2💙 Trato.

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Rápidamente limpió sus lágrimas y sacudió su nariz para que Yuichirou no le fuera a decir algo, ya que lo llamaría.

Sacó su teléfono y le marcó, esperó a los tres tonos, hasta que el azabache por fin respondió.

-Diga... -hablo medio dormido.

-Yuu, soy yo Mikaela -dice el rubio.

-¿Qué pasó...? -cuestiona volviendo a dormirse.

-¡No te duermas! -exclama y con eso asustó al menor.

-¡¿Eh?! ¡¿Qué?! ¿Quién es? -pregunta molesto, luego suspira -. Ah, es usted. ¿Pasó algo? -escuchó como bostezó.

-Sí, mañana quiero hablar contigo en cuanto llegue. Es un asunto importante -dijo, sin querer sorbio sus mocos.

-Okey, está bien. Y limpiece los mocos -dijo colgando, así dejó en blanco al rubio quien rápidamente se limpió la nariz.

Llegó el mesero y le pidió la cuenta además de que ese pastel se lo pusiera para llevar.

Ya era otro día. Cómo siempre, Yuichirou llegaba antes que Mikaela. Preparo algo de té para el rubio y para él un café.

El ojizafiro llegó justo veinte minutos después. Entro a la oficina del rubio, llevando en una bandeja las dos tazas y un plato con galletas de mantequilla.

La colocó en la mesita que tenía el más alto para tomar el té. Además este ya estaba en aquella mesa.
Tomó asiento frente al rubio.

-¿De qué quería hablar conmigo, Mikaela-San? ¿A caso la señorita Akane no aceptó? -cuestiona, el rubio comenzó a jugar con sus manos mostrando nerviosismo -. Se lo dije -dice tomando su taza de café y así le da un trago.

-Ya sabía que me lo diría -lloro internamente -. Bueno... son dos cosas, la primera es... Sí... Terminó conmigo.

-Bueno al menos no quedó como idiota frente a las demás personas -dijo el menor y el rubio suspiró.

-Sí, en eso tienes razón. Al menos nadie vio como me humillaba... Salvó el mesero -dijo, Yuu vio como el rubio ponía una cajita en la mesa -. Es el pastel. No comimos nada. Está completo. ¿Quieres? -cuestiona, el moreno deja su taza y se levanta.

-Me hubiera dicho que traía eso. Ya vuelvo -dejo salir un suspiro y se fue de la oficina, para que al volver llegará con dos platos, dos tenedores y un pequeño cuchillo.

El azabache cortó el postre a la mitad y le dió una de las partes al rubio. La otra se la sirvió.

Empezaron a comer tranquilamente hasta que terminaron.

-Bien, ¿Cuál es ese segundo tema del que debemos de hablar? -pregunta el azabache alejando la taza de su boca, la cual era observada por el rubio. Era como si cuidara lo que iba a decir o hacer. Mikaela suspiró pesado mientras acomodaba sus ideas.

-Mira, Yuu. Mi familia tenía una gran empresa que exportaba café, pero mi abuela terminó vendiendo todo, debido a que ya no se vendía igual que antes y terminamos en el olvido. Ese dinero lo guardó en una cuenta bancaria y lo dejo a mi nombre. Cuando cumplí dieciocho, el abogado me leyó el testamento, que para cobrar ese dinero, debía de estar casado y tener un hijo o hija. Pero ya sabes, ni uno ni lo otro -relató, el morocho había puesto bastante atención. Supuso que el rubio le aclaraba el porque de esa decisión -. Akane me dejó y ahora no puedo hacer nada. Ese dinero tengo planeado usarlo para volver a fundar la empresa de mi familia.

-Ya veo. Entonces, por eso tenía tanta urgencia de casarse.

-Exacto -vio como Yuu tomaba de nuevo a su taza y bebía su café.

Segunda Opción [MikaYuu] [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora