Comenzado con el cortejo

8.7K 943 402
                                    

Tres días después, cuando Izuku vio a Katsuki aparecer frente a su puerta con un regalo para él, se desmayó.

En defensa del pecoso ¿cómo no podría desmayarse si el rubio le trajo la colección completa de All Might en edición especial? Nunca antes había siquiera pensado que podría tener más de un ejemplar, ni hablar de toda la colección y muchísimo menos de la edición especial. ¡Simplemente fue demasiado para su corazón!

Katsuki por su lado, miraba algo preocupado al inconsciente peliverde recargado en su brazo izquierdo. Por suerte y gracias a sus reflejos aumentados, había logrado atraparlo antes de que tocara el suelo.

Conociendo lo llorón que es, había esperado que se largara a llorar de la emoción, no que se desmayara ¡maldición! Pensaba mientras dejaba cuidadosamente los libros sobre la alfombra del vestíbulo para tener ambas manos libres y así poder cargar mejor al pecoso hacia un lugar mas cómodo hasta que se despertara.

.

.

.

Cuando Izuku abrió sus ojos de nuevo y se vio en la comodidad de su cama, creyó que todo había sido un sueño. Un maravilloso sueño... Pero al enfocar más la mirada, se dio cuenta que los libros no habían sido producto de su imaginación, pues estaban perfectamente apilados sobre su mesita de noche.

Estaba tan sorprendido, que casi pasa por alto el hecho de que Katsuki se encontraba recostado a su lado jugando tranquilamente con sus rebeldes rizos.

— Hasta que despiertas — dijo el rubio al sentir tenso a su acompañante, dejando de jugar con el suave cabello peliverde pero sin retirar su mano del todo.

— Kacchan... — susurró el pecoso haciendo una pausa antes de continuar — E-entonces de verdad no fue un sueño... Y-yo..¿por qué...?¿Es por esto que no viniste estos días?¿estuviste buscando eso?¡¿cómo las conseguiste?!Me imagino que no fue nada fácil y...— murmuraba cada vez más rápido.

— Ni se te ocurra volver a desmayarte inútil — advirtió Katsuki rápidamente con un tono brusco al sentir que el pecoso se estaba empezando a agitar demasiado — Es un puto regalo, simplemente acéptalo. Si hubiera sabido que te pondrías así no...

Sin embargo antes de que terminara su frase, el peliverde se dio la vuelta y se lanzó a abrazarlo.

— ¡Gracias!¡gracias!¡gracias! — exclamaba Izuku con felicidad a la vez que frotaba su mejilla en el pecho del más alto y apretaba el abrazo. 

El rubio rodó los ojos ante su efusividad, pero le devolvió el abrazo.

— ¿Y piensas abrirlos o qué mierda? — preguntó Katsuki después de unos minutos de estar abrazados. 

Aunque estaba bastante cómodo, la verdad es que tenía curiosidad por saber como terminaba la serie y ya se había contenido bastante al comprarlos y no abrirlos de inmediato, repitiéndose mentalmente una y otra vez que el pecoso debía abrirlos primero al ser su regalo.

Izuku ante la interrogante, soltó al rubio y se levantó rápidamente, tomando con sumo cuidado uno de los textos para empezar a inspeccionarlo.

Mientras el pecoso estaba distraído con eso, Katsuki se levantó de la cama, recogiendo las almohadas que el otro tiró en su apuro y luego las fue acomodando sobre el amplio alfeizar. 

Una vez estuvo conforme con el resultado, volvió hacia donde estaba el peliverde y se lo llevó con libro y todo hacia el nido improvisado que había armado, sentándose a su lado para poder leer igualmente.

Con tanto movimiento, el pecoso finalmente desvió su atención del libro y miró interrogante al rubio a su izquierda. Pero al ver dónde estaba y cómo estaban, se percató rápidamente de lo que quería hacer el ojirubí. Sonrió ante la idea y ya se estaba acomodando mejor para que ambos pudieran leer, cuando se le ocurrió algo más.

Buscando EsmeraldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora