Capítulo uno
Años Atrás.
-¿Enamorada?
-Si; enamorada. Es tan lindo. Puede parecer un hombre de lo más imbecil. Cargado de orgullo, sin ningún tipo de empatía por los demás y algunas veces frío. Pero conmigo es todo lo contrario. Me trata como el centro de su mundo. En su mirada veo ese amor, Cintia. Realmente me Ama.
-¿Pero si solo tienes 17 años, Pau? Además sabes que es imposible. Él es mayor que tu. Sabemos muy bien que la edad no importa. Pero tu eres una niña y él ya es un hombre con 23 años ¡¡Por Dios, esto es una locura!! -Dijo frunciendo el ceño y gritando aquellas palabras, cosa típica de ella
Sus palabras me recordaron todos los problemas que había entre nuestras familias. Y la edad, eso era lo de menos importancia en aquel momento para mi, ya que Sebastián me había podido ser su novia. Espere tanto por este momento. Ocho largos meses esperando después de conocernos.
-¿Y eso qué?—Pregunté lanzando mi cuerpo a la cama cómoda detrás de mi.
-Solo se que lo deseo cada día de mi vida. Quiero todo de él. Así como se que él quiere todo de mi.
-¿Lo Amas?
-Si. Lo Amo con la misma intensidad que él me ama a mi.
-Estás loca, nena. Y mis tíos te matarán. -Dijo mirando sus uñas y luego soplando estas después de haberlas pintado. Se encontraba sentada en el suelo de mi gran aposento.
-¡¡Pero de amor!! ¡¡Amor!! ¿Comprendes?- Grite rondando por mi cama y cayendo al suelo ante mi acto tan infantil. Cintia solto una carcajada chillona y divertida mientras yo maldige en voz alta.
-¿Qué hablamos de las malas palabras, Paulina?—Formuló mi madre entrando a mi habitación. Me incorporé del suelo. Mi cabeza dolia y en aque momento quise maldecir nuevamente por haber olvidado cerrar la de puerta de mi habitación con seguro.
-Perdón mamá.—Dije sentándome nuevamente en mi cama. Mi progenitora se sentó a mi lado y luego dejó un beso en mi cabeza.
-Escuche la palabra "Amor". ¿Quién está enamorado? -Al escuchar las palabras de mi madre empecé a sentir como mi corazón se aceleraba. Miré a Cintia quién al igual que yo se paralizó totalmente y se encuentraba callada. Cosa que no era normal en ella pudiéndose comparar con un loro.
-¿Y entonces?—Atacó mi madre pasado unos segundos, con una sonrisa en su rostro. -¡¡Oh Santos cielos!! No me digan que mi niña se a enamorado. Exijo saber de quién es.—Espeto con la emoción clara en su rostro y luego borrando su sonrisa como si de algo malo se acordara.
-¿Yo? Claro que no, mamá.-Aquéllas palabras la dije descaradamente. Menti a mi madre. Luego incorporé de donde estaba y empecé a caminar por mi cuarto tratando de disimular mi nerviosismo.
—La única enamorada aquí es Cintia.
-¡¡¿Yo?!! Claro que no tía.....—Grito la aludida.
-¿Lo vas a negar, Prima?—Pregunté aquello retandola con mi mirada.
Luego de un gran silencio formado en el cuarto. La tonta de mi prima pareció captar mi mirada y dijo finalmente. Aceptando ser parte de mi mentira.
—Pues ya para qué ¿no? Si tía, me encuentro profundamente enamorada.
-¡Por Dios, niña! Eso es maravilloso. -Festejo con gran emoción mi madre avalanzandose sobre ella para abrazarla.
Mi prima me miró con gran enojo. Sabía muy bien que la había metido en un gran problema y que aquello traería grandes consecuencias. Pero, no podía arriesgar lo que sentía. No después que todo parecía ir tan bien.
