Todo lo que le rodeaba giraba sin parar. Pero lo único que debía importarle era que estaba viva. Y daba gracias a Dios por ello.
Se sentía cansada y abatida, y sus recuerdos eligieron ese preciso instante para recordarle unos actos impuros. No podía creer que hubiera tenido sexo con un vampiro. Si lo supieran en la asociación, todos la repudiarían. Una folla vampiros, adicta, zorra... todos esos calificativos pasaban por la mente torturándola.
Tenía que coger fuerzas para salir de donde quisiera que se encontrase. Antes de que aquel vampiro, que la rodeaba con sus brazos en aquella cama, volviera a darse otro festín con su sangre y su cuerpo.
Se obligó a mantenerse relajada, aunque su corazón saltaba de terror. Se deslizó fuera de la cama y de su alcance lo más lento que pudo. Le costaba mantenerse en pie a causa del mareo. Necesitaba un punto de apoyo mientras intentaba coger sus ropas. En todo momento intentó vigilar al vampiro que seguía en ese sueño profundo, donde se podrían confundir con muertos. Sus pulsaciones se ralentizaban a una velocidad apenas perceptible con el simple contacto. Bajó la vista al suelo un instante para localizar su ropa interior.
-¿Buscabas esto? -preguntó Alex cerca de ella.
Su voz fue un susurro burlón cerca de la oreja de Kat. El corazón le dio un vuelco y cayó al suelo. Se arrastró hacia atrás hasta darse en la cabeza con la mesita de noche.
Sabía que observaba cada centímetro de su cuerpo, por ello se llevó las rodillas contra su pecho, cruzó los tobillos y se agarró a sí misma con fuerza. Nunca había estado tan débil y vulnerable, y eso la corroía por dentro. Se sintió como aquella fatídica noche en la que perdió a sus padres.
En la mano de Alex colgaba su ropa interior. Su rostro se suavizó al notar su pánico y se movió lentamente para llegar hasta ella.
Para la mente confusa y aterrada de la joven, el rostro del vampiro se desfiguraba ante sus ojos para dar paso al asesino de sus padres. A veces era él, otras... el asesino al que buscaba y quería dar caza.
Cada paso que daba él en su dirección, el corazón de Kat martilleaba más y más fuerte. No podía permitir que ese monstruo acabase con su existencia sin antes ella mandarle al infierno, de donde seguro había salido.
Aguantó hasta que se acercó a ella y se puso en cuclillas para observarla más de cerca. Saltó sobre él, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de espaldas. Sentándose a horcajadas para golpearle en el pecho.-¡Te mataré igual que mataste a mis padres! ¡Maldito!
Pero por más que le pegaba, con todas sus fuerzas, él parecía no sentir nada. Permaneció quieto, con los brazos extendidos a ambos lados. Kat fue perdiendo las pocas fuerzas que le quedaban para terminar encima de ese monstruo, llorando abatida y furiosa consigo misma. Escuchaba la voz de su tutor e instructor de la asociación: "¡eres un guerrero de Dios! ¡Los guerreros no lloran! ¡Insignificante mocosa! ¡Sigue así y acabarás como tus putos padres!"
Alex rodeó con sus brazos su estrecha cintura mientras ella temblaba por el llanto. Las palmas de sus manos frotaban su espalda de arriba abajo consolándola. Acto que Kat no podía entender por provenir de un vampiro, se suponía que ellos no tenían sentimientos.
-Te vas a quedar helada. -dijo Alex en un susurro mientras besaba su frente. La levantó del suelo llevándola a la cama. Vio como la humana se ponía en posición fetal en cuanto la depositó en el mullido colchón para taparla.
Alex se unió a ella en la cama, paso su brazo por debajo de la almohada mientras que con el otro la rodeó por la cintura. Kat se apretó más cerca de él. No supo cuánto tiempo estuvo llorando y temblando, pero le pareció una eternidad.
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En los brazos del enemigo
RomanceKat, una humana geneticamente modificada para ser una letal asesina, es la mejor en su profesión; cazadora de vampiros. Pero, junto con las numerosas habilidades sobrehumanas también cuenta con una debilidad. Cada cierto tiempo el celo, su tortura p...