PARTE - 18.

3.3K 367 6
                                    


Kara POV.

Mis piernas duelen de lo tensas que están, mientras mi mirada continúa fija sobre aquella puerta, cómo si pudiera abrirla de esa forma. No puedo creer lo que llega a mis oídos. ¿Cómo pudo ser capaz? ¿Está era su forma de supuestamente amarme? Tenía que saber qué todo era demasiado perfecto para ser verdad. - Eres una maldita, Lena Luthor.- grito con furia, buscando que me escuchará a través de la puerta cerrada. Pero los sonidos siguen, y mi frustración aumenta al ver que ni siquiera le importa que la haya descubierto.

- ¿Maldita? ¿Qué hice y por qué me estás diciendo esas cosas?- pregunta su voz detrás de mí. Me tambaleo cuándo me giré con fuerza para encontrarla mirándome extrañada. Un blusón amplio, unos jeans, unas botas tipo militar negras, es todo lo que viste. Mi cerebro tarda en reaccionar viéndola vestida, cuándo la imaginaba dentro de su habitación totalmente desnuda engañándome con otra persona. Mis brazos la acercan a mí, mientras suspiro con alivio al saber que no era ella la que escuchaba del otro lado de la puerta. Sus manos aprietan mi cintura, envolviéndome en la suavidad de su toque. - No eras tú.- confieso feliz. Lena se sale un poco de mis brazos, alzando una ceja interrogante. - ¿De qué hablas? Cariño explícame porque no estoy entendiendo nada.- murmura y yo bajo la mirada de la vergüenza, teniendo que explicar lo que supuse al ver esa bendita puerta cerrada y escuchar los gemidos que provenían de ella. - Recibí una llamada de Camila, preguntándome si había estado con Lauren, ya que le sintió un perfume diferente al suyo al verla. De inmediato le confirmé que sí había estado con ella, y que tú no pudiste estar con nosotras por algo del trabajo.- empiezo a explicarle. - ¿Por eso me decías así?- me pregunta consternada. Yo niego sus palabras con ligeros movimientos de cabeza. - No, por supuesto que no es por eso. Cuándo terminé la llamada, me entró curiosidad por ti, no habíamos hablado desde el mediodía, y ya era muy tarde en la noche, así que pasé a verte.- le digo bajo su mirada interrogante, tratando de ocultar la verdad que dijeron mis palabras. Lena ríe sin gracia al escucharme. - Lo que querías era confirmar que estaba sola, y que no te estaba engañando, ¿Es eso?- pregunta suave, y subo mi mirada encontrando su expresión decepcionada. - No fue así, en verdad, quería verte, me tienes acostumbrada a estar constantemente ahí conmigo y quise tener ese mismo gesto.- le admito. - Y también para confirmar que no te engañaba.- me insiste. - Puede que sí, pero te juro que todo fue inconscientemente. Y llegó aquí, y ver la puerta de tú dormitorio cerrada, y escuchar esos gemidos provenientes de ahí dentro, me hizo perder la razón, ese es el porqué de lo que escuchaste.- confieso. - Fui a comer algo, no lo había hecho en todo el día ya que estuve solucionando los problemas de LuthorCorp, cómo te dije en la tarde. Dejé la televisión prendida, de seguro eso es lo que escuchaste cuándo llegaste. No te llamé, porque te hacía dormida a está hora y no quería molestarte, pensando en invitarte a desayunar mañana, ¿En verdad me crees capaz de engañarte, Kara?- pregunta por lo bajo, y me quisiera dar una cachetada por haber sido tan estúpida y dejar que mi inseguridad hablará por mí. - Confío en que no lo harías, pero siempre está esa voz en mi cabeza que cualquier día querrás irte de mi lado.- le confieso la inseguridad que he tenido siempre con respecto a nuestra relación. - Yo sería incapaz de lastimarte, y menos de esa forma, mi amor.- me afirma tranquila, y sonrío de gusto al escuchar su promesa, y suspiro de alivio al verla relajar su expresión frente a mi, y escucharla llamarme mi amor. Nunca me cansaré de escucharla llamarme así. Lena se vuelve a acercar a mí y mis manos vuelan hasta su cintura, juntando nuestros cuerpos, adorando tenerla contra mí siempre. Sus manos me acarician ambas mejillas, y ambas nos sonreímos viéndonos enamoradas. - Te amo.- murmuro. - Nunca me cansaré de decírtelo.