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El dolor en su pecho, solo se intensificó, antes de poder despertar, su cuerpo se hallaba sudado y su respiración se hallaba agitado. Asustado, Shikamaru solo pudo mirar a su lado, queriendo que cada una de las extrañas imágenes que golpearon en su subconsciencia. Las punzadas dolorosas de cada uno de sus latidos, se volvió molesto, pero, sintió un movimiento a lado opuesto de la cama.

Su mirada recayó en el cuerpo del doncel, quien se encontraba dormido y Shikamaru no dudo en acariciar el vientre de Naruto, con un pequeño cuerpo extra que se removió entre las sábanas, donde la mirada adormilada de su hijo, quien sonrió antes de volver a caer dormido. Shikamaru solo pudo suspirar aliviado, viendo a sus dos personas y media, en un buen estado.

No corría peligro como en su sueño, no había lágrimas sobre los rostros inertes, ni algo que fuera a lastimarlos. Dormían dulcemente a su lado. Cayó en cuenta que todo fue una pesadilla, después de haber confesado sus sentimientos, y haber rogado por más de dos años, y en el cuarto año, bajo la mirada amenazante de su ahora amigo, Sasuke Uchiha, y que no aceptaría tan fácil, es que la propuesta de matrimonio fue la mejor, gracias a él.

Claro, Shikamaru no se lo diría, seguía teniendo un gran orgullo.

Y ahora iban a tener un hermoso resultado, como lo era Shikadai de dos años, además con la celebración de su aniversario, tendrían a su segundo hijo o hija, el doncel tenía siete meses de embarazo, y solo debía mantener la duda para tener la mejor sorpresa con ellos. Shikamaru entrelazó sus manos, uniendo los anillos de ambos.

Pero, algo lo saco de sus hermosos recuerdos y era Naruto; su cuerpo se removía levemente mientras balbuceaba algunas palabras, las cuales eran entendibles para el varón, además que con eso, despertaría al menor entre sus brazos.

―No... no por favor déjenme. No me alejare de él...―dijo Naruto mientras sollozaba, el peli negro lo empezó a llamar, ya que, las emociones fuertes podían causarle un parto prematuro, lo necesitaba con bien, a los dos.

―Oe, Naru despierta ―dijo asustado ya que el otro intensificaba su llanto.

—Papaaa —escuchó, notando como el menor se removía entre los brazos del doncel, despertando—. Papaa

A Shikamaru aquello lo alarmó, tomó a Shikadai entre sus brazos, calmando su llamado, pero este solo quiso soltarse de su agarre, e ir contra el doncel.

―¡Naruto! Cariño, despierta —volvió a llamar mucho más fuerte que antes, como última alternativa, Shikadai acarició el tensó rostro de su papá.

―Shikamaru... Shikadai ¿Eres tú...? ―pregunto el doncel, asusto de su recién pesadilla.

―Sí, lo soy.

Naruto, los abrazó y sollozó nuevamente, quien se negó a mencionar lo que lo había atormentado en sus sueños, solo buscó el calor de sus personas favoritas, hasta calmar su llanto y arrullaba a su hijo.

―Por favor, nunca me dejes, te lo ruego.

―Nunca lo haré, eso tenlo por seguro ―se acercó dándole un tierno beso en la frente y luego en la punta de la nariz―. Y recuerda que Te amo, a ti y a nuestros hijos.

―Gracias, Shika ―sonrió el rubio, y besó los labios de su pareja—, Te amo, tanto que me está dando hambre, ya sabes, esto de llorar y amar deja mi estomago vacío.

Naruto abultó su labio inferior, haciendo un pequeño, pero, adorable puchero.

―Y dime ¿Qué desea mi bebe? ―no le podía decir no, a esa carita. Además, agradecía que Naruto olvidara su sueño.

―Carne con un poco de helado de menta, si puedes ponerle mostaza a la carne mucho mejor...

—Salió más quisquilloso de lo que pensé.

—¿De quién será hijo?

—Papaa —interrumpió Shikadai, haciendo reír a Naruto, quien solo se encogió de hombros, dejando caer beso sobre la mejilla de su adormilado hijo.

—¡Vamos, Shika! Tengo hambre, y no veo que te levantes. 



Fin.

Incognito amor; ShikaNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora