Los aviones no solían darle pánico, para él, formaban parte de su vida cotidiana. En su memoria siempre estaba el tener que viajar fuera del país para visitar algún familiar o solo pasar la otra mitad del año en las tierras natales de su padre. No era gran cosa, aunque esta vez se sentía extrañamente nervioso; sus manos le sudaban, no podía comer ni un bocado de la torta que le había comprado su papá y por alguna razón quería llorar, nunca se ponía así.
—Rex, tesoro ¿Estas bien? —con cariño su papá se arrodillo frente a su asiento, sus ojos ámbar lo miraban con preocupación—. No le has dado ni un mordisco a tu torta, debes comer o te vas a sentir mal en el avión —negó con la cabeza— ¿Entonces?
—No quiero ir —contestó con su mirada gacha.
—Rex, es un asunto importante, necesito hablar con tu tío USA —la paciencia de México con su hijo solía desbordar los límites que mostraba con los demás, para él era el ser más tierno del mundo y Rusia solo podía ver todo desde lejos preguntándose si no era mejor si Rex y él se quedaban en casa. Él tampoco quería viajar, prefería dormir unas dos horas más.
—¿No puede mejor venir él? Отец dijo que tampoco quiere ir —México solo miro mal a su esposo, ahora sí que sería difícil convencer a su hijo, este era terco al igual que ellos.
—Y yo que pensaba llevarte de vacaciones después de la reunión, ni modo, las disfrutaré yo solo ya que tú te quieres quedar practicando ballet con tu papá —su voz fingía desinterés, pero era muy obvio su plan malvado.
—¿Puedo sentarme contigo en el viaje? Отец solo se la pasa durmiendo —Rusia miró ofendido a su hijo, no era su culpa que los cambios de horario le afectaran bastante.
—Usted sabe que si mijo —punto para México.
(...)
Texas era un estado que no le agradaba mucho, el calor seco era el único problema aparte de la comida y su tío Estados Unidos realmente no le tomaba importancia.
Recién llegado él los recogió y llevo directamente a las oficinas, no entendía porque habían escogido ese Estado porque siempre era Washington al que iban. Olvidó todo cuando le compraron un helado de limón y lo dejaron en una "área para niños" que habían creado para él. Siendo honestos el área de niños era una oficina con un viejo escritorio y un sillón repleto de libros infantiles en inglés y unos cuantos crayones para que rayara lo que encontrara, ¡ah! Casi lo olvidaba, un guardaespaldas de nombre Justin que ya había convencido de jugar con el cuándo estaba muy aburrido.
—Recuerda Рекс, no debes molestar a tu tío ni a Justin —le advirtió su padre con seriedad mientras caminaban por los pasillos de la oficina —. Tu papá y yo no deberíamos tardar más de dos horas en la reunión, después iremos al lugar que tanto quieren visitar —solo asintió alejándose por el pasillo que ya conocía, a veces le deba miedo el lugar, se solía sentir observado por aquel camino, apresuro sus pasos.
El cuarto estaba extrañamente cerrado, se sintió confundido e intentó forzar la puerta para solo confirmar que no se abriría; Justin tampoco estaba ¿Pensaron que su tajtsin vendría solo? Eso no le gustó y como buen niño que era se quedó esperando afuera del cuarto aparte de que tampoco conocía otra parte del edificio.
Sentado en el suelo empezó a jugar con el palito de la paleta, estaba aburrido y no había llevado ningún juguete consigo. Pensó un momento en sus opciones para salir de ese lugar; podría ir a la oficina general donde estarían sus padres en reunión, sin embargo, eso no les gustaría a los adultos porque los interrumpiría o la segunda era rondar por el edificio.
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Pequeñas Ideas
RandomPequeños One-shots de countryhumans que tendré que escribir con exceso de cafeína