabello. Había sido una larga noche para la pequeña de solo cuatro años, al menos había soportado hasta el fin, cuando la casa, después de las celebraciones por el año nuevo se había quedado solo con sus residentes originales y habían terminado.

Mientras tanto, no podía ignorar el hecho de que vivían una guerra y apenas podía estar a solas con sus pensamientos, todo se centraba en ello.

Golpeó de nuevo la radio cuando la transmisión volvió a cortarse.

Después de dejar a su hija en la cama, LuHan había aparecido de nuevo por las escaleras, mirándolo sin mucha energía también.

-¿De verdad vas a seguir con eso? Parece que esto terminará pronto, deja de preocuparte-

-No se puede ignorar lo que vivimos, Lu, en eso debemos estar de acuerdo- LuHan se cruzó de brazos.

-Bien, ni siquiera en año nuevo puedes olvidar por un segundo que eres oficial. Debo admitir que el aumento de sueldo fue maravilloso pero ya no eres mi esposo- SeHun por fin miró a su esposo, ambos parecían abatidos pero golpeó su pierna y LuHan camino para sentarse sobre está.

-Lo siento, pero no dejo de pensar en todo lo que sucede, he visto morir a muchos inocentes- SeHun miró el fuego de la chimenea, con bastante nostalgia -Madres, padres, abuelos, niños, cuando me uní al ejército no pensé que la guerra estallaría tan rápidamente, es tarde para dejarlo ahora y necesitamos el dinero, Mei no será tan joven siempre, tiene que estudiar, ir más allá, solamente trato de tomarlo de la mejor manera-

-Eres el hombre más valiente que conozco- su esposo lo tomó por el rostro, sonriéndole cálidamente -No tienes que dudar de eso, somos afortunados al tenerte. Mi situación es horrible, si, de eso no hay duda, pero debemos agradecer que somos afortunados, tenemos una linda casa, un lindo auto, tienes empleo, hay comida cada día en nuestra mesa, Mei se pone cada vez más hermosa y demuestra cuán inteligente es. Si tenemos un poco de fe, te aseguro de que todo esto, terminará pronto, entonces volveremos a tener una vida tranquila, sin temor a nada ni nadie, ¿Está bien?-

Aunque quería creer eso, SeHun era consciente de que las cosas parecían ponerse cada vez peor, hacía pocos días, que nuevamente países se habían declarado en guerra, sumándose más y más a la lista.

Él, junto con su familia, pertenecían al grupo marginado por dónde había comenzado todo, pero al unirse al ejército, lo tomaban como traición y la traición era bien vista por el enemigo, entonces, era fácil sobrevivir, pero eso no dejaba de ser un desastre para él y todo lo que había aprendido en una larga y dura vida. Se sentía mal, como un traidor por ambos lados, pero ¿Qué debía hacer entonces? ¿Estaba mal traicionar lo que creías por el bienestar de las personas que amaba? Posiblemente para muchas personas no, pero él esperaba que fuera lo correcto.

-A veces pienso mucho en los señores Byun...- dijo SeHun, mientras LuHan no dejaba de peinar su cabello -No eran malas personas, tal vez algo excéntricas en su modo de vivir, pero podían permitírselo ¿Entiendes? Tenían bastante dinero, eran bastante inteligentes pero mira, no sirvió para nada-

TaciturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora