12💛 Espía pero no tan espía.

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Mikaela se tomó lo último de su té. Acomodó a Yuichirou en el sofá, para en seguida dejar las tazas en el fregadero.

Buscó el cuarto del moreno, pero se sintió un idiota porque su departamento era para una sola persona. Había tres habitaciones pero una era para lavar ropa y la otra era el baño, y si, primero empezó con la puerta que estaba cerca de la entrada, ese era el baño.

Dejó abierta la tercera puerta, fue por el azabache y lo cargó con mucho cuidado, así lo llevó como princesa hacia su cama.

Tras entrar vio casi todo gracias a la luz de un letrero que había en frente. Cómo pudo, retiro la sábana de la cama, para así acomodar al menor ahí, rápidamente se acercó a la ventana y cerró la cortina. Ya no se veía mucho el interior así que encendió la lámpara que estaba sobre la mesita de noche; ahí mismo estaba lo que parecía ser su pijama.

No quería dejar a Yuu con esa ropa... Pero tampoco podía desnudarlo. Si se despertaba seguramente se ganaría un golpe en su cabeza... ¡Pero también quería verlo en paños menores! Seguramente era muy sexy. Y por algo el moreno no se vestía tan provocador.

Negó varias veces para desviar sus pensamientos impuros. Pasó saliva y optó por cambiarlo; se acercó al moreno quien ya le había dado la espalda.

Se inclinó un poco, pero luego suspiró. Así se armó aún más de valor aunque la cara le ardía de pura vergüenza. Acercó sus manos a la chaqueta que el menor traía puesta desde que se vieron en el parque, poco a poco fue quitándosela.

La dejó por un lado, luego llevó sus manos hasta el cinturón de Yuu, pero vaya sorpresa no usaba uno. Así sonrió y desabrochó el pantalón.
Lo bajó lentamente, mientras admiraba las piernas de Yuu, las cuales se veían muy suaves y sin ningún vello que parecía crecer. Además no estaban ni muy regordetas o delgadas, estaban en un punto intermedio. Y que decir de su trasero. Se veía muy redondito, al igual que sus pompis las cuales incluso se veían esponjosas.

Dios mío. Tenía demasiadas ganas de tocarlas y apretarlas a su antojo. Le valía un carajo que trajera bóxer, se lo quería arrancar para ver si su trasero también era moreno como el resto de su piel. Pero era obvio que sí tenía el mismo tono.

Terminó de quitarle los pantalones, ahora solo faltaba la camisa de manga larga. La tomó de uno de los bordes para comenzar a subirla. Pero al ver una cicatriz, su mirada se volvió triste.

Siguió subiendola mientras observaba una que otra cicatriz en su espalda. Entonces con eso se refería con entrenamientos muy duros.
Sacó el brazo derecho del menor con mucho cuidado para no lastimar sus heridas en los nudillos (aunque ya estuvieran vendadas), pero éste se acomodó boca arriba, así Mikaela vio el resto de su cuerpo.

Yuichirou era delgado, sus curvas eran perfectas, además de que se veía como su abdomen estaba levemente marcado, pero tampoco se veía que estuviera pasado de peso, de hecho se veía que estaba en el correcto.
Pero no era todo, se veía una cicatriz sobresaliendo de su bóxer.

Realmente quería ver y ganas no le faltaron. Tomó el borde de la ropa interior de Yuu y la bajó solo un poco, observando la que parecía ser la cirugía que le hicieron para detener el sangrado y sacar al feto. Que estúpido. Era obvio, esa cortada estaba sobre su vientre y de forma vertical.

[N/A]: Yo no sé si soy dislexica o que, pero juro por Dios, que este último párrafo lo revise muchas veces cuando lo estaba editando, pq? Pq confundo horizontal con vertical JSKSKAJ

Acomodó de nuevo la prenda y terminó por quitarle la camisa. Observó su pequeño cuerpo, lo admitía, Yuichirou era tremendamente sexy... Pero verlo dormido se veía jodidamente tierno. No se había percatado que el morocho tenía un tatuaje de una hermosa flor al costado izquierdo de su ombligo, cómo a unos cinco o seis centímetros de lejos. Se veía que ya tenía años.

Segunda Opción [MikaYuu] [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora