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Todo iba bien, y eso ya era extraño. Demasiado para él. Aun no podía acostumbrarse a la presencia calmada de Juugo, y como este no se quejaba de cada uno de los informes que Naruto entregaba, algunos más largos que otros, otras veces, era él quejándose de como se comportaban sus compañeros con él.

Segundos después esas personas eran despedidas, antes de que él pudiera replicar. Para Juugo siempre decía:

—Han estado guardando faltas. Sasuke no lo soportaría, tampoco yo.

Pero no era así como quería ganarse la confianza de los demás, ahora se veía como si fuera su culpa los demás despidos, incluso con la excusa que había dado su ahora jefe. Mucho más Sasuke, quien no medía sus palabras al momento de molestarlo cada vez que iba por una firma a su oficina. Siempre buscando la manera de sacarlo de quicio. Naruto estaba seguro de que un día de esos terminaría ahorcando al varón, y la prisión sería su nuevo hogar.

—Sigo pensando que le gustas a Sasuke.

—Sasuke es un idiota, y no le gusto —negó para su amiga, mientras le daba un sorbo a su fría bebida. Hinata solo rodo los ojos por lo escuchado—. ¡Vamos, Hina-chan! Sasuke puede querer a quien él quiera, y aun así no seria de su atención. Solo mírame.

—¡Lo hago! ¡Y veo a mi sexy y lindo mejor amigo! Golpear no algo que haría, Naruto, pero no me tientes.

—Ya, ya, ya, estar con Sakura te está afectando —dijo Naruto sin dejar de sonreír, mientras esquivaba los lejanos golpes de la mujer, pero solo fueron segundos para que su sonrisa desapareciera y una mueca se presentara en su rostro—. Neh, Hinata ¿Cómo va el trabajo?

—¿Te refieres a como soportamos el mal humor de Shikamaru y cada uno de sus gritos, además de que el trabajo se acumula, porque no quiere conseguir un nuevo asistente? Creo que bien, mejor de lo que pensé.

—¿En serio?

Shikamaru era alguien bastante impredecible, eran muy pocos los que podían entender y seguir el ritmo que este mantenía, incluso si este fuera tan lento que dormiría a cualquiera o que repentinamente quisiera que todo estuviera listo en tan pocas horas. Naruto sonrió por el recuerdo. Era normal escuchar discutirlos, mientras que el Nara reía por la situación, aceptando cada una de las palabras que él decía.

Así de tonto podía llegar a ser él, pero aun no podía dejar de gustarle, así de complicado era el astigmatismo de su corazón.

—Sí, creo que le cuesta aceptar que te fuiste.

—Sabes... él fue a mi casa. Sasuke me dijo, pero Shikamaru no acepto enfrentarlo.

Cuando supo de su ida, Sasuke no demoró en contarle sobre su presencia, además de la molestia que sentía al verlo después de que el Nara fuera tan caprichoso horas antes. Le resultó tierno la reacción de su mejor amigo al querer protegerlo, además su corazón sufrió un maratón a tan solo imaginar a Shikamaru queriendo verlo, pero él aun no estaba listo. Sasuke lo sabía, Hinata lo sabía. Aun no estaba listo para volver a verlo, sin querer saltarle encima hasta besar los labios que tan loco lo estaban volviendo.

—Entonces, no es tan cobarde —defendió Hinata—. Escucha me gusta como es Sasuke contigo, sigo pensando que te ama, y si Shikamaru quiere un poco de ti, lo primero que debe hacer es alejarte del Uchiha, y después pedirte perdón de rodillas.

—¿Tiene que ser de rodillas?

—Sí, si no es así, que no se haga la idea de salir contigo —escuchó detrás de él, notando como Sasuke corría la silla que estaba a su lado derecho, para tomar asiento y seguir la conversación—. De todas maneras, dobe, Shikamaru debe ser valiente. Deja de lo sea, no te caigas por unas simples lágrimas.

Incognito amor; ShikaNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora