Epílogo.

3.5K 345 69
                                    


Suspiro feliz viendo mi trabajo terminado. Había sido un día duro para mi mujer y para mí hoy. Nuestros trillizos cumplieron tres años y todos sus primos mayores vinieron a celebrarlos a casa junto con sus papás. Hasta hace poco, se fueron Camila y Lauren para tomar su vuelo de regreso a Miami, junto con su preadolescente hijo, Forbes, su pequeño de casi dos años, Ashford, qué es la viva imagen de su madre, Lauren, y con su pequeña hija menor de apenas seis meses, Sophie, que iba dormida profundamente en su carriola junto a sus hermanos y sus amorosas madres. Mi otro cuñado y mi hermano, se habían ido a casa primero junto con Holt y Kent, los cuáles tenían una excursión en su escuela mañana y tenían que dejar listo todo en casa antes del amanecer. Me alegró ver que todos en la familia, se tomaron el tiempo para venir y celebrar a nuestros hijos. Mismos que por supuesto, estaban dichosos por toda la atención recibida el día de hoy. Papá también había estado con nosotros en casa, para celebrar a sus nietos más pequeños, pero cómo todos nuestros invitados, ya se había ido a descansar a su casa, la edad avanzada que tenía no lo dejaba con muchas energías en el día, pero aquí estuvo hasta el final de la pequeña reunión que organizamos para nuestros trillizos, y Lara, Leroy y Landon, estaban encantados por tener a todos aquí en la casa para celebrarlos a ellos. Y ni qué decir del montón de regalos que recibieron nuestros hijos, muchos de los cuáles ni siquiera podrán usar en al menos un tiempo, pero mis pequeños amaron por completo cada detalle que les fue dado. Los Luthor no escatiman en detalles para sus seres queridos y no sólo hablo de lo material, sino de que expresan su amor y te dan la certeza de su sentimiento por ti, de tantas maneras, que no te queda ninguna duda. Lo vi en mi hermano, cuándo quedó flechado por Lex casi apenas conocerlo. Lo puedo ver en la relación tan estrecha y cariñosa que se expresan mi cuñada Lauren y su esposa Camila. Y yo misma soy una prueba viviente de ser amada por un Luthor. No sé la puse nada fácil a Lena, no porque no la quisiera, sino por miedo a sufrir nuevamente, a perder lo poco que había ganado conociéndome a mí, y volver a quedar sin nada al pensar que Lena se iría. Pero su amor, y su paciencia nos trajo hasta acá. Y agradezco cada día por esto, por lo que tenemos. Es tan agradable está sensación. Saber que mis pequeños están ahora siendo dormidos por su madre, la mujer de mi vida, mi verdadero y único amor. Hace unos años parecía imposible pensar en una familia propia, y ni siquiera creía en el amor, no después del sufrimiento y la desilusión que había sufrido a causa de una mala mujer y por no saber poner límites y buscar lo mejor para mí. Pero Lena llegó a mi vida para derribar cada uno de los muros que había construido para protegerme y al hacerlo me hizo ser fuerte, cómo no lo había sido nunca y lo más importante fue aprender a decidir, a dejar de conformarme con lo que me daban y a escoger, y hace unos años ese bendito día que Lena se confesó ante mí, escogí amarla y esa es la mejor decisión que tomé en mi vida. Su amor me ha hecho vivir los mejores días, cada día. Y sólo ha mejorado desde la llegada de nuestros pequeños. Son nuestra adoración. Desde que ellos llegaron sólo han hecho felices a sus madres, a pesar de las largas noches sin dormir, ellos valen la pena cada hora esfuerzo, porque al final su sonrisa desdentada nos agradecen por nuestro cariño. También han empezado a hablar desde hace algún tiempo, aunque algo descoordinados todavía, siento que escucharlos es lo más maravilloso del mundo. Nada más ver a Leroy tratando de tener una conversación balbuceante con Lara o a veces que discuten ambas con su hermano, Landon, que aunque habla más que sus hermanas, sólo tiende a abrazar con cariño a sus dos hermanitas. Nuestro hombrecito será muy protector y cariñoso con ellas, y me alegra ver que aún cuándo es tan pequeño, ya tiene ese instinto con ellas.

- Mi amor, aquí estás.- dice mi esposa sentándose a mi lado en el porche de la entrada de nuestra casa. Busco sus labios para un pequeño beso, saboreando su dulzura en mi boca. - Amo cuándo me besas así.- dice Len sobre mis labios. Sonrió sobre su boca y ella besa mi risa. - Y yo amo besarte, mi amor.- susurro sobre su boca. Me separo un poco de ella, para mirarla a esos ojos que tanto adoro y que me ven con tanto amor. - Te amo Lena, gracias por amarme y por no rendirte conmigo.- confieso. Sus ojos me observan brillantes, tal cómo los de la pequeña Leroy, la única que heredó esa misma mirada de su madre, nuestros otros dos hijos para gusto de Lena, comparten el mismo color de mis ojos, tal cómo ella quería cuándo supimos que estábamos embarazadas. - No tienes que agradecerme nada, mi amor. Y si es de agradecer, hazlo por nuestro amor, es el único que nos tiene aquí ahora.- me dice y asiento. - Lo sé, pero igual me alegra haber coincidido contigo.- le insisto. Ella negó divertida. - No me la pusiste nada fácil, cariño, pero ha válido la pena cada día. Esos pequeños revoltosos arriba y tú aquí a mi lado son la prueba de eso.- dice sincera. - ¿Qué pensabas hace poco? Te veía distraída cuando venía a ti.- me pregunta curiosa. Le sonrío, antes de volver mi mirada al camino de entrada. - Pensaba en lo mucho que ha cambiado mi vida. Lo que hace años parecía imposible, hoy es mi diario vivir. Y lo vivo contigo, la mujer más hermosa que he visto y que cada día que pasa amo más. Simplemente hacía un recuento de lo bien que me haz hecho, Lena Luthor.- le confieso. - Aww.- susurra ella al escucharme y se acerca a mí, envolviéndome en un abrazo. Suspiro de gusto al sentir su calidez sobre mi cuerpo. - Ambas nos hemos hecho bien, te recuerdo que era una adicta al trabajo, y sólo verte y no tenía cabeza ni tiempo para nada que no fueras tú, tú linda sonrisa, o tú mirada centelleante. Vine detrás de ti, buscando al menos una posibilidad a tú lado, y me diste el más profundo amor y mi propia familia. Nunca me vi cómo una madre, pensé que no tendría la posibilidad, pero ve dónde estamos ahora.- dice sobre mi oído y mi cuerpo tiembla al sentir sus labios rozando sobre mi oreja. Mi pene entre mis piernas, responde a su cercanía enseguida. - Soy tan feliz.- le contesto tratando de ocultar el jadeo en mi voz, producto de mi estimulada entrepierna por sus caricias. - Con nuestros tres hijos arriba, tú a mi lado en está hermosa noche estrellada, no podría pedir nada más, mi amor, porque lo tengo todo contigo.- le confieso. La escucho suspirar y al sentir su silencio, me giró entre sus brazos para verla de frente. Su mirada huye de mí, y me preocupa. - ¿Estás bien?- le pregunto dudosa, subiendo su barbilla con una de mis manos, para alzar su mirada. Ella asiente no muy convencida. - ¿Estás segura?- le insisto. Lena suspira frustrada. - Ya me estás asustando, Lena, mi amor ¿Qué está pasando?- le pregunto, intentando calmar los nervios que empiezan a nacer en mi interior. - Es que dijiste que no podrías pedir nada más.- dice muy suave, tanto que parece una ilusión de mi mente, pero verla con sus lindos ojitos mientras me observa esperando una respuesta, sé que no fue una jugada de mi mente. - Eso dije, amor, ¿Hay algo mal con eso?- pregunto dudosa. Ella se encoge de hombros. - Lena Luthor Zor-El, habla de una buena vez.- le exijo nerviosa al ver su silencio. - Estoy embarazada.- jadea. Mis ojos se agrandan y el aire escapa por mis pulmones. Tendríamos otro bebé, una nueva bendición producto de nuestro amor. Sonrío imaginándome cómo será nuestro nuevo bebé, espero que sea igual a mi linda pelinegra. - ¿Estás enojada?- me pregunta ella por lo bajo. Enseguida niego con mi cabeza. - Por supuesto que no, mi amor, jamás me enojaría porque esperes otro fruto de nuestro amor en tú vientre.- le aclaro feliz y ella sonríe ampliamente al escucharme. - Sólo me imaginaba cómo sería nuestro bebé, espero que sea igual de hermoso que tú, ¿Te lo imaginas? Los chicos se volverán locos con su nuevo hermanito, y yo me volveré más loca de amor de lo que ya estoy por ti, Len.- le digo feliz. Ella respira tranquila por lo que parece un siglo desde aquí. - Gracias a Dios que estás feliz, porque yo lo estoy y mucho.- me confiesa. - Siempre estaré feliz de que lleves a mis hijos en tú vientre mi amor, no lo dudes jamás.- le aseguro. - ¿Cuánto tiempo tienes?- pregunto emocionada por nuestro nuevo bebé. Ella sonríe cómo recordando. - Tengo dos meses según la prueba. Tenemos que ir a control y ver que esté todo bien con el bebé.- me dice y sonrió recordando la fecha en que concebimos a nuestro bebé, y vaya que disfrutamos ese día. - ¿De qué te ríes?- me pregunta curiosa. - Sólo saqué cuentas, y si mal no estoy, hicimos a nuestro bebé en la sala de juegos de la casa de Lauren. No me quiero ni imaginar cuándo lo sepa.- le digo entre risas. Mi mujer se sonroja ante el recuerdo. - No había caído en cuenta, claro, al fin fuimos a conocer a la pequeña Sophie después de los primeros meses de nacida, y mi hermana y cuñada no estaban, así que ambas buscamos entretenernos.- dice por lo bajo, yo asiento gustosa ante ese hermoso y placentero recuerdo. - Y vaya que aprovechamos el tiempo.- digo feliz. Lena me regala una mirada alarmada. - Amor, sí Lauren no nos mata, nos va a matar Camila, cuándo se enteren de lo que hicimos.- dice preocupada y ambas estallamos en carcajadas poco después. Mi mano se posa en su vientre aún plano, y ambas nos quedamos en silencio. Se siente tan bien saber que hay vida bajo mi mano, y que esa vida es una pequeña parte de Lena y mía. - Tú mami y yo te esperamos con ansias, mi amor, crece sano, tus hermanitos ya quieren jugar contigo, pronto serás el consentido de todos nosotros.- digo mirando fijamente dónde está descansando mi mano. Lena acaricia mi mano sobre su vientre, y mi mirada sube buscando la suya. - Te amo, Kara, para siempre.- susurra. - También te amo, Lena.- digo y me acerco a su boca. Beso con amor sus labios, recorriéndolos con parsimonia. Recuerdo algo y me separo un poco de ella. - ¿Ya tienes algún antojo? Lo que quieras, sólo pídemelo, mi amor y es tuyo.- le digo y la veo sonreír torcida al escucharme. - Hasta ahora sólo tengo un antojo.- me dice en tono ronco. Mi pene palpita deseoso por lo que viene entre mis pantalones. - ¿Y cuál es ese antojo?- pregunto siguiendo su juego. Lena me guiña un ojo, y se apoya en mi hombro para subirse a horcajadas sobre mis piernas. Su calidez cubre mi entrepierna, aún con la estorbosa tela de por medio. Ambas jadeamos al sentirnos contra la otra. Mis manos se apoyan en su suave trasero, pegándola más a mi latente erección. Lena gime sobre mis labios. - Tú, Kara Luthor Zor-El, eres mi antojo favorito, hazme tuya, mi amor.- jadea sobre mis labios. - Te haré mía hoy, mañana, siempre y por toda la eternidad, Lena Luthor Zor-El.- respondo antes de devorar por completo su boca con mis ansiosos labios, así cómo tantas veces he hecho y cómo espero seguir haciendo por siempre.

Game NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora