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A decir verdad no recuerdo exactamente a cuantas mujeres me he follado en mi vida, pero han sido eso, mujeres.

A pesar de todos los rumores y todo lo que se dice de mí por mi forma de vestir y maquillarme, yo no soy gay. No me gustan los hombres, nunca me han gustado.

Sin embargo todas estas teorías que yo había formado de mi mismo, se desmoronaron en el mismo instante en el que empecé a fantasear sexualmente con mi hermano Yuta.

Yo siempre consigo lo que me propongo... siempre. Quizá hago las cosas sin pensar en las consecuencias que acarrearan más tarde. Gran fallo por mi parte, porque estoy jugando con algo muy serio, y hablo por mí, ni siquiera he pensado en el trauma que podría surgir en la cabeza loca de mi hermano.

Sin embargo Yuta no actuaba como alguien obligado y eso es algo que me descolocó totalmente. Pues él no estaba borracho... se le notaba, había estado fingiendo delante de esas chicas, anda a a saber por qué.

Él estaba completamente lúcido, si no ¿Cómo se explica que no haya ni una pizca de torpeza en sus movimientos? Yuta era un maestro en el sexo, su fama estaba claramente merecida.

Yo estaba consiguiendo lo que quería... follarme a mi hermano, pero ahora sin saber por qué toda esa seguridad en mi mismo se había esfumado hasta el punto de estar aterrorizado y quizá, arrepintiéndome de todo lo que habíamos hecho y seguíamos haciendo, deseando que él parase antes de que estallase... y no en el sentido sexual.

Abrí los ojos, tenía la vista nublada así que parpadeé varias veces para que mis ojos se aguaran y dejase de ver formas amorfas.

—Hmmm... —una oleada de placer me sacudió el cuerpo y agarré con ambas manos las sábanas, arrugándolas en torno a mi mano.

Estaba seguro de que yuta tampoco había hecho esto nunca, sin embargo no encontré ni punto de comparación a como me la habían chupado otras mujeres, claramente expertas.

Mi hermano con su inexperiencia las estaba dejando a todas por los suelos, supongo que es por el simple hecho de que es él, que hay algo, no es sexo vacío, no puede serlo pues él es alguien demasiado importante en mi vida, y por primera vez hay algo que no estuvo presente en ninguno de mis encuentros sexuales con las chicas... había amor.

No amor propiamente dicho, eso serían palabras mayores, pero lo había, era mi hermano. Irremediablemente... yo lo quería.

Me sentía como un adolecente que está apunto de tener su primera vez...

—Tae...—abrí los ojos y bajé la mirada encontrándome a Yuta gateando hasta ponerse encima de mí de nuevo. —¿estás bien?.. —yo sonreí forzadamente intentando parecer que así fuese, pero olvidé que yuta me sabía leer el pensamiento. —¿quieres que paremos? — me hablaba en susurros muy bajitos.

—No! Claro que no... yo... —me callo de un beso.

Ahora el que manejaba era él. Me dejó apuntito... pero no me acabó, supongo que lo hizo apropósito.

Me besó suavemente sin dejar de acariciarme con su mano, yo sentía las punzadas de placer cada vez más seguidas. Apartó la mano de mi pene y la perdió en mi pelo, fundiéndonos en un apasionado beso. Yuta giraba la cabeza cambiando de posición, yo le seguía. Se había hecho con el control totalmente, yo era el que obedecía, yo era el sumiso ahora.

Me había dejado totalmente desnudo. Yuta aún llevaba la camiseta puesta y yo me aferraba a ella con fuerza mientras él me acariciaba con ambas manos de la cintura al trasero, bajando por los muslos.

El contacto con sus manos me hacía estremecer, más aun cuando se dejaba rozar conmigo. Despacio, muy despacio, sin prisa.

Esto no era sexo.

OBSESIÓN SEXUAL ☆Yutae/ Taeyu☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora