HERMANOS

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Soy como un pequeño pez en su pecera, un ave en una jaula de oro, incluso ambos combinados. Mi hermano siempre se preocupa por contarme maravillosos cuentos que me hacen temblar mientras me convierto en aquellos valientes protagonistas.

Mundos donde no llegaban bombas ni sirenas solo caballeros y piratas, conejos y reinas, colibríes y pasteles. Me muestra lugares únicos que nadie me puede arrebatar, porque son míos, puramente míos. Permanecen bajo llave en mi memoria y solo yo los conozco; les doy finales diferentes, nuevos personajes. A veces son felices y otros tristes, pero su familiaridad me abraza.

No importa si es invierno y la calefacción no me llega a cubrir, solo debo ver las grandes playas de Italia o la Sabana africana que me recibe con miles de expediciones. En ellas corro libre mientras dirijo a valientes soldados que dan todo de sí, me veo como un insuperable general o si no siento esos aires de grandeza me sumerjo en mundos bajo el mar, suelen ser sirenas o especies nunca vistas las que me acompañan.

Incluso puedo verme de grande, entreveo poco, no suele ser conciso. Llego a ser un gran hombre con increíbles descubrimientos por detrás con mi padre y hermano apoyándome, un hombre rojo me recibe con premios y felicitaciones, puedo sentirme extraordinario, o de lo contrario, un hombre simple como mi tío Weimar.

Casado con quien amo y viviendo lejos del ajetreo, un campo de plenitud y cariño, no creo tener hijos, no porque no me agrade la idea, sino que muy posiblemente Federal se adelante y él tenga su familia primero. En ese caso yo lo apoyaría cuidando a mis sobrinos, como Vater y Weimar.

Pero mis sueños no suelen ser tan dulces, me perturban y me hacen llora. Me hacen sentir ciego y paralitico, me dicen que estoy atrapado en fantasías que debo olvidar para ver mi realidad, pero siempre me niego a escucharlos apartando la mirada y alejando mis manos de las suyas.

Quiero ver amaneceres y comprar esperanzas; poder probar melodías y sentir el viento abrazándome.

Se que soy un niño malo porque Vater se lo ha dicho a los doctores, eso me hace entristecer, no quiero ser un niño malo.

¿Es por qué no puedo hacer lo que Federal? ¿Por qué no puedo caminar y correr en los desfiles? ¿Es acaso mi falta de fuerza? ¿Es acaso un error apropiarme de las bellas historias que mi hermano me cuenta?

Me lo pregunto con frecuencia después de sus visitas. Veo su enojo cuando le hablo de mis historias o modifico las fabulas que me lee. Y aunque lastime a Vater me siento vacío sin ellas, puede que eso haya hecho que ya no volviera.








Hay días en los que mi arrepentimiento me gana y le pregunto a mi hermano mayor el paradero de nuestro padre, unas cuantas veces con angustia y otras con entusiasmo. El solo me responde con una tenue sonrisa para después narrarme sus aventuras y prioridades, aunque su trabajo lo absorbe él nos ama con todo su ser. Como no puede abrasarme y consolarme, Fede lo hace por él.

¿Acaso no es un gran hermano e hijo? Espero ser como él, sería estupendo.

—Vater ist sehr mutig, er ist wie ein großer Ritter, pelea por nuestro país y por nosotros. Me contó que está limpiando las calles para que podamos disfrutar la brisa limpia, por eso debes ser fuerte Demo —me habla tranquilo y mustio—. Cuando Vater llegue debes recibirlo con una gran sonrisa, como la mía —orgulloso me muestra sus dientes afilados—. Para que tenga fuerzas de seguir luchando y pase más tiempo con nosotros.

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