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Con la boca seca seguí con mi camino. Mis pies dolían al igual que mis piernas, no sabía si era por la gran corrida que había realizado o si se debía a la bestia que se encontraba en mi departamento.

Mi cabeza estaba hecha un lío, no sabía quién era aquel tipo, ni lo que buscaba de mi y mucho menos por que hablaba conmigo como si nos conociéramos de toda la vida.

Pero en mi mente todo aquello se nublo al pensar en lo más importante.

¿A donde iría?

No conocía a nadie más que a la persona que me mintió sin saber por qué.

Mis pies se dirigían hacia la universidad, era mi única opción. Al pensar que estaría rodeada de personas y docentes incluso mayores que puedan hacer algo en contra de aquel tipo, fue la mejor opción que pude encontrar.

¿Pero que haría? ¿Con quien iría?

Me encontraba sola, sin un teléfono, sin nadie a quien llamar, sin nadie con quien estar, sin dinero, sin cartera, tan solo con una playera y unos shorts de mi pijama.

Una vez frente a la universidad, con el frío colándose por mis piernas, no lo pensé más y me introduje en esta.

Podía sentir las miradas de la gente que se encontraba dentro de los amplios pasillos, caminado o dispuestos a salir a sus casas, pero era lo que menos me importaba.

Solo quería estar a salvo.

Doble a la derecha en el pasillo y me metí al primer salón que encontré vacío. Camine hacia abajo del escritorio y me escondí en este haciéndome bolita y llevando mis piernas al pecho.

Mis piernas, manos, brazos; mi cuerpo completo temblaba. Incluso mi mente y mi respiración se encontraban agitadas.

Tanta adrenalina dentro de mi.

Que se esfumó en un segundo al darme cuenta de que podría estar sola dentro de este salón más no sentirme segura.

¿Que haría?

No podía esconderme aquí todo el tiempo, tengo que salir, comer, dormir, suena tonto pero tengo que bañarme y cambiarme.

No tengo a nadie más en esta ciudad.

Maldita sea ¿por qué mierda no me enfoque en hacer amigos?

Nada se sentía real en estos momentos, había pasado tan rápido.

La forma en la que me lo topé, me llevo a casa, hizo aquellas cosas con mi cuerpo y después huí sin saber realmente a donde.

Parecía un sueño.

Deseaba que fuera solo un sueño.

Las lágrimas comenzaron a salir sin que les diera permiso, recargue mi cabeza entre mis rodillas y cerré mis ojos dejando que la angustia me invada.

No podría regresar

Pero al mismo tiempo sentía que en realidad no tenía opción.

Mi celular, mi ropa, mis cosas, todo estaba en aquel departamento.

Y para estos momentos él ya se habrá dado cuenta de que desaparecí.

Maldita sea.

Sin saber cuanto tiempo pasó, la puerta del salón en el que me encontraba se abrió haciendo que elevara mi cabeza rápidamente.

En el suelo retumbaba la suela de unos zapatos, sin saber si eran de hombre o de mujer, hacían eco por todo el salón.

Con un caminar lento y tranquilo.

La silla de uno de los pupitres se recorrió y me imaginé que aquella persona había tomado asiento.

¿Será algún profesor?

¿Alumno?

Tal vez alguien que quiera estudiar solo.

"¿Que piensas hacer huh?"

Mi cuerpo se erizo por completo

¿Como mierda lo hace?

¿Como mierda supo en donde me encontraba?

"Hasta donde yo se no tienes a nadie, llegaste a esconderte bajo un escritorio, idealizando que no te encontraría. Pero (t/n) cuantas veces te tengo que repetir que ni la distancia del mar haría que te pierda de mi alcance"

Y es que esas palabras no las tome enserio porque me parecieron tan solo una amenaza o una forma de manipulación.

Pero me demostró que eran sinceras.

El constante sonido de su pie dando pequeños golpes en el suelo se hizo presente demostrando que estaba perdiendo la paciencia.

"Por favor déjame ir"

Hablé antes de que aquel hombre me gritara o me tomara por la fuerza.

Pero el solo rió roncamente.

"Mejor resígnate y ven conmigo"

Jamás, ir con el sería como entrar a la boca del lobo.

"¿Y que planeas hacer entonces?" preguntó al recibir solo silencio de mi parte "No tienes a nadie, no tienes amigos, no conoces a nadie, no puedes dormir bajo ese escritorio toda la vida, tú ropa, comida y limpieza se encuentran en el departamento ¿que harás?"

Yo jamás aceptaría ir con el, pero por más miedo que me provoque tenía razón, no tengo nada ni nadie, todas mis cosas, incluida mi bolsa se encontraban en el departamento y el volver por ellas significaba no salir de ahí nunca más.

Por lo menos si aceptaba salir ahora sería por las buenas.

Así que...

Lentamente comencé a salir de mi escondite.

AtrapadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora