PARTE - 3.

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Lena POV.

Cuelgo cansada la llamada de mi asistente. Por supuesto que mi agenda quedaría arruinada por pasar la noche aquí en Metrópolis y no haber vuelto de inmediato a Londres cómo era el plan original. ¿Cuándo se había vuelto todo tan complicado? No recuerdo un momento después del funeral de nuestros padres, en el que haya tenido un verdadero descanso. Aunque ver a mis hermanos felices con las familias que formaron por su cuenta, me hace confirmar que tomé la decisión correcta quedándome en Londres y dejándolos hacer su vida lejos del legado de nuestros padres. Legado que me mantenía lejos de ellos la mayor parte de mi tiempo, pero se necesita más que distancia para dañar la relación con mis hermanos y en cualquier caso, la distancia sólo fortalece nuestro vínculo. Por eso quise quedarme esta noche, así sea verlos un momento. Y bueno, cuándo Lex mencionó que ella estaría aquí, fue una doble confirmación de asistencia por mi parte. Por supuesto que vendría a verla, así fuera de lejos. Hace pocos años la ví de a la distancia, y desde ese momento llamó mi atención. La observé por mucho tiempo absorta en lo linda que estaba ese día, opacando a todos a su alrededor. Casi la abordé allí, pero mi hermano fue más rápido en detener mis intenciones. Ella era casada, o bueno solía serlo, según mencionó Lex. Pero en ese momento saber eso bastó para alejarme, no iba a meterme en un matrimonio, por mucho que me gustará la mujer que veía a lo lejos. Pero saber su nuevo estatus, fue un aliciente poderoso para venir aquí esta noche y al menos volver a verla, aunque sea un poco. Es curioso cómo a pesar de nuestros hermanos estar casados, nosotras no nos hayamos cruzado una sola palabra en todo esté tiempo. No ayudaba que yo siguiera viviendo en Londres y que ella tampoco viviese en Metrópolis, hasta ahora que volvió después de su divorcio.

Después de no sé cuánto tiempo, salgo del estudio intentando volver a la sala dónde hace poco nos encontrábamos todos reunidos, pero no encuentro a nadie ahí. Pienso que es raro que todo haya terminado tan pronto, pero supongo que al igual que yo, todos estamos cansados. Sonrió al pensar en lo muertos de cansancio que deben estar mis hermanos cuidando a sus hijos pequeños. Pienso en lo hermosos que son mis sobrinos y la alegría que traen a sus padres y a mí cuándo los veo, aunque tienen más energía de la que cualquier adulto es capaz de igualar, que fueran así nos hace amarlos más.

Algún día pienso, cuándo conozca a la mujer indicada, espero poder formar mi propia familia y disfrutar de toda mi vida con ellos. Suspiro anhelante ante ese pensamiento, pero me despejó enseguida, no creo que pueda vivir eso, al menos por ahora o en un futuro cercano.

Miro por un momento la estancia vacía, antes de girarme para salir de la sala y caminar hasta la salida para luego irme al hotel en el que me hospedo. Grande es mi sorpresa al llegar a la entrada, y ver la figura de esa joven mujer rubia. Mi sonrisa se ensancha al verla, Kara es hermosa en el candor de la hermosa juventud que posee, aún a pesar de su pose descomplicada sobre aquella silla. Me aclaró la garganta, llamando su atención enseguida. Sus hermosos ojos azules me observan con sorpresa, y recorren todo mi cuerpo por completo, antes de volver su mirada a mi rostro. Bajo su mirada escrutadora, pienso que tal vez debí trabajar más en mi aspecto, y no usar los descomplicados jeans y la holgada sudadera sobre mi cuerpo está noche, pero supongo que tendré ocasión de redimirme con ella. - Hola.- saludo suave. - ¿Qué haces allí?- le pregunto extrañada, creyéndome la única aquí. Ella salta de su asiento y se pone de pie, aún manteniendo la distancia. - Espero que llegue mi taxi, Clark fue hasta el estudio a pedirlo, pero nada que llega y ya pasó mucho tiempo.- me responde y mi ceño se frunce al escucharla. - Es muy difícil que venga un taxi a está zona y menos a está hora.- le indico. Ella parece caer en cuenta de la realidad, mientras bufaba molesta. - Yo estaba en el estudio, y Clark no estaba allí.- le confieso y puedo ver la mirada de comprensión que me lanza. - Así que ellos tuvieron que ir arriba y...- empieza pero sus palabras caen en silencio. Sonrió al ver la expresión, dándome cuenta que ambas parejas deben estar arriba dando rienda suelta a su pasión, no importándoles nada más, cómo de costumbre. - Supongo que tendré que caminar a casa.- dice ella. Un miedo recorre mi pecho al escucharla. - Por supuesto que no lo harás, te estoy llevando a casa.- le aseguro. Ahora es ella la que frunce su lindo ceño en mi dirección. - Claro que no lo harás, ni siquiera te conozco.- dice a la defensiva. Sonrió divertida al verla alegar, parece un lindo cachorro frente a mí, aparte de bella, compruebo que es adorable. Doy unos pasos en su dirección, hasta quedar justo frente a ella. - Eso se arregla fácil, soy Lena, la hermana mayor de esos tontos.- me presento y le tiendo la mano, misma que ella duda en tomar hasta que finalmente lo hace. Su toque es firme mientras toma mi mano entre la suya. No puedo evitar sorprenderme por lo firme qué es, pocas personas me han dado un saludo tan firme, y menos me han mirado tan fijamente a los ojos, tal cómo ella lo está haciendo ahora. No puedo negar que me gusta cada segundo de esto. Luego, cómo un ángel frente a mí, sonríe delicada y su rostro se ilumina con gracia. - Sé quién eres, y tú sabes quién soy.- dice obvia, y asiento a sus palabras. Imposible no saber quién era ella. Kara, la hermana menor del marido de mi hermano. Kara, la joven que desde el día en que la vi, no he dejado de pensar en ella. Kara, la mujer que con firmeza toma aún mi mano entre las suya. Kara, la que me da un espectáculo de luces mientras miro el azul cielo en sus ojos. Ella no va a escuchar eso de mí, al menos no está noche. - No tienes que tener ese detalle conmigo, puedo caminar, en verdad estoy cerca.- vuelve a insistir, y deja mi mano, que cae pesada contra mis piernas. - No hay manera de que te dejé ir sola, es peligroso, y estoy aquí para ayudarte.- le digo de vuelta. Su expresión se cierra. - No me tienes que dejar nada, te recuerdo que no nos conocemos, puedo hacer lo que quiera.- dice fuerte, pero no retrocedo. - Kara, por favor, déjame llevarte, ¿Sí? Me expresé mal, pero me preocupa que andes por ahí sola en la noche hasta llegar a tú casa. Menos cuándo puedo llevarte, en serio no es problema.- le digo y sonrió suave, a ver si logro convencerla. Kara me mira con ojos ansiosos y luego observa la puerta de entrada, cómo sopesando sus opciones. - ¿En serio no es problema? Porque Lena puedo caminar, tal vez en la avenida consiga algo.- dice, pero la interrumpo. - No hay ningún problema, además, tengo que ir a mi hotel, puedo llevarte a tú casa sana y salva, y luego ir a mi sitio, y con la tranquilidad de saber que estás bien.- le aseguro y le sonrío cálidamente. Veo su ceño fruncirse. - ¿No te quedas aquí?- me pregunta curiosa. - Amo a mi hermano, pero prefiero no quedarme en su casa, y quitarle la privacidad a su matrimonio ¿Sabes?- le explico. Ella asiente en comprensión. - No creo que les moleste, además tú otra hermana está aquí, no veo el problema.- dice insistiendo. - Lo sé, pero no me gusta incomodar, sé que Lex no tiene problemas con eso, mucho menos tú hermano, pero me gusta tener mi espacio, y me gusta pensar que respeto el espacio de los demás, y tampoco hacía falta quedarme aquí, finalmente sólo me quedaré está noche en Metrópolis, mañana volveré a Londres.- le confieso la verdad. - Creo entenderte, vivo sola aún cuándo sé que papá sería feliz de tenerme allí con él.- me dice y sonrió por llegar al primer acuerdo con ella. - ¿Lo ves? Ambas estamos en la misma página.- le digo, y la veo sonrojarse. - Sólo aquí, Lena.- me susurra. Sonrió amplio al verla tan tímida ante mí. - ¿Me dejarás llevarte?- pregunto de nuevo. La veo asentir. - ¿Segura que no hay problema con eso?- vuelve a insistirme. - Será un placer para mí llevarte, en verdad, es lo mínimo que puedo hacer Kara. Y es peligroso ir por allí sola, no dudo de ti, pero es mejor ir las dos en la seguridad de un coche.- le aseguro. - Vamos que no muerdo.- digo bromeando para hacer que dejé de sobrepensar las cosas. Ella parece de acuerdo después de lo que parece una eternidad, y empieza a caminar hacia la puerta. Jadeo bajo al ver lo bien formado que se muestra su trasero sobre la tela de sus jeans. Ella parece escucharme y me mira de reojo, por lo que empiezo a seguirla de cerca, para evitar la vergüenza de ser agarrada con la mirada fija sobre su trabajado cuerpo. Ojalá mis manos estuvieran sobre esa linda masa de su trasero que tan firme se ve bajo la tela. Ya basta Lena, me reprendo. No puedo estar pensando tan carnalmente sobre está chica. Ella se merece más que esto. Lo supe desde el primer segundo que mis ojos se posaron en ella hace años, y lo sigo sintiendo ahora mismo. Pero mientras le abría la puerta del auto deportivo que alquile, y la veo acomodarse en el asiento del pasajero, toma todo de mi no jadear por el lindo bulto en su entrepierna que se asoma bajo la tela de sus jeans. Ella me ve con expresión interrogante, y se mueve incómoda en su asiento. Genial, ya la hiciste sentir mal, bien hecho Lena. - Lo siento.- me disculpo rápido con ella por lo que hice y por incomodarla. - Está bien.- me responde, pero por la mirada que me da, sé que nada está bien. Jadeo frustrada por la estupidez que acabo de cometer. Cierro la puerta del pasajero y trotó hasta la del conductor. Entró en el coche y después de cerrar la puerta, enciendo el auto y salgo de la entrada de la casa, con dirección a la carretera principal. - Necesito que me guíes.- le digo en tono bajo, cuándo llegamos a la avenida. - Por favor sigue derecho, mi casa queda en la vía del antiguo parque industrial, ¿Lo conoces?- pregunta y asiento en respuesta. No era de aquí, pero tenía una idea básica de la ciudad. El resto del camino, lo recorrimos en un silencio algo incómodo, y sabía que era todo por mi culpa. Debo replantearme cómo acercarme a ella de nuevo, porque tengo que recuperarme de esté terrible bache.

Llegamos a su casa después de casi quince minutos de camino. Me alegro internamente por haber insistido en traerla, las calles estaban solas en todo el camino hasta aquí, y no quiero ni imaginar su delicada figura en la solitaria y peligrosa noche mientras caminaba todo el tramo hasta su casa que no estaba nada cerca, si quería recorrerlo a pie. La construcción clásica y hogareña, nos recibe en la oscura noche, y se ve hermosa desde mi lugar en el coche. - Sana y salva.- le dije llamando su atención, para luego apagar el motor. - Gracias.- me responde, mientras quita su cinturón de seguridad. - Permíteme.- le digo deshaciéndome del cinturón de seguridad y saliendo rápido del coche, para llegar a su puerta y abrirla para ella. Kara me ve sorprendida, cómo si fuera la primera vez que algo así le pasará, pero su expresión vuelve a cerrarse casi al instante cuándo acepta mi mano para ayudarla a salir. - Gracias de nuevo.- me dice cohibida. Suelto su mano y la acompaño a su lado hasta la puerta blanca de la entrada de su casa. - No tienes nada que agradecerme Kara, lo hice con gusto.- le aseguro. La miro buscando alguna señal de algo, de lo que quiera mostrarme, buscando alguna esperanza en sus ojos puestos en mí, pero no veo nada. - Es una linda casa, felicidades. ¿Puedo tener un tour?- pregunto intentando alargar nuestro tiempo juntas. Ella me mira cómo horrorizada, y sé su respuesta antes de que siquiera la exprese en palabras. - No creo que sea conveniente, buenas noches Lena Luthor.- dice sin mirarme y abre la puerta para entrar y la cierra justo en mi rostro. Debería ofenderme por cómo era tan evasiva a mis intentos, pero lo único que puedo hacer es sonreír de gusto por ver cuánto carácter tiene, y lo hermosa que se ve tan enojada por lo que implicaba que entrará con ella.

Vuelvo al coche, y tomo mi camino hasta el hotel. "Tendrás muchas noticias de mí Kara Zor-El, eso te lo aseguro". Murmuro al coche vacío mi resolución. Sonrío alegre pensando en la forma que puedo volver a acercarme a esa veinteañera rubia, y distante qué tal cómo hizo hace años, volvió a captar toda mí atención. 

 

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