- insisto con el fervor de los sentimientos que ella causa en mi. Lena sonríe con ternura al escucharme. - Y yo te amo a ti, no tienes que dudar de mí, me costó demasiado convencerte de darme una oportunidad, cómo para arruinarlo con alguien más. Sólo tú me importas, y te lo voy a demostrar toda mi vida.- me promete, y con sus manos sobre mis mejillas, se impulsa hacía mí juntando nuestras bocas en un sentido beso. Gimo entre de sus labios, mientras mis manos bajan de su cintura hasta su trasero, acariciando suave su firme piel. Lena murmura de gusto entre mis labios, cuándo mis manos aprietan la carne de su trasero. Lena se separa de nuestro beso, jadeando por aire, y yo aprovecho para girarla y apoyar su cuerpo sobre la superficie de la puerta. Lena gime sorprendida por mí acto, pero de inmediato se incorpora gustosamente, y salta para envolver sus firmes piernas sobre mis caderas, encajándose sobre mi erección que empieza a crecer en mis pantalones. Mis manos siguen acariciando su trasero, mientras froto con ganas nuestras entrepiernas con un suave vaivén que nos hace jadear a ambas de deseo. La beso apasionada, juntando nuestras lenguas cálidas por un momento, antes de alejarme de su boca, haciéndola quejarse por perder nuestro beso. - ¿Puedes abrirla para mí?- le pregunto jadeante, mientras señalo con la cabeza en dirección al comando biométrico al lado de la puerta. Lena sigue mi movimiento, y sonríe grande al colocar su dedo anular izquierdo sobre la pequeña pantalla del comando, que la veo iluminarse en verde, antes de escuchar un suave click, avisándonos que la puerta estaba abierta. Sonrió de gusto, mientras me afirmaba en mi agarre sobre ella, y empiezo a ingresar a la tan conocida habitación. La estúpida película sonaba de fondo en el lugar, pero toda mi atención la tenía la mujer de mi vida y sobre mí cuerpo. Lena se acerca a mí cuello, besándolo húmedamente, haciéndome gruñir de lo bien que se sienten sus besos, erizando mi cuerpo por el deseo de ella. Llego hasta la cama tamaño King, y la dejo apoyada delicadamente sobre ella. Bajo mis labios por su cuello, dejando suaves besos y lamidas en la cálida piel de su cuello. Lena enreda sus manos entre mi cabello y lo aprieta, haciéndome gruñir de placer por las sensación que provoca en mí ya excitado cuerpo. - Eres mía.- jadeo sobre su oído que alcanzo entre besos. - La sola idea que otra mujer pudiera hacerte jadear de placer, me estaba volviendo loca, Lena.- confieso con miedo. Sus piernas aún sobre mis caderas, se afirman sobre mi cuerpo, logrando unos dulces gemidos de nuestras bocas, ante el suave choque de nuestras entrepiernas. - Soy tuya, mi amor, nunca habrá nadie más.- dice entre jadeos. Mis manos vagan por su torso cubierto por su blusón, y en una arrebato de anhelo por sentirla, reviento los botones de un tirón, haciendo aparecer su desnudo pecho. Gimo al encontrarla sin brasier. La maravillosa vista de sus pechos llenos, me llaman a lamerlos, y eso es justo lo que hago. - Joder, justo así, cariño.- me alienta Lena, al sentir mis dientes morder su pezón duro entre ellos. El vaivén de mi entrepierna entre la suya, aumenta al escuchar sus suaves murmullos de placer. Mis manos tocan suave el agarre de sus piernas, y ella entiende lo que quiero, y suelta el nudo de sus piernas sobre mi cadera, y las deja caer a mi lado, permitiendo así que mis movimientos hacía el sur de su cuerpo queden libres de interrupciones. Dejo un último beso sobre sus pechos, que ahora lucen divinamente rojos sensibles por mis caricias y besos. Me felicito por poder saborear su cuerpo, mientras bajo con mi boca abierta, besando sin compasión cada rincón de su plano vientre. Lena se remueve incómoda bajo mi boca, disfrutando de mis atenciones. La cinturilla de sus jeans, detienen mis besos. Gruño molesta por la interrupción, pero pronto mis dedos se ponen manos a la obra, desabotonando su jean, y bajándolo junto con sus bragas de encaje negro hasta sus rodillas. Su mojada vagina, reluce frente a mí, y no puedo evitar bajar mi boca para saborear su dulce sabor. Mi lengua recorre de arriba hacia abajo toda su cálida entrada, llevando sus deliciosos jugos a mi lengua ansiosa por ella. Estar entre sus piernas es la bendita gloria, y escuchar cómo gime de deseo por mis atenciones, es mi perdición. Mis dientes muerden suave su clítoris, haciéndola gritar de la dicha, antes de continuar con mi trabajo de desnudarla. Sus torneadas piernas, son liberadas de la prisión de la tela, y al llegar a sus pies, me detengo a sacar de ellos sus botas, para así poder despojarla de cualquier cosa que pueda cubrir su hermoso cuerpo. Me quedo de pie al terminar mi trabajo, mientras observo su figura gloriosa sobre la cama. Viendo a la mujer que amo y que me ama, esperar deseosa por mí. Ya no puedo aguantar más estás ansias de fundirme con ella en una sola. Llevo mis manos hasta mi abrigo y lo quito de mi cuerpo. Luego hago lo mismo con el buzo, y lo lanzó lejos de mí. Lena sigue atenta cada prenda que me quito, y cada nueva porción de piel que dejó desnuda, sus dientes muerden su labio inferior, conteniendo los pequeños suspiros que se escapan mientras me observa desnudándome para ella. Quito mis tenis, junto a mis medias, perdiendo un poco de su vista, antes de volver a encontrarla mordiendo sus labios. Mis joggers son los últimos en salir de mi cuerpo, y los bajo junto con mis bóxers, liberando mi erección, que sale orgullosa, y que apunta a la mujer que la provocó. - Joder, Kara, ven aquí, mi amor, te necesito.- jadea y no soy nadie para decir que no, menos cuándo sus manos acarician su centro, con sus delicados dedos. Mi miembro palpita de gusto, al imaginarlo tan caliente y húmedo para mí. Caigo de rodillas frente a ella. Con mi mano levanto su pie derecho, y con parsimonia lo llevo hasta mi boca, para besarlo con cariño. Dejó caer su pierna suavemente, pero mi boca nunca la abandona, besando cada pequeño tramo hasta llegar a su deliciosa vagina, encontrándola más mojada, y caliente que nunca. Saco sus dedos de su entrada, y estos brillan al ser tocados por la pálida luz de la luna que entra por la ventana. Lamo mis labios, saboreando su rastro de humedad de mi boca. Lena me observa atónita, mientras guío sus dedos a mi boca. - Joder.- la escucho quejarse, mientras mi lengua limpia el delicioso rastro de su placer en ellos. No los dejo salir de mi boca, hasta no estar convencida que están completamente limpios. Nuestras miradas se encuentran, lujuriosas en la otra, y pienso que así debe ser el paraíso. - No te toques, sólo yo puedo ser quién te dé placer, Lena. Soy celosa hasta de tus dedos, por tocarte dónde yo no puedo.- confieso jadeante. Subo por su cuerpo, hasta que nuestras bocas están sobre la otra, y nuestras miradas se desafían. Sus piernas vuelven a abrazarse sobre mis caderas, haciendo que mi pene se alinee sobre su entrada. Jadeo por la suavidad de su centro y por su calor que envuelve la cabeza de mi pene. - Sólo tú me tocarás, y mis orgasmos serán causados por ti y para ti.- dice sobre mis labios, antes de tomarlos en un beso apasionado. Mi miembro se hunde profundo en su interior, y nuestras bocas ahogan el gemido de placer por nuestra unión. Sus manos envuelven de nuevo mi cabello, mientras mis penetraciones aumentan en su sedoso y húmedo centro. Sus pies presionan mis nalgas, haciendo que mi pene llegue cada vez más profundo. Nuestras bocas se comen con ansias, nuestros labios sedientos de la otra, mientras ahogamos los jadeos y gruñidos de placer por la unión de nuestros sexos. - Amo tanto tenerte así.- gime sobre mis labios. Gruño al escucharla y aumento mi vaivén sobre ella, buscando que me sienta en todo su cuerpo. Mi pene palpita de gusto viéndola jadeando por mí, mojándose cada vez más, para recibir con gusto mis penetraciones, que sólo aumentan la fuerza entre cada ir y venir. Mi boca cae sobre su cuello, y muerdo su delicada piel, marcándola cómo mía. Quiero que mañana cuándo se vea en el espejo, me recuerde haciéndola mí mujer, y que todos los que la vean, sepan que ya tiene dueña. - Y yo quisiera estar dentro de ti siempre. Te sientes tan cálida y me recibes tan bien, mi amor, que no quisiera salirme nunca.- gruño, alejándome de su cuello, buscando su mirada. Que me devora mirándome con lujuria, ya no queda nada de la dulce esmeralda que observo en sus ojos, ahora sólo veo sus pupilas negras por el deseo. Sus labios vaginales, aprietan mi pene, haciendo más dificultosas las embestidas, pero eso sólo provoca que entre en ella con más fuerza, mientras me impulso con mis manos sobre sus caderas. Siento la suave capa de sudor cubrir su hermosa piel, producto de todo nuestro apasionado amor. Da un último tirón de mi cabello, que me hace gruñir y buscar su boca, que me recibe gustosa. Nuestras lenguas entran en la suave cadencia de nuestra pasión, y sus manos acarician mi espalda, marcándola con sus manos. Siento mi pene latir por la deliciosa sensación que causa su acto sobre mí. Mis penetraciones se convierten en un frenesí violento, buscando acrecentar su placer. Lena me recompensa mordiendo mis labios entre nuestro beso. Gimo por todas las sensaciones, estar entre sus piernas es la gloria, y entro en ella con devoción absoluta. Sus manos vuelven hasta mi rostro, y ella termina nuestro beso. La miro jadeante, nuestros suspiros calentando nuestros rostros. - Te amo.- jadea apretándose alrededor de mi miembro, mojándolo con los fluidos cálidos de su corrida. Ella me besa suavemente, mientras baja de su clímax, y me pierdo en la delicadeza de su beso, y en la humedad de su centro. No tardé mucho en sentir escalofríos en la parte baja de mi vientre, y sé que voy a correrme, y la idea de llenarla con mi semilla, hace que me corra a grandes cantidades dentro de ella. Lena murmura de gusto en nuestro beso, mientras siente nuestros fluidos unirse en su interior. Mi rostro cae sobre su pecho, jadeando por aire. Mi pene aún durísimo en su calidez. Lena me abraza con una suavidad que me provoca ternura. Suelto un jadeo sorprendida, al verla ajustar su agarre con sus piernas alrededor de mis caderas, y por cómo nos gira, haciéndome quedar apoyada sobre la suave cama. Lena mira divertida mi expresión de susto por el sorpresivo movimiento que hizo. Su centro se aprieta sobre mi erección, y cierro los ojos para disfrutar de la sensación. - Amo cuándo me tomas así, y me encantaría seguir, pero mañana tengo mucho trabajo, y sé que tú también, mi amor.- explica apoyándose sobre mi pecho, buscando su posición para dormir. Hace mucho descubrí que escuchar mi corazón bajo su oído, es la forma más rápida de hacerla descansar. - Pero, amor, siénteme tan dura por ti, quiero seguir Lena, después podemos dormir.- insisto, y doy énfasis a mi invitación, moviendo mi pelvis hacia arriba, penetrándola con suavidad. Ella gruñe al sentirme profundamente en su interior. - Te lo juro que deseo seguir tanto cómo tú, pero estoy muerta y mañana no será mejor. Después podemos dar rienda suelta a todo, te lo juro.- me insiste y deja un beso sobre mi pecho. Suspiro sabiendo que no podré convencerla de lo contrario. Por lo que la abrazo a mí, amando arrullarla y sabiendo que ella ama igual poder estar así ambas.

Sonrío de dicha por la bendita decisión que tomé ese día y arriesgarme por ella. Lena vale todos los riesgos que puedan existir, y me ha demostrado que no tenía que temer al entregarme a una relación, pero sé que todo es por ella, y todo lo que me hace sentir estar a su lado. Cada vez que la beso o la hago mi mujer, me doy cuenta de esa hermosa verdad, y de lo mucho que amo tenerla en mi vida, mientras compartimos nuestros días juntas. Lena me enseña una parte de la vida que creía no podía tener, y todo lo hace sin esfuerzos. Y es que todo ha sido tan natural entre nosotras, desde que me dejé de negar a ella, y a lo que sentía. Y mientras la escucho suspirar por el sueño, con su calor envolviéndome todo el cuerpo, mientras permanezco bajo sus delicados brazos, me prometo seguir luchando contra mis inseguridades por ella, y por siempre cuidar nuestro amor. 


Game NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora